martes, 14 de octubre de 2014

¿Qué harán los curas de buena voluntad?

          Este domingo se cumplen los 100 años de la muerte de Monseñor Benson. He estado preparando un pequeño material para publicar ese día y durante la semana. Nada de otro mundo, únicamente un par de traducciones de The Tablet de esa semana hace un siglo. Junto con esta preparación, durante estos días me he dedicado a buscar y buscar antecedentes sobre nuestro autor para subirlo al blog. En realidad no había querido meterme a tocar el tema del sínodo porque aparte del trabajo del centenario bensoniano, hay bloggeros que se expresan mejor que yo en esto, y con los cuales comparto cien por ciento su opinión. Sin embargo, hoy después de escuchar en las noticias de la tv que la "Iglesia Católica ha preparado un texto sin precedentes sobre los homosexuales y los vueltos a casar" no pude resistirme a tomar el teclado y largarme con este post.
          Chocante, por decirlo suave, el famoso resumen tentativo de la declaración final. Atenta contra la enseñanza de Nuestro Señor y contra toda la Tradición de la Iglesia.  Ya no condena las uniones homosexuales, sino que rescata el hecho que entre homosexuales exista amor, un "amor" tal que es capaz de llegar al sacrificio...¡por Dios de qué estamos hablando!

       Si el Concilio Vaticano II desarmó la liturgia y la doctrina tradicional en muchos aspectos, este papado está desarmando la teología moral de la Iglesia. Al menos Juan Pablo II fue enfático en este punto y habló claro, pero el  actual Obispo de Roma se está encargando de demoler la moral y el concepto de pecado, mandando constantemente mensajes subliminales, frases sueltas que si uno se da el trabajo de unirlas, descubre que lo que está haciendo es poner a la Iglesia al servicio del mundo. ¿Sus intenciones? No las conozco, hablo desde el fuero externo, pero él sabe perfectamente que basta lanzar mensajes equívocos y verdades a medias, para que la mayoría no pensante y poco y nada católica, que para que la opinión pública dé por hecho que :"el papa lo dijo, y si lo dijo el papa entonces...."
          Pero yéndonos hacia el plano práctico y poniéndome en el peor de los casos, que al parecer no está lejos de ser una mera ficción, si se terminara con un texto que sugiriera a cada obispo actuar según sus criterios pastorales iluminados por el documento, y  si en este documento se afirmara entre mucha palabrería, que es admisible darle la comunión a los divorciados vueltos a casar que llevan una vida juntos construida en el amor y bla, bla, (como les gusta adornar estos textos con palabras bonitas y de una crianza);  y que a los amancebados (lógicamente que no usarán esta palabra tan dura y tan poco misericordiosa) tampoco se les puede negar la comunión porque ellos viven en el "amor",y así como tampoco a los homosexuales activos, entonces ¿Cuáles serán las consecuencias para los curas que desobedezcan hacer lo que mandan sus obispos?  Cabe recordar que hemos estado viendo bautizos y bendiciones en parroquias católicas de homosexuales y transgéneros desde antes del sínodo, y que por tanto, estas cosas que digo no son tan lejanas. En fin, supongamos que sale a la luz este texto y que la casi totalidad de los obispos la acepta y obliga a sus sacerdotes a aplicarlo. ¿Qué harán los curas de buena voluntad y de sincero celo sacerdotal que se opongan a esto? ¿Qué harán los curas para los que la obediencia ciega es casi un dogma? ¿Qué harán cuando esa obediencia se oponga a la doctrina de la Iglesia como en este caso? ¿Tendrán el valor para oponerse a sus obispos aunque eso les signifique la suspensión (inválida por supuesto)? ¿Tendrán las agallas de oponerse siguiendo las palabras del Apostol:  "Si alguno os predica un Evangelio distinto del que recibisteis, sea anatema" o intentarán justificar su obediencia ciega buscándole mil resquicios e interpretaciones al texto? Llegará el momento en que tendrán que tomar una decisión vital.  Aquí estamos hablando de la salvación de las almas, pues quien comulga en pecado mortal se hace reo de condenación y si un párroco sabe que esa persona que se acerca a comulgar es un amancebado, o un divorciado en segundas nupcias o un homosexual emparejado y le da la comunión igual según manda el fatal posible documento - para  que no  se  sientan excluirlos del cuerpo social de la Iglesia -, pues bien, ese sacerdote deberá darle cuentas a Dios por el sacrilegio realizado por su culpa y por el mal ejemplo que le está dando a todos sus fieles.
          ¿Y qué pasará, por el contrario, con el cura que en conciencia se opone y no les da la comunión? Lo más probable es que aquella persona a la que se le negó la comunión, vaya a acusar al cura  al obispo, y éste lo mandará a llamar, le pedirá cuentas, y si el sacerdote se mantiene fiel a Cristo será expulsado de la diócesis o suspendido. Para consuelo de estos buenos curas, no faltaremos los que les acogeremos. Tarde o temprano nosotros también deberemos decidir si queremos permanecernos fieles a Cristo y a la Iglesia, o si nos haremos parte de la demolición. Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
         Es una mala señal para la Iglesia, cuando el mundo se complace en sus decisiones, porque al mundo le molesta Dios y buscará de cualquier forma sacarlo del camino. Si la Iglesia - o el Papa  en este caso - colabora en esto, el mundo se pondrá de pie para aplaudir y ella tendrá que seguir cediendo en otras materias, arrastrando a muchas almas a la condenación.
         Entonces y en un caso hipotético del peor escenario posible, ¿qué harán los curas cuando se les obligue a aceptar y a aplicar estas nuevas disposiciones? ¿Qué harán los curas papólatras y neocones cuando se les enrostre que  lo que antes sostenían y defendían, por un falso concepto de obediencia, ahora es lo contrario? Porque no eres ni frío ni caliente...dice Nuestro Señor. Por mi parte sé lo que tengo que hacer: tratar de vivir lo más cristianamente posible; recibir los Sacramentos en la medida de lo posible; enseñarles a mis hijos lo que está bien y lo que está mal, y buscar la salvación con temor y temblor.

5 comentarios:

  1. Qué gran contradicción que, según leí alguna vez, uno de los libros favoritos de JMB sea "El Señor del Mundo". Cuanta razón tiene Ud. en su conclusión final, y el Cardenal Burke dijo hoy en una entrevista concedida a Il Foglio algo muy parecido:

    D. Che cosa può dire un pastore al cattolico che si sente smarrito davanti a questi venti di cambiamento?

    R. I fedeli devono prendere coraggio perché il Signore non abbandonerà mai la sua chiesa. Pensiamo a come il Signore ha placato il mare in tempesta e le sue parole ai discepoli: “Perché avete paura, gente di poca fede?” (Mt 8, 26). Se questo periodo di confusione sembra mettere a rischio la loro fede, devono solo impegnarsi con più forza in una vita veramente cattolica. Ma mi rendo conto che vivere di questi tempi dà una grande sofferenza.

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  2. Estimado Anónimo: gracias por su aporte. Muy atinadas y sabias las palabras del Cardenal Burke: vivir una vida verdaderamente católica por más que la nave de la Iglesia esté atravesando por esta tempestad. Es que a nosotros como fieles no nos queda otra cosa que hacer, que es, por lo demás, nuestro deber.
    A mí también me llamó la atención lo de JMB con respecto al Señor del Mundo, ¿qué habrá entendido?
    Saludos,
    Beatrice

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  3. No nos adelantemos. Esto es como un soldado que en una trinchera está pensando qué hará cuando lo hagan prisionero y lo lleven a un campo de concentración. Primero vendamos cara la derrota, if any. Newman en su "On consulting..." enseña que cuando una parte de la Iglesia suspende su magisterio, otra parte, incluso la discente, se reactiva con una fuerza particular, la del Espíritu Santo. Es imposible que la fe desaparezca de la Iglesia. Donde está el cuerpo se juntan las águilas.

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  4. Estimado Ludovicus: Es cierto lo que usted dice. Quizás a veces nos ponemos un poco nerviosos, por no decir abiertamente histéricos. Sin embargo, se coló este documento nefasto que me da la impresión que se hizo ex-profeso para sondear y ver quien es quien.
    Quise ponerme en el peor de los casos, ojalá que esto no ocurra. Donde haya un católico, ahí estará la Iglesia.
    Un abrazo,
    Beatrice

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  5. Muy acertado en su comentario. efectivamente, Ber-Logio va a cargerse la teología moral de la Iglesia. ¡Y el muy cínico canonizó a San Juan Pablo II, el gran defensor de la familia cristiana, que introdujo en la Letanía Lauretana el "Madre de la familia!
    ¿Qué hacemos ahora con la teología moral de Juan Pablo II? ¿nos fumamos un puro con ella?
    Pero ojo: Este S(in)odoma es el caballo de Troya que va a cargarse 2 sacramamentos de la Iglesia:
    1- La Penitencia. Si la gracia es de "perfectos", ya no hay pecado, porque el pecado es no estar en gracia ante Dios. Y si ya no hace falta la gracia porque la comunión es gratis total, ¿quién se va a confesar?

    2- El matrimonio: Si las uniones civiles son igual que los matrimonios, ¿qué sentido tiene el sacramento del matrimonio como santificación ante Dios de la vida en pareja?
    Pero es más, ¿por qué no admitir el matrimoio gay?¿o es que el matrimonio se va a reservar sólo a los perfectos (heterosexuales)? Aceptar las parejas gays lleva a aceptar el matrimonio gay. Es incoherente no aceptarlo.

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