Te diré mi amor, Rey mío III
Te diré mi amor Rey mío,
Señor de los indefensos,
los que aguardan como niños
junto a la vera del tiempo.
Los que por débiles sienten
la fuerza de Dios, partiendo
riscos de temores vanos
y cerrazones de invierno.
Te diré mi amor Rey mío
acrecentando talentos
de tus arcas bienhechoras
sobre mi lomo carguero.
Bordeando el acantilado
que mira hacia mis anhelos
descubro viejos tesoros
bajo un océano inquieto.
Te diré mi amor Rey mío
queriendo el bien que no puedo,
arrinconado en las sombras
de todos mis desaciertos.
Pero alzada la mirada
confiado en el firmamento
veo hiladillos de plata
adornando mi desierto.
Te diré mi amor Rey mío
con decires desparejos
hechos de cal y de arena,
volcados en estos versos.
Como la rústica ciencia
de antiguo trovar coplero
quiero sanar mis heridas
con redoblado gracejo.
Te diré mi amor Rey mío
hasta perder el aliento;
la cuesta se hace pesada,
los vendavales violentos.
Cada senda es un retazo
de tu constante recuerdo
y cada estrella un indicio
de tu solar sempiterno.
Te diré mi amor peleando,
solo quiero por pertrechos
el filo de La Escritura
al frente de tus ejércitos.
Que el tumulto descarado
y los campos cenicientos
resurjan de sus cenizas
lo mismo que mis adentros.