miércoles, 27 de agosto de 2014

La Catedral de Westminster durante la Gran Guerra


La Catedral de Westminster durante la Gran Guerra.
por Patrick Rogers, (traducción Beatrice Atherton)
 
A las 11 pm. Del 4 de Agosto de 1914 enfrentada con la invasión de Alemania a la neutral Bélgica, Britania a regañadientes declarará la guerra a Alemania. Después de una breve oleada de irrealizable optimismo las hostilidades se propagaron sin piedad por más de cuatro largos años. Súbita e inesperadamente, la efectividad,  la disciplina, la unidad y la resolución de Alemania y sus aliados colapsó. El armisticio fue declarado a las 11 am del 11 de Noviembre de 1918. ¿Cómo afectó entonces la guerra a la Catedral de Westminster, a su coro, a los laicos, a la liturgia, a la música?
 
          Inicialmente la guerra tuvo pocos efectos sobre la vida de la catedral. El diario Oficio Divino continuó siendo cantado en su totalidad como antes.  Seis misas fueron celebradas los días laborales y siete los domingos. El único cambio fue que la misa de las 8 am se convirtió en la Misa de la Guerra, celebrada en la Capilla del Santísimo Sacramento, seguida por la Sagrada Comunión. Las reglas del ayuno y a la abstinencia fueron suspendidas debido a la seria dificultad para obtener los “alimentos de la abstinencia”.
 Mientras tanto, en la nave de la catedral el escultor Eric Gill
Eric Gill trabajando en el Via Crucis

 estaba trabajando duro completando Las Estaciones del Vía Crucis. También se continuó con el ornato de las capillas de San Andrés y de San Pablo, aunque el diseñador de la primera Robert Weis Schultz ( un escocés) pensó que era prudente cambiar su nombre a RWS Weis en vistas al generalizado sentimiento anti-alemán del país. 

Los capellanes se visten de uniforme
 
      Justo antes de la Navidad de 1914 el primer capellán de la catedral (R.P Rusher) se vistió con el uniforme del ejército y dejó su ministerio para las tropas católicas en el frente occidental para unirse a los otros tres capellanes de la catedral en Whitsun en 1915.
          El coro de la catedral  consistente en veinticinco niños de tres voces diferentes y dieciseis hombres alcanzó su máximo esplendor en 1914 bajo la inspirador liderazgo de Richard (posteriormente Sir Richard) Terry, su maestro de coro y director de música. Sin embargo, con el estallido de las hostilidades, todos los varones adultos se enlistaron (excepto uno, demasiado viejo para el servicio) y las partes de las voces altas fueron tomadas por los niños, quienes con el apoyo de un solo tenor y dos bajos se convirtieron en los responsables de la música coral de la catedral.

        A pesar del riesgo de los ataques aéreos,  el Colegio Coral permaneció abierto a lo largo de la Gran Guerra, no así durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue cerrada desde su comienzo. Se reporta que durante un ataque aéreo en Septiembre de 1917, el coro de niños o “los niños del coro” (término que ellos detestan) encontrando la cripta llena de refugiados albergados, interpretaron  “Buzz-one” en el Colegio Coral, siendo su único temor los borrachos que estaban afuera ajenos al ruido de las bombas y de las armas. Cada mañana los niños volvían buscando fragmentos de metralla en el patio de juegos que por aquel entonces no estaba cubierto con asfalto como lo está hoy. Durante el día usaban las trincheras de entrenamiento excavadas por  el London Scottish Regiment como preparación para el Frente Occidental, para practicar su propia y bastante peligrosa forma de combate. Otra ocupación fue la de coleccionar autógrafos de los famosos, incluyendo en una ocasión al final de la guerra el del Mariscal Ferdinard Foch, comandante en jefe de las fuerzas aliadas 

De Profundis:
        La catedral fue afortunada al no recibir demasiados daños por el bombardeo alemán. La amenaza inicial en Enero de 1915, vino desde los Zepellines inflamables y repletos de oxigeno, los cuales con su lenta velocidad y gran largo fueron vulnerables a ambos ataques: desde los aviones de guerra y desde

tierra. Los sacerdotes en los techos de la Casa del Clero observaron a dos de ellos siendo derribados en llamas entre el 3 y el 24 de Septiembre de 1916.
 El obispo de Auckland que estaba de visita, fue testigo del segundo incidente y le dio la absolución a la tripulación del zepellin recitando el De Profundis en el terreno donde cayeron. En Junio de 1917 la primera excursión de bombarderos diurnos sobre Londres por los aviones de ala fija fue perpetuada por cuarenta aviones Gotha G IV durante la misa cantada en la catedral. Las crónicas de la Catedral de Westminster describen una invasión de alrededor de cincuenta de tales aviones el 7 de Julio, observada desde el techo de la catedral. En Octubre de 1917 la revista estuvo reportando que “las incursiones ahora parecen ser una condición normal de los acontecimientos más que incidentes desagradables”. El 22 de Enero de 1918 la Cripta de la Catedral fue oficialmente inspeccionada como refugio para ataques aéreos para dos mil personas, aunque no fueron entregadas garantías acerca de la calidad a prueba de bombas.

        El 19 de Mayo de 1916 la Liga de Mujeres Católicas (CWL) abrió el primer albergue para soldados y marineros (el primero en ser construido) en un terreno vacío al lado de la catedral, con el propósito de ofrecer comida a cualquier hora del día, incluyendo una cena caliente por seis peniques, desde la 1pm a las 15 pm, y ofrecía acomodaciones para dormir a treinta y dos personas en camas y a cincuenta en colchonetas.

 En principio fue destinado para combatientes de todas las denominaciones que estuvieran cerca de la Estación Victoria, el punto de partida para muchos en su camino a Francia vía Folkstone y el puerto del Canal. El albergue tenía una larga sala-club para los combatientes católicos donde eran provistos de buena literatura y donde ellos podían conseguir libros de oraciones, rosarios, medallas, etc. El albergue llegó a ser muy popular y fue ampliado en 1917 con nuevas habitaciones,  en una de las cuales los combatientes podían conversar privadamente con algún sacerdote. Tan popular fue el albergue de la CWL entre los Americanos, que después de su entrada en la guerra en Abril de 1917, en Agosto de 1918 los “Caballeros de Colón” comenzaron a trabajar en un club separado para los combatientes americanos en un terreno de la catedral. En Junio de 1917 el Cardenal Bourne, cuarto arzobispo de Westminster, bendijo un crucifijo de madera de tamaño natural erigido por la CWL en memoria de los soldados que habían utilizado el albergue de la CWL y que nunca regresaron de la guerra. 
 

El Cardenal Bourne
 
       El cardenal Bourne fue también un activo visitante de las tropas católicas de ultramar. Durante la guerra realizó tres largas visitas a la Flota, tanto como a las tropas en el frente occidental, dando una serie de discursos, celebrando la misa, administrando la Comunión y la Confirmación, y distribuyendo medallas religiosas y cruces inscritas con In Hoc Signo Vinces ( Con este signo vencerás). El 26 de Enero de 1917, Bourne se embarcó en un viaje de cincuenta horas en tren desde Roma para visitar al escuadrón naval británico apostado en Italia, interrumpiendo su viaje para bendecir y orar por los ocho soldados franceses que justamente habían resultado muertos a raíz de una colisión entre un tren con tropas y uno de carga.

Cardenal Bourne visitando las tropas


cardinal Bourne visita a la flota inglesa 1917
A su llegada abordó el buque insigne inglés donde fue presentado a los oficiales católicos, incluído a un antiguo niño del coro de la Catedral de Westminster, Sidney Jones, que había ingresado a la marina al dejar el colegio. El domingo del cardenal celebró la misa para todo el escuadrón católico y distribuyó medallas, las cuales habían sido especialmente bendecidas por el Papa en Roma. Las de San Jorge (santo patrono de Inglaterra), San Martín (santo patrono de los combatientes) y la de Santa Bárbara (santa patrona de los artilleros). El reverso tenía la figura de Nuestra Señora con la inscripción “Madre de Dios, protege a nuestro país y a nuestro hogar”.

 Aumentan las bajas

        A medida que la guerra avanzaba, las bajas también. El 18 de Junio de 1915 el Colegio Coral  lamentó la muerte de sus primeras dos víctimas con una misa de Requiem Solemne en la capilla de San Gregorio. John Owen había emigrado y se había enrolado en la Fuerza Expedicionaria de Nueva Zelanda. El fue muerto en Gallopoli con los ANZACs el 8 de Mayo. Siegfried Brockbank de los Middlesex Territorials fue abatido por una bomba de fragmentación en Flandes el 8 de Junio. Ellos habían entrado simultáneamente en Colegio Coral desde 1904 hasta 1910 y murieron a la edad de 18 años. Entre los miembros del coro que murieron estaba el principal tenor, A. Thorogood, quien falleció en La Somme en 1917. Durante todo el transcurso de la guerra la catedral celebró solemnes misas de Requiem por el eterno descanso de todos los católicos que habían muerto por sus países, con misas especiales después que había ocurrido cada evento, tal como el inconcluso Combate Naval de Jutland el 31 de Mayo de 1916, y al muerte de Lord Kitchener a bordo del HMS Hampshire cinco días después. Ahí también tuvo lugar una solemne misa de Requiem en honor a los aliados muertos en la guerra, particularmente aquellos de Francia en su día nacional el 14 de Julio, acompañados por el gabinete de ministros, diplomáticos y personal militar, con músicos provenientes del Cuerpo de Guardia.


         Hacía Junio de 1915 en la catedral existía el anhelo de tener  una de las capillas dedicadas a los católicos que habían muerto en la guerra y en la cual podrían decirse misas por ellos. La capilla elegida obviamente fue la de San Jorge y los Mártires Ingleses.
Al año siguiente los primeros nombres de los muertos fueron inscritos en la pared norte de la capilla y una misa regular se dedicaba ahí. Otro memorial de guerra fue emplazado junto al baptisterio. Una figura de madera de San Cristóbal, santo patrono de los marineros y de los viajantes, que fue donada por el escritor Hilarie Belloc después de ver a su hijo Louis partir para Francia. Se convirtió en un foco para aquellos católicos que partían para el frente y que buscaban la protección de San Cristóbal. La Marina Real protegió exitosamente a las tropas que cruzaron el canal, pero Louis Belloc, miembro del Royal Flying Corps fue muerto en acción mientras bombardeaba una columna de transporte alemán en Cambrai en Agosto de 1918.

Traducido de la Revista Oremus, publicación de la Catedral de Westminster, Julio-Agosto 2014
 

 

 

 

 

6 comentarios:

  1. Me puedes decir que San Martin es el patron de los combatientes, pues guardo grandisima devocion a San Martin de Porres, gracias por tu dedicacion ,dilecta Beatrice.

    ResponderEliminar
  2. Estimado Luis: Se refiere a San Martín de Tours, pues era soldado romano.
    Gracias por el comentario y por seguir fielmente el blog,
    Beatrice

    ResponderEliminar
  3. Estimada Señora Beatrice, !!!excelente!!!. Nunca abandonar la trinchera, Dios Paga. Un cálido abrazo In Xto.

    ResponderEliminar
  4. Querido José Luis: recién publico su comentario, sorry. Estuve nuevamente metida en un quirófano el fin de semana...será de Dios,
    Un abrazo,
    Beatrice

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querida amiga !! otra prueba !!y al decir de Santo Tomás Moro, busquemos la fortaleza; y no solo ser consolados. Le dejo el más cálido de los abrazos; rogando a Nuestra Señora en su Natividad la proteja. Siempre In Xto.

      Eliminar
    2. Gracias amigo, espero que ahora sea la definitiva. Me consuela saber que estas cosas me pasan a mí y no a uno de los chicos o a mi esposo. Gracias por sus rezos.
      Un abrazo,
      Beatrice

      Eliminar

Comentarios anónimos solo se publicarán si son un aporte al blog