Desde que abrí el blog me he sentido con la responsabilidad
de darle vida la mayor cantidad de veces que pueda. Y con darle vida me
refiero a enriquecerlo, a actualizarlo seguido con posteos propios, o con
algunas traducciones de textos de Benson que no están disponibles al español.
Es por eso que cuando mi mente atraviesa por sequías creativas me empiezo a
urgir por no poder cumplir conmigo misma y con los lectores que amablemente se
interesan en lo que desde esta tribuna pueda yo decirles.
Por estos días esto ha sido una preocupación recurrente para mí, ya que no he cumplido, y no lo he
hecho no porque no quiera, sino porque por más que estruje el cráneo no se me
ocurre nada. De modo que la premura por
escribir se transforma en un círculo vicioso: como no he escrito nada, me urjo
y al urgirme, me bloqueo, me tupo y no sale nada. ¿Pero cómo no has de tener un tema a
desarrollar? Me pregunto a mí misma. Y me contesto que en realidad no es que no
tenga tema, sino que siempre estoy escribiendo sobre lo mismo con diferentes
variaciones. ¿Cómo no voy a poder ser capaz de hablar de otra cosa que no sea
del fin de los tiempos, de lo que hace o no hace, dice o no dice el Obispo de
Roma, en fin, etc, etc? Sí, porque en el
caso de este último personaje cada cosa que dice me abruma. Mientras el mundo
lo alaba, lo premia; mientras la mayoría de los católicos sonríe y se alegra
porque por fin “está entrando aire nuevo en la Iglesia”, yo sufro al escucharle
hablar sandeces como aquella de que Cristo simulaba enojarse con los
discípulos, o que nuestra Señora al pie de la cruz se desilusionó de Cristo o
algo por el estilo. ¿No hay en nuestros días nadie en la tierra, con la
santidad de una Catalina de Siena que le diga: ¿por qué no te callas? Mientras
más habla, más confunde con sus ambigüedades. No necesitamos a un papa simpático, necesitamos a un papa que sea verdaderamente Vicario de Cristo y que hable como Él: si,si, no,no. Es un papa pintado para nuestra época, pereciera que nos lo
mereciéramos. Somos una época mediocre, sin héroes, sin autoridad, sosa,
insípida, como sal que no sazona. Una época que se hunde en la inmediatez del
momento, y tenemos un papa digno hijo de este mundo de hoy. Ser católico no es
fácil, exige renuncia y un abandono de uno mismo por y en el Amor a Dios. El
mundo actual, que es cada vez más cómodo y más alejado del sacrificio, no está
dispuesto a abandonar su marcha hacia el hedonismo pleno, y menos o hará si no se le predica sobre el peligro eterno que conlleva esa actitud frente a la vida.
Pero
bueno, aparte de ser éste un blog dedicado
a Benson, también me refiero aquí a lo que me fascina. Aunque pensándolo bien,
creo que debo cambiar este subtítulo de la página principal. Me he expresado mal. Más de lo que me fascina, es de lo que me preocupa o importa. ¿Qué es lo que me importa? ¿Qué
es lo que me preocupa? Estar bien con Dios, buscar mi salvación y la de mi
familia en medio de este mundo de locos, batallando con mis propios demonios y
con los externos. Entonces al parecer seguiré hablando de lo mismo y pese a la
sequía por la que atravieso, intentaré a grosso modo señalar ciertos puntos sobre
mi cosmovisión actual.
He estado leyendo los blogs amigos que sigo, y en
especial a Infocaótica (http://info-caotica.blogspot.com/2014/01/el-profeta-negro.html) y al Wanderer (http://caminante-wanderer.blogspot.com/2014/01/fuera-de-combate.html) . En ellos he encontrado un par de post
que van de la mano. Me sentí hasta cierto punto identificada con esto de “cuanto
peor, mejor”, pero conviene aquí hacer las
debidas distinciones. Cuanto peor se
ponga el escenario en el mundo y en la Iglesia, entonces más cerca estamos de la
Parusía. ¿Me siento a esperar a que esta cosa reviente sentada cómodamente
desde la tranquilidad que me da mi casa, mi familia, mi misa tradicional? Porque
el mundo no quiere escuchar, ni ver. En apariencia ya no hay nada más que hacer que esperar a que Cristo vuelva. Sabemos que el mundo está desde hace siglos preparando la cuna para el
Anticristo y esto se está haciendo patente cada día más: “Aunque la manifestación del Inicuo no ocurriera en lo inmediato, ni de
la manera que insinúo, de todas formas nuestra cultura y nuestro mundo están
preñados de él. Que el parto tenga lugar en las circunstancias alegadas, y
mañana, pasado mañana o tras-pasado, es secundario. Lo que interesa saber es
que el seno está grávido, y la preñez es un signo. Cuando el Señor nos dice
que, sin anticipar el día ni la hora, debemos estar atentos a los signos, usa
la metáfora que todos conocemos: “Mirad la higuera y todos los árboles: cuando
veis que se abultan las yemas sabéis que se acerca el verano” (Lc. 21, 19; Mt.
24,32; Mc.13, 28). Similar es la que digo: el Mundo está preñado, preñado del
Anticristo.” (El Anticristo, Federico Mihura Seeber, Samizdat, pág. 170) Vemos
por todas partes las señales que nos han sido anunciadas por las profecías. La
misma naturaleza está vuelta loca, sino como explicamos que nosotros nos
estemas asando, con temperaturas altísimas, mientras que en el norte se están
congelando. Los temblores abundan más de lo normal por estos pagos, los
volcanes, el comportamiento errático de animales y plantas…es cosa de observar
como la naturaleza está teniendo dolores de parto.
Volviendo a lo que nos convoca y tratando de responder a la pregunta que
he indicado arriba: ¿Qué más puedo hacer yo aparte de ver como empeora la cosa
en todos sus aspectos? Lejos estoy del quietismo. Si bien es cierto que espero
con ansias la venida de nuestro Señor para que ponga arreglo definitivo al caos
en el que vive esta que pienso es la Iglesia de Sardes, no por eso me quedo de
brazos cruzados. Además, nadie conoce el
día y la hora y puede que esta agonía nos lleve más tiempo y se profundicen los
errores y con ellos, se acentúe la persecución y la Gran Apostasía. Lejos estoy
también del restauracionismo. La Iglesia tiene una historia lineal que va
avanzando cíclicamente. Espero que entiendan la que digo. Avanza, pero
volviendo a repetir ciertos ciclos. Y con avance no me refiero al progresismo o
al Punto Omega, sino que al avance anunciado en las Escrituras, es decir, a la
Parusía y al Fin de los Tiempos, por tanto, soñar con una restauración de la Cristiandad es no querer que Cristo venga por segunda vez.
¿Qué hago
yo mientras se desarrolla el caos? Desde mi estado, desde mi labor como madre y
esposa hago lo que debo, cumplo con mi deber de resistir formando a mis hijos,
dando el ejemplo lo mejor que puedo, conservando la fe, tratando de ser luz en
medio de las tinieblas con la gente que me rodea, y todo esto se hace nada más
y nada menos que ejercitando la caridad, en el hablar, en todo lo que uno a
diario hace. En el círculo cercano donde estamos, ahí debemos alumbrar, para
dar Esperanza, para mostrar que pese a todo lo difícil que resulta sobrevivir
material y espiritualmente para una familia numerosa que vive de lo que la
tierra produce, quien a Dios tiene nada le falta. No digo que no cueste y que
me guste especialmente sufrir penurias de todo tipo: económicas, sociales, de salud, religiosas, etc, pero hay que poner la cara y confiar en
la Providencia. No se me piden tareas titánicas. Creo que ya pasó la
época para eso. Mi labor ahora está puesta en la Iglesia doméstica , que es mi
principal propósito. Quizás desde ahí pueda hacer más.
Este
último párrafo me salió casi como una proclama…puede ser. Me lo digo a mí misma
cada mañana cuando la desidia, la monotonía y la aparente derrota, me invade. “Hay que ser luz, hay que dar el
ejemplo, hay que hacer lo que se debe por amor a Dios" así que sursum corda. No hay peor enemigo que
uno mismo cuando nos dejamos llevar por
la desesperanza y por la derrota. Son estos los demonios contras los
cuales luchamos todos los días. La
militia de la vida: contra la carne, contra el mundo, contra el demonio. Véncete
y vencerás, pero no por una suerte de voluntarismo, sino que movidos por el
amor a Dios y a Su voluntad. Esta lucha
continua no puede llevarse a cabo sin los medios que nos da la gracia y la
oración. No se puede luchar sin la oración y
sin la presencia permanente en nuestra cabezota moderna que se agita demasiado por los problemas en
los cuales estamos metidos, de Cristo. Estamos tan arrojados a la sobrevivencia
que se nos olvida a veces que debemos tener a Cristo en nuestros pensamientos
para darle razón a nuestros actos y para no caer en lo mismo contra lo cual luchamos.
Se nos
viene pesada la cosa. A cada rato hay problemas y para empeorar la situación, estamos
como ovejas sin pastor y cuesta mantenerse en la batalla así. Pero hay que
hacerlo no más. Sabemos lo que tenemos que hacer y de donde viene el mal. A
éste hay que oponerse y no caer en la confusión. Para estar alertas hay que
prepararse, conocer lo que dicen las Sagradas Escrituras, los Padres, los
buenos doctores y alejarse de aquellos que nos desvían de la sana
doctrina. Me llamo yo misma a no
desanimarme, ni a perder la fe. A confiar en que Dios nos dará curas buenos que nos seguirán alimentando con
el Santísimo en la misa de siempre. Aunque el pontífice nos diga cosas hirientes con respecto a los que vamos a la misa tradicional y seguimos la ortodoxia, en su Chantae Gaudium, (N°s 94 y 95): a palabras necias oídos sordos.
Los que puedan hacer más, porque están en una
posición de autoridad o de mayor responsabilidad, digan lo que hay que decir cuando sea el momento de levantar para defender los derechos del Rey y de sus amados hijos de la Iglesia. Por mi lado, seguiré formando a mis críos, para que sean hombres y mujeres de
bien, decentes y sobretodo valientes en la vida.
Aviso: sigo
en la traducción del padre Ross sobre
monseñor Benson, y espero terminarla pronto. Si me desaparezco por más días de
lo normal, es porque estoy en eso. Debí acabarla hace tiempo, estoy en deuda.
Señora : su amistad ,es para mi ,motivo de orgullo.Menos mal que no sabia que´ escribir y se despacho´ con un verdadero tratado de lo que debemos hacer los que tenemos la FE de siempre.Que facil seria todo si nuestros pastores hablaran tan claro como Ud.
ResponderEliminarcriollo y andaluz
Querido Marcos: no le miento: no sabía sobre qué escribir que no fuera lo mismo de siempre, y terminé majaderamente con una nueva variación sobre el mismo tema. Gracias por sus palabras y si me he vuelto a repetir el plato es porque la realidad se me atraganta y tengo que hacer de alguna manera una catarsis.
ResponderEliminarUn abrazo para usted y su familia,
Beatrice
En "cuanto peor, mejor" sí nos alegramos es como Vd dice, porque que pasito a pasito se va acercando la Parusía, no por revolcarnos en lo negativo. Si sólo tuviéramos ojos para lo malo, y no nos sostuviera Dios con su gracia, acabaríamos desesperándonos, o en un carpe díem de lo más triste.
ResponderEliminarPero no somos idiotas y estamos tristes porque en medio de este caos y este sinsentido _en la sociedad, y también por parte de algunos en la Santa Iglesia_ el amor no es amado. Es rechazado. La luz de la fe es oscurecida y es la sal es aguada por quienes más tendrían que velar por ella.
Nosotros le tendemos la mano al Señor para que nos sostenga en la tormenta, y nos permita estar firmes allí donde El nos ha puesto, y justo en ese momento, nos alegramos porque si empieza a haber estas señales, es porque El se va acercando vertiginosamente.
Estimada Dª Beatrice, me alegra comprobar que algunos hermanos como Vd. saben muy bien su papel en la lucha, y tienen su Iglesia doméstica, que el Señor la sostenga en sus trabajos. Otros sólo estamos "cuerpo a tierra", sin podernos mover ni a izquierda ni a derecha, fuera de combate. Esperamos estar bien cerca del Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, rescatados así misteriosamente para esa batalla, apoyando con nuestra cruz, que participa de la del Señor, a los que se baten en primera línea y de los que sostienen las trincheras.
pd. No hay nadie que calle a Francisco, porque no interesa. Menudo negocio que están haciendo los distintos lobbys eclesiales y extraeclesiales con él. Se están poniendo las botas. Y no digo nada los periodistas, vaya filón, ¿no cree?
Un cordial saludo.
Anónimo habitual, hoy farragoso además.
Querido Anónimo Habitual:
ResponderEliminarGracias por su comentario, hace que se enriquezca lo escrito. El hecho de mantener la Fe a pesar de todo es ya una lucha, al menos una resistencia, desde la trinchera como usted bien dice. Siempre se puede hacer algo mientras se esperan los refuerzos, y con hacer algo no me refiero solamente a la actividad, a la acción, sino también a la oración y especialmente, a la oración contemplativa.
Un abrazo y a tener Esperanza,
Beatrice
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