domingo, 30 de junio de 2013

Un sacerdote ejemplar de mi diócesis, padre Mateo Crawley Boevey, ss.cc


Hoy después de la Santa Misa llevamos en nuestro auto al padre que reza la misa  tradicional cada domingo en su parroquia en Valparaíso. Mientras viajábamos nos habló del padre Mateo y de su apostolado: el de la Entronización en el hogar del Sagrado Corazón, tan querido por San Pío X. Yo solamente conocía de él un libro sobre la Santa Misa y la Hora Santa, pero no tenía idea de toda su labor de apostolado. Está sepultado el padre Crawley en la cripta de la Iglesia de los SS.CC de Valparaíso. Espero algún día poder visitar su tumba y rezar por él, y obviamente pedirle para que él también rece por nosotros. Rezaremos para que algún día sea llevado a los altares. Les dejo a continuación un artículo sobre su vida y obra.  

Beatrice                                                                                          

Mateo Crawley Boevey ss.cc.,
Apóstol del Corazón de Jesús




por Fernando Cordero Morales ss.cc.
Con motivo del Centenario de la Entronización, van a tener lugar el próximo fin de semana varios actos en Paray le Monial. Te ofrecemos este artículo que ayuda a aproximarnos a la vida del P. Mateo, iniciador de la Entronización. 1. Peruano universal.
2. Su frágil salud cambia el rumbo de su vida.
3. Un predicador con palabras de fuego.
4. Hasta los confines del mundo.
5. La mejor predicación: su testimonio frente al dolor.
6. El P. Mateo y el carisma de los Sagrados Corazones. Peruano universal. Mateo Crawley-Boevey y Murga nació el 18 de noviembre de 1875 en Tingo, cerca de Arequipa (Perú). Por el sacramento del bautismo recibió el nombre de Eduardo Máximo. Su padre era inglés y su madre peruana. Cuando Mateo contaba dos años de edad su familia se trasladó a Inglaterra, donde permaneció hasta que el niño cumplió los ocho años. Regresaron a Arequipa y luego tomaron rumbo hacia la ciudad chilena de Valparaíso. Desde su infancia sufrió frecuentes ataques de bronquitis y una laringitis constante. Su madre le aseguró un día: Si Dios quiere que seas sacerdote y apóstol tendrá que hacer un milagro contigo, pues así como estás nunca podrás predicar. Se educó en el colegio de los religiosos franceses de la Congregación de los Sagrados Corazones. En esta corta etapa podemos observar la rica confluencia de idiomas con que contó la formación del futuro apóstol. Siendo estudiante en el colegio de los Sagrados Corazones tuvo lugar la muerte del P. Damián de Molokai. Fue un hecho que animó al joven Mateo a entrar en la Congregación a la que perteneció el misionero belga. Contaba quince años de edad cuando pide permiso a sus padres para iniciar la vida religiosa. Al fin, tras una primera respuesta negativa de su padre, permiten a su hijo que tomase la opción que creyese más conveniente para su futuro. Inició su noviciado el 2 de febrero de 1891. Antes de la profesión temporal su P. Provincial enviaba al Superior General una carta fechada el 10 de septiembre de 1892: Mañana profesará un joven novicio peruano, un simpático joven, modelo de piedad, de penitencia y de excelente carácter. Es el mejor de todos desde que se inauguró el noviciado en América del Sur. Él hizo mucho bien a los seis novicios que recientemente llegaron de Francia. Ya desde el noviciado Mateo fue un apasionado de la eucaristía y de la adoración. El P. General planeaba enviar a Mateo a realizar los estudios eclesiásticos en la Universidad de Lovaina, pero su Provincial logró retenerlo en Chile. En una carta al Superior General expresa que quiere ser un santo y verdadero religioso. Tras su ordenación sacerdotal en la Catedral de Santiago de Chile, el 17 de diciembre de 1898, sus superiores le ponen al frente de la Acción Social, una organización muy necesaria en el Valparaíso de la época, donde las clases trabajadoras eran explotadas en extremo. Trabajó también como profesor en el colegio y en la Universidad. Su frágil salud cambia el rumbo de su vida. Su dedicación a los más necesitados, a causa del terremoto que destruyó casi por completo Valparaíso el 16 de agosto de 1906, le condujo a un estado de total agotamiento. Los médicos aconsejaron al Provincial que hiciera viajar al enfermo durante un largo tiempo. Estas prolongadas vacaciones darán un nuevo rumbo a su vida. Llegó al monasterio de Paray-le-Monial donde santa Margarita María de Alacoque recibió las revelaciones del Corazón de Jesús. Aquí fue donde el P. Mateo descubrió su misión en la Iglesia: la entronización del Corazón de Jesús en los hogares, en los pueblos, en las ciudades y países. Y juntamente con esto la Hora Santa, la consagración de las familias al Sagrado Corazón, la práctica renovada de los primeros viernes, la adoración nocturna y cuanto se refiere a la devoción al Corazón de Jesús. Antes de dejar Paray-le-Monial se consagró totalmente al Corazón de Cristo: Sagrado Corazón de Jesús, supremo amor de mi vida, yo me consagro a Ti en un espíritu de perfecto abandono a tu divino amor. En tu gran misericordia dígnate aceptarme a mí como una oblación de amor a fin de encender en todos los sacerdotes el fuego de tu amor y el celo por tu divino Corazón... De regreso a Chile, comienza a publicar innumerables folletos y libros, entre los que destacamos a lo largo de su trayectoria: Jesús, Rey de Amor; Hora Santa y Adoración Nocturna. Funda un secretariado y sale por las casas para entronizar al Corazón de Jesús en los hogares. Hacia el año 1912 eran ya ciento veinte mil las familias en las que había hecho la entronización. Esta entronización de la imagen del Corazón de Jesús había de ser el comienzo de una vida familiar profundamente transformada por el amor de Jesús. De ahí pasó a la entronización en las escuelas, colegios, fábricas, hospitales, oficinas públicas y privadas, incluso en las imprentas. Los obispos de Chile publicaron en abril de 1913 una carta pastoral colectiva recomendando la entronización y pedían al Papa Pío X que enriqueciera con indulgencias especiales dicha práctica. El Papa concedió gustoso lo que pedían los obispos chilenos y su sucesor, Benedicto XV, extendió las indulgencias al mundo entero. Un predicador con palabras de fuego. El P. Mateo continuaba predicando en parroquias, colegios, conventos, etc. Fundó la revista El Primer Viernes y escribía artículos en otras revistas y periódicos. Dejando Chile, se fue a Perú, Uruguay y Argentina. En 1914 viajó a Europa, llegando a París en el momento en el que las tropas alemanas se disponían a invadir la capital. Un dominico de Saint-Maximin resumió su impresión de esta manera: Al principio, uno queda desconcertado por esa oratoria que no es oratoria, por esas frases elípticas, esas imágenes inesperadas, esos gestos apasionados... y luego, uno está cogido, se pone al unísono, y cuando al final el predicador hace aclamar a Cristo Rey: "Te amo, Jesús, porque eres Jesús", brotan lágrimas de muchos ojos. De Francia se trasladó a España, donde fundó treinta y ocho centros de la entronización. Logró entusiasmar al Nuncio, al Primado de Toledo y al cardenal arzobispo de Sevilla. Regresó a Francia, pasó después a Suiza, Austria, Holanda e Italia. En 1919 vuelve a España. Recorrió la costa del Mediterráneo, pasó por Andalucía, luego por Santander y el País Vasco. Con emoción asistió en el Cerro de los Ángeles a la dedicación del monumento y la entronización del Sagrado Corazón de Jesús en España, hecha personalmente por el rey Alfonso XIII el 30 de mayo de aquel año. En Sevilla, desde donde escribimos este texto, pronunció el 19 de febrero de 1921 una conferencia espiritual a las religiosas jerónimas del Monasterio de Santa Paula. La Comunidad, puesta de rodillas, oía con gran devoción la hermosa plática del P. Mateo, mientras él permanecía de pie. La prelada le dijo: Padre, vd. me dispense, ¿no pudiera vd. sentarse? A lo que respondió el sacerdote: Madre, a las reinas no acostumbro yo a hablar sentado. Las religiosas quedaron edificadas al ver el respeto y veneración con que él las trataba. Hasta los confines del mundo Desde 1913 hasta 1960 predicó en veintiocho países, llegando hasta China, Japón, India, Indochina, Ceilán, Corea, Filipinas, Manchuria, Hong-Kong, etc. En 1931 dirigió un retiro al episcopado portugués. El Patriarca de Lisboa manifestaba su admiración: La predicación de este religioso es el más bello comentario al libro de 'Los Hechos de los Apóstoles', que se sepa. Otro empeño original de nuestro infatigable misionero fue la adoración nocturna en los hogares. Pío XI bendijo esta obra e hizo mención del P. Mateo en su discurso del 29 de mayo de 1930 a la Juventud Femenina Católica de Italia al felicitarlas por participar en la adoración nocturna en el hogar, que constituye un acto exquisito y delicado de piedad y amor cristiano para el Corazón de Jesús; un delicado acto de devoción que necesitó para iniciarse un corazón apostólico como el del P. Mateo. Pío XI le concedió cinco audiencias y le envió otra carta autógrafa, como lo hiciera antes su predecesor Benedicto XV. En una de las audiencias, el P. Mateo regaló al Papa un medallón con la imagen del Sagrado Corazón. Pío XI le comentó: La pondré en mi despacho y cuantas veces la mire te enviaré mi bendición. Y aún más patente queda la gran estima que tenía el Papa al apóstol del Corazón de Jesús cuando el gobierno de Perú solicitó al Sucesor de Pedro el nombramiento del P. Mateo para Arzobispo de Lima: ¿Qué quiere el señor Presidente de la República -contestó el Papa- que haga yo del Padre Mateo un coronel-comandante en plaza, o que le deje ser bombardero del Corazón de Jesús en todo el mundo? Es imposible enumerar las tandas de ejercicios que dedicó a los sacerdotes. Desde Chicago escribía en 1944: No puedo dar abasto al trabajo que aquí me piden. En varias semanas he predicado a cerca de mil sacerdotes durante cinco horas diarias, aparte de las confesiones que me ocupaban el resto del día. En Canadá llegó a dirigir treinta y seis tandas de ejercicios al clero. La mejor predicación: su testimonio frente al dolor. El Jueves Santo de 1949 sufrió el primero de los muchos ataques de corazón que habían de sucederse en los once años que aún le quedaban de vida. En enero de 1955 manifestaba: Cada vez estoy más enfermo. Todo me cansa y debo suprimir muchas de las cosas bellas que debo hacer, reteniendo únicamente las indispensables. Quiero decir que debo dejar mis pocas fuerzas para poder celebrar la Misa y recitar mis plegarias. A su enfermedad se añadió una úlcera en su pierna derecha. En 1959 ingresó en la clínica de Valparaíso donde un cáncer en la sangre le impidió celebrar la eucaristía, que constituía el centro de su vida. Los médicos le amputaron la pierna herida por aparecer la gangrena. La amputación se practicó el 14 de enero de 1960, pero la herida no se cerró y la gangrena apareció pronto en la otra pierna. Su Provincial expresaba en una carta: El P. Mateo sufre atrozmente, pero todo lo soporta con un espíritu sobrenatural admirable. Y el propio enfermo escribía: ¡El cielo se aproxima... y así yo cantaré las misericordias del Señor eternamente! El Superior General vino desde Roma a Valparaíso para visitarlo. El enfermo lo abrazó y, estrechando sus manos, pronunció su testamento: Diga a todos que el P. Mateo predica desde su cama y que insiste en la adoración nocturna en los hogares, que es la más preciosa flor de su apostolado. Ésta es la plegaria en la casa en unión con el Corazón de Jesús, la oración en el espíritu de reparación en la noche, durante las tinieblas. El apóstol mundial del Sagrado Corazón de Jesús, según la denominación de Pío XI, murió a los 84 años de edad. Al enterarse de su muerte el ahora beato Juan XXIII, envió, por medio del Cardenal Secretario de Estado, al Superior General de la Congregación de los Sagrados Corazones el siguiente mensaje: El Santo Padre está totalmente familiarizado con la misión que este infatigable apóstol llevó a cabo durante toda su vida: la difusión del culto del Sagrado Corazón. Por esto es consolador el pensar que la triste pérdida que ha sufrido la Congregación de los SS. Corazones se compensa con la presencia en el cielo -como podemos creer- de un nuevo y poderoso protector.  El P. Mateo y el carisma de los Sagrados Corazones. Brevemente, a través de unas pinceladas, veremos cómo el P. Mateo encarnó de una forma sencilla y admirable el carisma de nuestra Congregación.
  • Estuvo al servicio de la Iglesia y contó con el apoyo de los Sucesores de Pedro. Con ocasión de sus bodas de oro sacerdotales, ya enfermo, le dirige una carta Pío XII: ...al desear consolarte en la presente enfermedad, queremos formular, al mismo tiempo, ardientes votos por que en breve recobres tus fuerzas y así puedas, de nuevo, entregarte con ardor a esa laudable empresa, haciendo que tome mayor incremento cada día.
  • Y de su vivencia de la internacionalidad basta echar un vistazo a sus múltiples viajes por todo el planeta.
  • Me gustaría terminar con la selección de unas palabras que el recordado P. Esteban Gumucio, de la Provincia de Chile, maestro de novicios en aquel tiempo, pronunció como oración fúnebre el día del entierro del P. Mateo: Esa fuerza de Dios, esa palabra eficaz, es la que ha brillado en forma singular en la persona de este sacerdote eminente y este gran corazón que fue el Padre Mateo. En él, en su palabra de fuego, ha exhortado Dios a los hombres de nuestro tiempo, derramando vida y salvación. Su mensaje, como el de Pablo, como el único del Evangelio: Jesús es el Señor, Jesús el Rey de Amor.
     
    Fuente: http://www.sscc-andalucia.org/crawley.htm


    jueves, 27 de junio de 2013

    Relato de una primera misa en The King's Achievement


               El año 2010 me enteré de la traducción de este libro de Benson, llevado a cabo por un destacado abogado de la city de Buenos Aires. No pudiendo encontrarlo en Chile me contacté directamente con él y este afortunado acontecimiento sirvió para hasta la fecha nos uniera una gran amistad, y tuve la dicha de recibirle en mi casa hace un par de años oportunidad que me sirvió además para pedirle que me autografiara el libro que me había enviado de regalo desde Argentina.
             La novela "El Triunfo del Rey" (Editorial Céfiro, 2009) transcurre en los días de Enrique VIII, con  Santo Tomás Moro y  San John Fisher  prisioneros en la Torre de Londres, con un Cromwell haciendo de las suyas en los monaterios e iglesias católicas. Patético resulta leer en estas páginas como la casi totalidad del clero inglés corre a firmar el Decreto de la Supremacía del Rey sobre la Iglesia de Inglaterra. Quien esté interesado en conocer la verdadera historia de la Reforma en Inglaterra debiera leer la trilogía de  libros donde Benson trata acerca de este periodo: El triunfo del Rey, (1905) ¿Con qué autoridad? (1903) y  La tragedia de la Reina (1906), además de la historia de los mártires ingleses en el triste época de Isabel I, ¡Ven potro!, ¡ven soga!. Prometió hacer un libro sobre la historia de este periodo, pero no pudo llevarlo a cabo...Dios se lo llevó a su lado antes de que pudiera hacerlo.
           En fin, el post tiene como finalidad compartir con ustedes este hermoso texto sobre la primera misa que reza uno de los protagonistas de la historia, Christopher Torridon. Creo no equivocarme al decir que siempre me pareció ver en este personaje la figura de Hugh Benson y de los sentimientos que lo embargaron en su primera misa como recién ordenado sacerdote católico.  Resaltan en el textos frases inspiradas de un exquisito lenguaje que describen el momento del "corazón del misterio" como le llama al Canon de la Consagración. Benson amaba la Santa Misa. Se le preguntó en varias ocasiones qué era lo que más amaba hacer en el mundo y él dijo: decir Misa y tal vez, mucho después escribir libros. La Santa Misa y la oración eran el eje de su vida sacerdotal. El capítulo que recojo para ustedes se titula precisamente: Sacerdos in aeternum.

             "Chris conocía los detalles de la ceremonia y no tenía apuro alguno por disipar el sobrecogimiento que inundaba su alma. Se sentía al mismo tiempo natural e irreal; era absolutamente natural que él estuviese celebrando allí, en ese momento; no se concebía a sí mismo sino como sacerdote; se sentía relajado y sin embargo todo le parecía extraño e intangible mientras percibía las fuerzas sobrenaturales que crecían a su alrededor y atravesaban su alma.
              Era  consciente de lo que lo rodeaba; del espacio poco iluminado en torno suyo, de la blancura del paño, del brillo de los copones, del bello misal y del suave susurro de las vestimentas de los asistentes. Pero el conjunto parecía imbuido de una vida interior que volvía significativo y sacramental cada detalle; percibió asimismo una extraña vibración que agitaba el aire silencioso a su alrededor mientras pronunciaba las palabras sagradas que tantas veces había oído a otros sacerdotes.
              Mantuvo los ojos resueltamente bajos cada vez que debía volverse con los brazos abiertos hacia los asistentes, por lo que sólo borrosamente percibió los rostros que miraban desde la soleada nave. Hasta los ministros que lo acompañaban, Dom Anthony y otro más, semejaban a sus ojos figuras impersonales que se movían ajetreados en sus majestuosas ocupaciones con manos hábiles y eficientes.
             Al acercarse al corazón del misterio, y elevarse del coro de la iglesia un himno de ángeles, Chris experimentó un mayor alejamiento de las cosas sensibles. Incluso el brillo de las luces pareció borrarse ahora; frente a él sólo había el reflejo del cáliz y el pálido disco del pan del sacrificio.
              Al pronunciar pausadamente, con sus manos unidas "famulorum famularunque tuarum" pareció que el mundo se plegaba en aquellos puntos a los que dirigía su intención. Ante sus ojos cerrados fueron apareciendo las figuras tan queridas y hacia cada una de ellas dirigió la luz de la gracia. Primero Ralph, socarrón y distante en sus ricas vestimentas, inmerso en algún negocio satánico; Chris se aferró con fuerza al poder de Dios y lo envolvió y lo penetró con él. Luego Margaret, con miedo pero entregada a la voluntad de Señor, su madre, en su aire de complaciente amargura; su hermana Mary y su padre; enseguida sus hermanos en religión y especialmente el Prior, paralizado por el terror; y Dom Anthony con su conmovedora genialidad...
             ¡Ah, qué breve era el tiempo!; y sin embargo suficientemente largo como para que el Prior mirara severamente y el diácono se moviera intranquilo haciendo susurrar sus ropas.
              Abrió entonces los brazos nuevamente y dejó surgir el imponente caudal de peticiones, como un manantial que traspone los anchos portones abiertos hacia el infinito océano, en donde el corazón de Dios las absorberá en su propio Ser.
             Los grandes nombres desfilaron como palacios enfilados a la orilla de un río, con sus bases bañadas por la aguas de la liturgia - Pedro y Pablo, Simón y Tadeo, Cosme y Damián - vastos edificios radiantes por la luz de Dios, más allá de los cuales se atisbaba la línea brillante del océano infinito.
            Las manos se unieron e hicieron el signo de la bendición.
    - Hanc igitur oblationem...
            Siguieron luego ligeros signos silenciosos, como si fuese el piloto de una nave ordenando desplegar las velas para encontrar vientos propicios.
             La voz del celebrante se convirtió en un murmullo y en medio del silencio general sus dedos frotaron suavemente el blanco mantel de lino antes de tomar delicadamente la Hostia con sus manos.
             Lanzó una mirada hacia lo alto, como dirigida al sol que brillaba afuera, en el cielo, hizo un signo silencioso y se inclinó hacia delante, como sometido al peso de un indescriptible sobrecogimiento, con los brazos apoyados en el altar y sosteniendo en sus manos, frente a él, el blanco disco.
             El débil rumor tras él mostró que los asistentes relajaban y modificaban sus posturas. Sir James levantó los ojos llenos de lágrimas para mirar a la distante figura púrpura ubicada bajo la fila de luces inmóvil y con las manos extendidas como si estuviera poseído por el amor de Dios.
              El murmullo de su voz rompió el silencio, como si ante la infinita piedad del Señor se alzara la infinita necesidad del hombre, "Nobis quoque peccatoribus", cayendo luego nuevamente en el silencio.
             Luego se oyó la voz fuerte y clara "Per omnia secula seculorum" y el coro respondiendo "Amén".
              Era el gran Misterio, pero ahora con la Presencia efectiva y real de Aquél que sostiene todas las cosas. Eran los hijos implorantes quienes, en medio del infinito océano de gracia, a través de los labios del sacerdote claman piedad al Padre de los Cielos y ruegan paz al Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.
             Desde su sitio lejano, Mary pudo ver cómo el sacerdote se inclinaba profundamente hacia Aquél a quien tenía entre sus manos; entonces ella murmuró suavemente las palabras acompañando las del celebrante: - Ave in aeternum sanctissima caro Christi...
             Mary escondió su cara entre las manos y cuando volvió a levantarla todo se había cumplido y el Señor había entrado y santificado el cuerpo y el alma de ese hombre por cuyas palabras Él había penetrado la naturaleza del pan."

                               Robert Hugh Benson, El Triunfo del Rey, Céfiro, 2009.
                                                                     (traducción de Carlos L. Bosch y Marcela García González)
               

             

    martes, 25 de junio de 2013

    Dejar plantados a los músicos

     
    Con verdadera pena escuché las noticias referidas a que el papa Francisco no quiso asistir al concierto preparado con ocasión del Año de la Fe, porque según interpreto de sus palabras, no pierde el tiempo asistiendo a conciertos a los que más bien asisten los príncipes renacentistas que se dedican a escuchar música y no a trabajar
    Digo que me ha dado pena, y especialmente por los músicos. Tengo hijos pequeños que tal como se los he contado antes,  tocan el violoncelo y el piano. Sé cuanto ponen de empeño en preparar dos veces al año sus humildes y pequeñas presentaciones que son una muestra de todo el trabajo realizado durante el año. Sé cuanto esmero ponen, y muchas veces han de vencer su pereza y su cansancio para conseguir que las piezas elegidas se interpreten de la mejor forma posible.
     Preparar un concierto es una tarea muy difícil. Tengo amigos músicos y sé de primera fuente todo lo que hay detrás. Hay que hacer los arreglos, luego ensayar y ensayar hasta que quede perfecto, no es un trabajo improvisado. Y unido a lo anterior se tiene siempre presente al auditorio hacia el cual va dirigido el concierto. Me imagino a los músicos preparando su concierto ilusionados en presentarse ante el Vicario de Cristo. Me imagino las conversaciones en sus casas o con sus amigos señalándoles que van a presentarse ante el papa. Y bueno, ¿qué pasó? El Vescovo di Roma se niega a asistir dejando plantados a los músicos...¡qué desilusión para ellos! ¿Habrá pensado esto el Papa? Me parece que es de una falta de delicadeza imperdonable lo que ha hecho con la orquesta, con el director y con todos los que organizaron esta presentación. Fea la actitud, fea la actitud, como cantan mis hijos.
    ¿Era tan urgente el trabajo que no podía tomarse dos horas de "su" tiempo...de su bendito tiempo para asistir al concierto preparado con tanto cariño? Eso sólo lo sabe él. Yo por mi parte felicito a los músicos que tocaron igual frente a un trono vacío que acusaba la mala educación de aquel para cual estaba destinado. 
     

    sábado, 22 de junio de 2013

    De la amargura al odio


      A veces se torna muy difícil no caer en el odio cuando estamos siendo permanentemente sometidos al hostigamiento de quienes nos rodean. Dicen las Sagradas Escrituras que el enemigo está en la casa y no deja de ser cierto.
    No se elige a la parentela, y menos a los parientes del marido. Cuando estos mismos parientes se ensañan contra lo que uno más ama en su vida por injustas reivindicaciones patrimoniales y uno ve como esa persona sufre, resulta muy fácil caer en la odiosidad contra estas personas. Pero como cristiano que somos sabemos que no debemos hacerlo. No tengo nada de ascética, ni de paciente, y por el hecho de ser mujer mis emociones y sentimientos a veces nublan mi razón.
    Es trabajo de toda la vida limar el carácter. Hay cosas que con el tiempo y con la madurez que dan los años  se van moldeando y dominando, pero otras están ahí, como brazas encendidas debajo de la costra del hollín que al ser removidas vuelven a encenderse.
     Orar por el adversario es algo que me cuesta y mucho. No es fácil rezar por alguien que no nos simpatiza...soy sincera en esto, no pretendo dármelas de perfecta cristiana, porque no lo soy. Tengo mucho por crecer en mi vida cristiana y una de estas cosas que me quedan por superar es lo de ser muy "picada" y no es bueno "negarle" los rezos a nadie.
    Todo este gran problema por el cual atravesamos como familia me ha llevado a reflexionar, no directamente con el problema mismo, sino a mirarme desde mi reacción. A partir de aquí he sacado algunas conclusiones: resulta muy difícil llegar a una vida ascética y contemplativa cuando se está metido en el mundo, con sus afanes y trabajos, problemas y preocupaciones. Pienso que una santidad perfecta se alcanza solamente cuando se aparta del mundo y se llega al trato permanente con Dios mediante la oración. ¿Cómo puede estar uno en presencia permanente de Dios, sin bulla interior y exterior, cuando  se está tan metido en el trabajo, en la vida del mundo? Habrá gente que logra esto, eso de santificarse en el trabajo, pero dada la vida moderna, dados como son los trabajos modernos y todo lo demás que ya sabemos, es bien difícil la cosa; o por lo menos a mi se me hace complicado. No se puede santificar en lo cotidiano, si antes no se ha logrado la mística o la ascesis suficiente que le permita estar pleno de Dios. Solamente logrado esto se están en condiciones de llevar la santidad a la vida terrenal para a su vez santificarla, es decir, para santificar el medio en el cual se está inserto.
    Mientras tanto yo por mi parte tengo la tarea de transformar esta amargura que me lleva al odio mortificando mis impulsos, racionalizando mis emociones, y sobre todo confiando en que Dios  escuchará nuestras oraciones y nos arreglará el problema si trabajamos con caridad buscando la justicia.
    Les dejo entonces este texto que medito en mi corazón para calmar mi alma, aunque estoy lejos de poder por el momento suavizar mi espíritu para hacer lo que dice San Máximo Confesor. Pido humildemente sus oraciones por esta familia. Es una prueba que Dios una vez más pone en nuestro camino.

     "Si padeces una prueba causada por tu hermano, y la amargura te lleva al odio, procura que el odio no te venza, y vence tú al odio con la caridad. Lo vencerás de este modo: orando sinceramente por él, aceptando sus excusas o cuidando tú mismo de excusarlo, asumiendo en ti la responsabilidad de la prueba y llevando todo con grandeza de alma, hasta que pase la nube.
    Tiene grandeza de alma quien espera el fin de la prueba y alcanza la gloria de la constancia.
    Si sucede que un hermano tentado habla insistentemente mal de ti, no te dejes arrancar del estado de caridad por este mismo demonio malo que te turba la mente. Y nunca te arrancará si, cuando eres injuriado, bendices, y cuando eres atacado, te muestras bondadoso. Este es el camino de la sabiduría de Cristo; quien no lo sigue nunca gozará de su compañía.
    Un alma racional que alimenta odio contra un hombre, no puede estar en paz con Dios, que es quien estableció los mandamientos. Dice éste efectivamente: Si no perdonareis a los hombres sus deudas, tampoco vuestro Padre celestial perdonará vuestras deudas (Mt 6, 14). Y si tu prójimo no quiere hacer la paz, tú guárdate de odiarlo, y ora sinceramente por él, y no hables a nadie mal de él.

                                                                San Máximo Confesor, Centurias sobre la Caridad

    viernes, 14 de junio de 2013

    R.B. Benson y la Iglesia Anglicana

    Iglesia de San Silvestre in capite, Roma
     
              "Me di vuelta, miré de nuevo hacia la Iglesia de Inglaterra y en mi interior se produjo una extraordinaria transformación. No es que ya me fuera imposible amarla. La amo incluso ahora, como uno puede amar al amigo que le defrauda. Era dueña de un centenar de virtudes, de unas expresiones delicadas, de un pensamiento romántico; desprendía a su alrededor un aroma delicioso; era infinitamente agradable y conmovedora; tenía la ventaja de vivir en la penumbra de su propia indefinición, dentro de unas casas espléndidas que no había edificado; su estilo era gracioso y sus expresiones refinadas; su música y su lenguaje siguen pareciéndome extraordinariamente hermosos. Y, por encima de todo, es la madre nutricia de muchos de mis mejores amigos y durante treinta años también me educó y me cuidó con indulgente cariño. Yo no era un ingrato, pero me resultaba completamente imposible volver a aceptarla como a la divina amante de mi alma.
               Es cierto que me alimentó con sus mejores viandas y que Nuestro Señor, por su parte, había acompañado aquellos dones con otros aún mejores; por supuesto, ella me había dirigido hacia Él antes que hacia sí misma. Sin embargo, todo eso no la hacía mi reina, ni siquiera mi madre; y, de hecho, me había fallado en otros aspectos, no por su culpa, sino por su desgraciado nacimiento y por su naturaleza.
               Cuando le hice ciertas preguntas sobre la vida que vivía bajo su tutela, no me dio respuestas. Sólo me dijo que me quedara tranquilo, pero eso no me bastaba; un alma no se satisface eternamente con dulzura, suaves murmullos e himnos; y la libertad que disfrutamos resulta ser una esclavitud más intolerable que las cadenas más pesadas. Yo no quería ir por un  camino tras otro, según mis deseos: quería saber cuál era el camino que Dios deseaba que recorriera. No quería ser libre para dar la espalda a la verdad; quería una verdad que me hiciera libre. No ansiaba los espaciosos caminos placenteros, sino el angosto Camino que es Verdad y Vida. Y para todas esas cosas mi antigua Iglesia no me servía de ayuda.
              A un lado, pues, se erguía mi antigua amante, fiel y conmovedora, reclamándome como a su servidor por vínculos humanos. Al otro lado, en medio de una llamarada de intensa luz, aparecía la Esposa de Cristo, dominadora, imperiosa, con una mirada en los ojos y una sonrisa en los labios que sólo podían proceder de una visión celestial. Me reclamaba no porque hubiera hecho nada por mí, ni porque fuera un inglés que amaba el campo inglés - o incluso italiano, para el caso -, sino simple y llanamente porque era un hijo de Dios y porque Él le había dicho: "Llévate a ese niño y aliméntalo para Mí y yo te pagaré lo que gastes". Porque en definitiva, ella era Su Esposa y yo era Su hijo.
    
              Si, ante tal disyuntiva, yo hubiera dudado y me hubiera vuelto hacia la que conocía y amaba, en lugar de ir hacia la que sólo veía y temía a distancia, sé, sin sombra de duda, que habría caído bajo la radical condena de mi Señor: "El que no deja a su padre y a su madre y todo lo que posee, no puede ser mi discípulo".
     
              "Durante años pretendí estar diciendo Misa; y que la Iglesia de Inglaterra defendía la doctrina del Sacrificio de la Misa. Sin embargo, en los días de Isabel hubo sacerdotes perseguidos hasta la muerte por el crimen de hacer lo que yo afirmaba hacer. Suponía que nuestras mesas de madera para la Comunión eran altares, pero en la época de los Tudor las antiguas piedras de los altares fueron deliberadamente profanadas y ultrajadas por funcionarios de la Iglesia a la que yo pertenecía oficialmente, y sustituidas por mesas de madera. Cosas que en Mirfield me resultaban tan queridas - ornamentos, crucifijos, rosarios - fueron denunciadas en tiempos de Isabel como "baratijas" y "amuletos". Comencé a inquietarme y poco después dejé de celebrar el oficio de la Comunión".
                        
                       Robert Hugh Benson, Confesiones de un Converso.
     
                              Estimados lectores: este post es a propósito de las declaraciones del P. Francisco al recibir al primado de la iglesia anglicana: yo me pregunto:  ¿quién es el que tiene que apreciar las tradiciones? ¿De qué tradiciones me está hablando? ¿De las nacidas de una iglesia bastarda, como dice Benson, con un origen desgraciado?
                                              
     

    martes, 11 de junio de 2013

    Un día me desperté y me encontré con otro país



    ¿No sabéis que los inicuos no heredarán el reino de Dios? No os hagáis ilusiones. Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los que viven de rapiña, heredarán el reino de Dios.
    I Corintios, 6, 9-11

             Un día me desperté y sin darme cuenta la realidad,  que al parecer estaba hace tiempo funcionando así, me dio de bruces como un portazo en la cara. A lo mejor vivo demasiado metida dentro de una burbuja y no me había dado cuenta, o no quería darme cuenta, que el libertinaje con todas sus más feroces variantes había llegado a mi pobre Chile para instalarse, siguiendo una orden que viene de un oscuro lugar,  que ya ha hecho de las suyas en Argentina, Uruguay y Brasil. Lo veía tan lejano, tan alejado de la idiosincrasia de mi país y ahora...ahora ha entrado con el propósito firme de instalarse hasta lograr lo que se propone. Advierto que este post es un desahogo y quizás resulte algo caótico.
             ¿Cómo es posible que hasta algunos eclesiásticos de alta alcurnia piensen que una abominación como la de la homosexualidad sea sujeto de derecho? ¡Ni civil ni menos eclesiástico! Por Dios Santo, ¿acaso hemos perdido la cordura? Ya...me van a demandar por homofóbica, por discriminatoria por culpa de la famosa ley anti discriminación que sacaron en Chile... ¡bah! Pamplinas. El  error siempre es error, en toda época y momento y por más que la enferma sociedad occidental  intente decir lo contrario el orden natural no va a a cambiar por leyes humanas. 
            No recuerdo en que año exactamente empezó a considerarse que ser un homosexual era algo normal, una nueva manifestación de "amor" similar al que un hombre siente por una mujer y viceversa. Me causa una profunda extrañeza que lo que antes criticaba la mayor parte de la sociedad haya girado copernicanamente de un extremo al otro. Se tolera, se acepta esta abominación con normalidad y pobre del que ose pensar lo contrario. Es políticamente incorrecto oponerse a la homosexualidad y se corre de inmediato el riesgo de ser catalogado de nazi, fascista, fundamentalista e intolerante. No entienden que no se descalifica ni se odia a tal o cual hombre o mujer por su "condición sexual", pues eso iría en contra de la caridad. Lo que se critica y se odia es el pecado que comete tal o cual cuando le da rienda suelta a lo que es contra natura. Se odia al pecado, pero se ama al pecador; y a este pobre pecador no se le hace ningún bien a su alma si se exalta su pecado y se le dan todas las facilidades para que siga pecando.
             Es doloroso escuchar como se hace una apología diaria a través de los medio de comunicación de los homosexuales. He escuchado por estos días que es signo de una sociedad evolucionada aceptar esta condición como una forma más de amor; he escuchado con espanto que debe dárseles el derecho a adoptar hijos porque de lo contrario se discrimina. Horror causa saber que se pretenda darle reconocimiento a través de una ley de vida en pareja. ¿Cuándo - por favor - cuándo cambió todo esto?  ¿Cuándo pasamos de escandalizarnos por los homosexuales y a encontrar asquerosa su conducta a aceptarlos y tolerarlos social y legalmente? ¿De molestar y burlarse en los chistes de los homosexuales a que no se puede decir nada en contra de su comportamiento? No estoy diciendo que haya que burlarse de ellos, ni menos de pegarles y matarlos...¡por favor! Mirad que existe una gran distancia entre una cosa y la otra. Repito: caridad para con ellos y la mejor caridad es enseñarles a vivir castamente su tendencia y a que la ofrezcan a Dios, no a fomentar la abominación. ¿Por qué me tengo que tragar yo ver a un par de homosexuales besarse públicamente? ¿Seré más "evolucionada" socialmente si lo hago? ¿No he llegado a una madurez moderna pues me choca ver esto? ¡Por la pucha que estamos mal! - dijo el huaso.
              Nos merecemos los peores castigos de Dios. ¿Hasta cuándo Dios tolerará esto? No lo sé y pido que nos tenga misericordia. ¿Qué hemos hecho en contra para oponernos al avance del movimiento homosexual? Personalmente no he hecho mucho porque además no sé cómo hacerlo. Tribuna no nos dan ,y si lo hacen nos caricaturizan como grupos católicos ultraconservadores neofascistas. Que nos digan lo que quieran, ese no es el punto. El punto es que han convencido a las masas de que es justo lo que defienden, amparados en el caso de, por ejemplo, del joven Zamudio que murió en manos de unos dementes drogados.
              Todos permanecen callados...la minoría manda. Bueno, supongo y confío que serán una minoría. Porque no puedo creer que la gente sea tan veleta para pasar de un extremo a otro. Los que dicen que está bien que tengan derechos, no sé hasta qué punto son sinceros. Supongo que más bien dicen públicamente una cosa y en su interior piensan otra. Quizás por pusilánimes se quedan callados, para quedar bien con la moda que manda la tele y ser así de espíritu liberal, tolerante y moderno
    El Antiguo y el Nuevo Testamente hablan de los homosexuales como de los "perros", un término duro si pensamos en lo peyorativo que suena. Hay una cita en el Apocalipsis al final donde el padre Castellani explica esto precisamente:
     
    "Dichosos los que lavan sus vestes en la sangre del Cordero - para que se les haga apertura al Árbol de la Vida y por las puertas a la Ciudad afuera los perros y los brujos, los fornicarios y los homicidas y todo el que ama y hace mentiras." (Ap.22, 15)
    "Perros" llamaban los antiguos a los sodomitas, que en la otra enumeración de pecados son llamados "asquerosos" o "abominables". "Brujos", a los vendedores de drogas dañinas, sortilegios, venenos, espiritismos, psicoanálisis y hechicerías. No olvidemos que el Rey de los Brujos, el Pseudoprofeta, es un gran técnico, perito en bombas atómicas, capitán de todos los "magos" que hay hoy día" Leonardo Castellani, El Apokalypsis de San Juan, Editorial Vórtice, pág.257-58

              Por eso no entiendo la postura de algunos obispos que han hablado al respecto estos últimos días. Quizás están  siguiendo la orden del "lobby gay" como lo llamó el papa Francisco. El error - repito - no es sujeto de derecho. Parecen estos hombres de la curia confundir la caridad para con el prójimo con la aceptación de sus desviaciones. La Iglesia acoge al pecador, para eso fundó Cristo su Iglesia. Pero lo acoge en vistas a su conversión, no para darle asilo a su pecado e incentivar su acción. Grave es lo que hacen estos curas: omiten y fomentan, no me gustaría estar en su pellejo cuando Dios los juzgue.
             Nadie está libre de culpa. Todos nos reconocemos como pecadores, manchados por naturaleza y por algo acudimos a los sacramentos y a la Santa Misa. Pero si yo veo que mi hermano está actuando mal y que con su actuar se está ganando la ira de Dios, por caridad hacia su alma debo hacérselo saber y advertirle de las consecuencias de sus actos.
            La única explicación que me doy es frente a esto es que hay un grado de confusión tal a todo nivel que hemos invertido el orden moral. "La confusión mental que reina en nuestros contemporáneos es espantosa; y tiene a su favor todo, por decirlo así, las Ciencias profanizadas, la filosofía caótica, la situación política de los Estados, la potencia del Gran-dinero, el arte perverso o degenerado, y los instrumentos eficacísimos de difusión, que no son sino de confusión; de modo que la cosa parece desahuciada. Pero hemos de parar mientes en que si las fuerzas del Mal no son contrarrestadas, lo único que pueden hacer es apresurar la catástrofe, y por ende la subsiguiente rehabilitación sobrenatural, y nada más: no pueden construir nada estable ni permanente, siendo esencialmente parasitarias y destructivas." Leonardo Castellani, o.c, pág 293.
            Que Dios nos pille confesados y preparados para morir. "Acuérdate de la muerte, la cual no tarda, y de la ley que se te ha intimado de ir al sepulcro; porque el morir es una ley de la que nadie está exento" (Eclesiástico,14,12) Que así sea.

    domingo, 9 de junio de 2013

    Misa Tradicional Asociación Litúrgica Magnificat

                                                                    "Sed sobrios, y velad, porque vuestro enemigo anda girando como león rugiente en torno vuestro, buscando a quien devorar; resistidle firmes en la fe, sabiendo que de la misma tribulación padecen vuestros hermanos, cuantos hay en el mundo. Mas, Dios, Dador de toda gracia, que nos llamó a su eterna gloria por Jesucristo, después que hayáis padecido un poco, El mismo os perfeccionará, fortalecerá, y afianzará en el bien."  ( Parte de la Epístola de la Santa Misa de hoy) (1 Pedro 5, 6 -11)

    Fotos de la Santa Misa Tradicional de hoy, correspondiente al 3er. Domingo después de Pentecostés, en la Iglesia Nuestra Señora de la Victoria, Santiago de Chile.


     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     

    viernes, 7 de junio de 2013

    Sagrado Corazón de Jesús


                                                Corazón de Jesús en Vos confío

    Postrado a vuestros pies humildemente
    vengo a pediros, dulce Jesús mío,
    poderos repetir constantemente:
    ¡Sagrado Corazón, en Vos confío!
     
    Si la confianza es prueba de ternura:
    esta prueba de Amor daros ansío.
    Aun cuando esté sumido en la amargura:
    ¡Sagrado Corazón, en Vos confío!
     
    En las horas más tristes de la vida
    cuando todos me dejen ¡Oh Dios mío!
    Si el alma está por penas combatida
    ¡Sagrado Corazón, en Vos confío!
     
    Aunque sienta venir la desconfianza
    y os obligue a mirarme con desvío,
    no será confundida mi esperanza:
    ¡Sagrado Corazón, en Vos confío!
     
    Si en el bautismo que hermoseara mi alma
    ya os prometí ser vuestro y Vos ser mío,
    clamaré siempre en tempestad o en calma:
    ¡Sagrado Corazón, en Vos confío!
     
    Yo siento una confianza de tal suerte
    que sin ningún temor ¡oh dueño mío!
    espero repetir hasta la muerte:
    ¡Sagrado Corazón, en Vos confío!

    miércoles, 5 de junio de 2013

    MISA EN LATÍN EN PERALILLO, Reportaje de TVN



    Todo un acontecimiento: Televisión Nacional de Chile ( Red La Serena) hace un reportaje sobre la misa tradicional en Peralillo, en la Región de Coquimbo.
    Recordamos que en Santiago se rezan varias misas tradicionales, y entre ellas la de la Asociación Litúrgica Magnificat (Una Voce) todos los domingos a las 12 hrs, en la Iglesia Nuestra Señora de la Victoria, Bellavista 37 (entre Pío Nono y Ernesto Pinto Lagarrigue) He tenido el gusto de asistir estos tres últimos domingos esta Santa Misa.  La iglesia siempre llena, el padre Milán Tisma con sus excelentes sermones, el canto de la liturgia....en fin, todo invita a la adoración a Dios y a la devoción.