sábado, 29 de noviembre de 2014

Los grados del fariseismo, según Castellani. El 5to. nuestra actual romana calamidad, según Bensonians

"- El fariseísmo viene a ser como...los fariseos son "religiosos profesionales"...como el profesionalismo de la religión - dije-, recordando una frase de Gustavo Thibon.
- Ese es solamente el primer grado de fariseísmo en todo caso - reflexionó el viejo -. A ver si podemos describirlo por sus grados:
 El primero: la religión se vuelve meramente exterior...
 El segundo: la religión se vuelve profesión, métier, gagne-pain.
 El tercero: la religión se vuelve instrumento de ganancia, de honores, poder o dinero.
- ¡Es como una escleorotización de lo religioso, un endurecimiento o decaimiento progresivo! - saltó el teólogo.
- Y después una falsificación, hipocresía, dureza hasta la crueldad...- dije yo.
-Jesucristo en el Evangelio condenó a los fariseos - machacó fray Florecita - y con eso basta.
   El judío se había quedado como absorto. Después prosiguió con una voz hueca y ronca...
- Yo tiemblo de decir lo que oso pensar...Mi corazón tiembla delante de Dios como una hoja de árboñ al pensar en el misterio del fariseísmo. Yo no puedo indignarme como el Divino Maestro; yo, miserable gusano, le tengo miedo - y de hecho se estremeció bruscamente todo su cuerpo, y dos lágrimas asomaron a sus ojos.
- Los otros grados - prosiguió - ya son diabólicos. El corazón del fariseo primero se vuelve corcho, después piedra, después se vacía por dentro, después lo ocupa el demonio. "Y el demonio entró en él", dice Juan de Judas.
  El cuarto: la religión se vuelve pasivamente dura, insensible, desencarnada.
  El quinto: la religión se vuelve hipocresía: el "santo" hipócrita empieza a despreciar y aborrecer a los que tienen religión verdadera.
  El sexto: el corazón de piedra se vuelve cruel, activamente duro.
  El séptimo: el falso creyente persigue de muerte a los veros creyentes, con saña ciega, con fanatismo implacable...y no se calma ni siquiera ante la cruz ni después de la cruz..."Este impostor dijo que al tercer día iría a resucitar"; de modo que, Oh Excelso Procurador de Judea...Guardias al sepulcro."

                        Leonardo Castellani, Cristo y los Fariseos.
                                                             Ediciones Jauja 1999

jueves, 20 de noviembre de 2014

Del blog Mundabor: Ahora es oficial: Francisco te odia

Sí, tú. Tú buena esposa, y buen esposo. Tú que te casaste por la Iglesia, tú que rezas el rosario. Tú, señor, eres su enemigo.
El Más Sorprendente Hipócrita en la Historia de la Iglesia ( TMAHICH) (sigla en inglés, n. de tr.)  continúa saboteando al catolicismo. Comienzo a pensar que su odiocidad por los católicos es tan fuerte que no puede abstenerse de ser sarcástico contra ellos, incluso si tratar de refrenar su lengua. Esto, o este grapa juega un rol.
Ahora ni siquiera están bien los católicos con una vida ordenada, o que viven sin pecado mortal en su consciencia y están casados por la Iglesia. Francisco es el hombre que ordena que se le dé la comunión sacrílega a el 80% de los comulgantes de una barriada marginal; es el que sugiere que muchos de aquellos buenos católicos deben estar "muertos" por dentro. Los concubinos de los barrios marginales, los travestis, los sacerdotes maricones - ver a su
amigo - están todos bien.

                                    .

¿Muerto por dentro? Si quiere ver a uno, lo único que necesita este hombre es un espejo.
 Si eres cualquier clase de pecador : homosexual, concubino, ladrón, este Papa te querrá mucho. Pero comienza a vivir una vida católica y su odio contra ti será imposible de contener.
No puedo evitar pensar que este Papa tiene tal odiocidad viceral por los católicos, que él arremete contra ellos incluso si sabe que debiera ser más cuidadoso. Simplemente está fuera de su control.
Él ha tenido odio por los buenos católicos toda su vida. Para él son hipócritas.  Él debe estar tan corrompido interiormente que ha olvidado lo que es tener un corazón sincero.
Pero tú en cambio eres un alma sucia. Posiblemente un pervertido.
Él verá su propia suciedad en ti, y tú le agradarás inmediatamente."

Nota de Beatrice: Concuerdo completamente con Mundabor. Gracias a Dios mi fe no pasa por hombres. La fe es un don gratuito de Dios que hay que cultivar, acrecentar, y que al único que he de dar cuentas de lo que he hecho con ella es a Dios. Lo que piense el papa de turno me da lo mismo. Sus gustos, opiniones personales extra magisteriales me dan exactamente lo mismo. Y aunque no soy sedevacante he aprendido a vivir casi como si lo fuera. Me basta con cumplir mis deberes para con Dios, mis deberes de estado y mis deberes para con mi prójimo, poniendo en práctica aquello que la sana doctrina me manda, recibiendo los sacramentos, e intentando mantener durante el día el pensamiento en presencia de Dios.
¿Qué igual me toca o me afecta lo que haga nuestro Obispo de Roma? Obviamente que sí en cuanto a que es la cabeza de la Iglesia y que ciertas medidas que tome van a repercutir, por ejemplo, en la vida parroquial o de la iglesia donde vayamos habitualmente. Sin embargo, esta cabeza es similar a la de un padre de familia. En este caso nos encontramos con una calamidad de padre de familia. Mi padre va a ser mi padre aunque sea un inepto como tal. Y yo solamente tengo el deber de obedecerlo cuando actua como un buen padre de familia cumpliendo su deber. Si mi padre me manda a hacer algo que va en contra de las normas de la familia y en contra del bien común de ésta, o en contra de las leyes de Dios yo no estoy obligada a obedecerlo, es más, debe resistirme.  
 Este mal padre que castiga a los hijos buenos y favorece a los malos deberá dar cuentas. Yo me pregunto si Francisco es consciente de ésto, o si cree que está ahí para hacer lo que se le viene en gana, o si definitivamente tiene un serio problema de bipolaridad.
En fin, gracias a Dios mi fe no pasa por hombres.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Reparado el olvido de Westminster: un artículo del R.P. Schofield sobre Mgr. Benson.

         Como ya sabrán durante el mes de Octubre se cumplieron los 100 años del fallecimiento de Mgr. Benson. No suelo ser muy amiga de las revistas de los obispados, pero me había parecido que la revista Oremus del arzobispado de Westminster en Inglaterra tenía algunas cosas rescatables. En mi ingenuidad pensé que durante el mes de Octubre encontraría variados artículos sobre la fecha aludida y esperé con ansias la aparición  de la revista en este mes...pero nada. Ni una mención a uno de sus más famosos sacerdotes. Casi lloro...no exagero. ¿Seré la única que se acuerda de esta fecha?  - pensé. Afortunadamente no, y Rorate Coeli publicó algunos sermones de las Paradojas del Catolicismo ( una de ellas publicada en español hoy en Adelante la Fe). También nuestro catalán amigo de la página "Robert Hugh Benson, página web de estudio sobre Robert Hugh Benson" hizo mención  (http://roberthughbenson.com)
         Pues bien, ahora por fin alguien de Westminster se acordó de su notable monseñor y en la Revista Oremus de Noviembre se publica una breve reseña. El padre Schofield precisamente fue quien hace unos años publicó en su blog (http://www.romanmiscellany.blogspot.com/) algunas fotografías de la actual Hare Street House, cosa que he aprovechado no solamente para conocer un poco el lugar, sino también para copiar y subir algunas fotos.
     Les dejo entonces el artículo del padre Schofield traducido por esta servidora. 

Mgr. Robert Hugh Benson
Uno de los autores favoritos del Papa,
Por R.P. Nicholas Schofield


        Este año está tan repleto de aniversarios, que fue fácil pasar por alto el reciente aniversario de la muerte de uno de los más afamados sacerdotes de Westminster: Mgr. Robert Hugh Benson (1871 – 1914). Popular novelista, predicador y director espiritual, su repentina muerte a causa de una neumonia el 19 de Octubre de 1914, con escasos 42 años,  conmocionó no solamente a los fieles católicos, sino a muchos otros para quienes Benson se convirtió en un nombre familiar. Una nota periodística acerca de su muerte,  “se presenta con tal dolor y  sentido de pérdida, que ni siquiera el tiempo de guerra y la gran lista de héroes muertos puede disminuir u oscurecer.”

         Hugh, (como fue popularmente conocido) perteneció a una adelantada familia. Su padre, Edward White Benson, fue Arzobispo de Canterbury y su madre fue descrita por Gladstone como “la mujer más inteligente de Europa”. Sus hermanos incluyen a Edward Friederick, cuyas  creaciones cómicas comprenden a Mapp y Lucia; Arthur Christopher, que escribió la letra de “Land of hope and Glory”; y a Margaret una pionera egiptóloga.
         Hugh mismo también pudo afirmarse por su propia cuenta dentro de esta terriblemente talentosa familia. Se educó en Eton y en Cambrigde. Fue ordenado como sacerdote de la iglesia de Inglaterra, ingresando posteriormente a la Comunidad de Mirfield donde empezó a ganar fama como escritor y predicador. Un poco como a Newman, a él le faltaron algunas habilidades como orador: hablaba rápido, algunas veces con un tono estridente y tartamudeaba. Sin embargo, tal como lo señaló posteriormente un admirador: “la personalidad del hombre tapa estos defectos. El actúa, vive y ve cada una de las palabras que habla. Su entusiasmo nunca flaquea".
        En 1903 fue recibido en la Iglesia Católica por el padre Reginald Buckler, un dominico del priorato de Woodchester. Como era de esperarse, la “secesión” del hijo de un arzobispo de Canterbury causó muchos comentarios y se hicieron paralelos con la conversión de Newman en 1845 y con la de Tobie Matthew (hijo del arzobispo de York, en 1606).
        Benson se trasladó a Roma, residiendo en San Silvestro in Capite ( que posteriormente sería la iglesia titular de los cardenales Heenan y Hume), para seguir un abreviado curso para las órdenes sagradas. A pesar de haber pasado sus ramos raspando (en parte causado por su insuficiente latín) Hugh fue ordenado sacerdote en un año, el 13 de Junio de 1904 en la capilla doméstica de San Silvestro.
        Ordenado para la arquidiócesis de Westminster, Benson nunca estuvo a cargo de una parroquia. Fue a Llandalff House, por entonces la capellanía católica en Cambridge para ayudar al fellow converso Mrg. Arthur Barnes, el que posteriormente fue trasladado a la parroquia de Nuestra Señora de los Mártires Ingleses. El mismo Hugh sostuvo que su carisma era el de “encender, pero no sostener”. Él fue capaz de predicar poderosos sermones o de atraer a numerosos conversos para su instrucción, pero no tuvo la paciencia para llevar los registros de una parroquia o para haber hecho mundanas visitas pastorales. Los dones de Hugh descasaban en otra parte y necesitó de libertad para canalizar su energía creativa en una fructífera dirección.
          En 1908, con el permiso del arzobispo, Benson se trasladó a una casa que él compró en el villorrio de Hare Street en Hertfordshire, cerca de Buntingford. Este lugar se convirtió en su paraíso en la tierra. La casa del siglo XVII con una  elegante fachada georgiana, presumía de agradables jardines y de un fantasma (para delicia de Hugh). Puso mucha energía en ornamentar el lugar, usando sus propios gobelinos, pintando, esculpiendo la madera e incluso instalando un agujero en las escaleras, ( seguramente una respetable casa de campo no sería tal si no tuviera uno) También construyó la capilla en el jardín y supervisó cada detalle de su decoración. Después de su muerte Hare Street House fue dejada para uso de los arzobispos de Westminster para que pudieran escapar del ajetreo y del bullicio de la Avenida Ambrosden. El cardenal Hinsley murió en Hare Street en 1943 y el cardenal Hume tuvo un gran amor por este lugar. Su peculiar interior sirvió de inspiración para el libro y la película Basil en Bluderland.
         Los años de Benson como sacerdote católico estuvieron principalmente ocupados en la prédica de sermones y en las misiones, (de hecho, a menudo se le pudo encontrar en el púlpito de la catedral) entregando conferencias en casa y afuera, escribiendo cartas e instruyendo a conversos. Escribió una variada gama de libros y artículos, abarcando la apologética, la espiritualidad, las biografías  y la historia más bien como ficción. Benson produjo veinte novelas en once años y fue considerado uno de los más finos escritores en sus días. Entre sus libros más populares están ¡Ven potro, ven soga! de 1912 (una de sus varias novelas sobre el periodo de la Reforma y que ayudó a disipar muchos errores históricos) y los dos más notables volúmenes que pueden ser definidos como de ciencia ficción: El Señor del Mundo (1907) y Alba Triunfante (1911). El primero de éstos es un trabajo profundamente depresivo y apocalíptico. Se sitúa en los comienzos del siglo XXI y está enfocado en el reino del Anticristo y en el triunfo del humanismo sobre el cristianismo. Tal ha sido su poder de profecía que el mismo papa Francisco se ha referido a él en una de sus homilías diarias. Alba Triunfante es más optimista, trazando un futuro alternativo donde la Iglesia es triunfante.
        Desde el verano de 1914 Benson estuvo sufriendo de ahogos, dolor en el pecho y cansancio. Estuvo muy preocupado por la guerra que justamente se había declarado y él mismo compiló un libro de oraciones para este tiempo, Vexilla Regis. El doctor le dijo que descansara una vez que hubiera finalizado sus compromisos irrenunciables, pero esta advertencia fue hecha demasiado tarde. Dejó a su amada Hare Street para partir a completar algunos compromisos en el norte, indicándole a su sirviente que “¡Ah! Las hojas se habrán caído cuando nuevamente vuelva a casa”. Benson precisamente condujo la misión en Ulverston ( ahora en Cumbria) y predicó en Salford, pero después de hacerlo no se sintió lo suficientemente bien como para regresar a casa, quedándose en la casa del obispo (que pronto sería la oficina de nuestro propio obispo John Arnold).
       Esos días siguieron con severos dolores, aunque cuando no estaba sufriendo  estaba lleno de su energía usual e incluso fue al cine una tarde. Sin embargo, fue patente que la neumonia se había acentuado y la situación se volvió grave. Su hermano Arthur corrió para estar con él, y posteriormente recordó que Hugh había estado nervioso y algo preocupado “Él sabía que debía morir. Y ahora creo que él deseaba vivir, pues estaba pensando en todas aquellas cosas que él tenía y deseaba hacer, y que su línea de pensamiento finalizó con la idea de que: “tal vez no pueda vivir para hacerlo”.” La muerte finalmente llegó el 19 de Octubre de 1914.
         Como un testimonio de su energético ministerio y de su impacto sobre muchos miles que la comparativamente corta vida de Benson, su vida fue rememorada tanto en dos volúmenes biográficos como en varias pequeñas remembranzas. Como un periodista señaló, él “logró más en ese corto periodo que lo que es dado a contar en una larga vida. Los once años de su vida católica juzgados desde su laboriosidad deben ser llamados, de una manera poética, como los once años de años”  Que descanse en paz.

El padre Nicholas Schofield es el Archivero de la Diócesis de Westminster. Él también es el párroco de Nuestra Señora de Lourdes y San Miguel en Uxbridge.
       
       




viernes, 14 de noviembre de 2014

Mis juveniles "Mes de María"

         

          Cuando era joven - hace ya unos cuantos años - y estaba en el colegio siempre esperaba con ansias la llegada del Mes de María. Esta hermosa devoción se inicia el 8 de Noviembre y finaliza con la Festividad de la Inmaculada Concepción el 8 de Diciembre, y equivale a las festividades marianas del mes de Mayo en el hemisferio norte. Aquí en las tierras australes coincide con la mitad de la primavera y por tanto, con el apogeo de las flores: alelíes, rosas, astroemerias, lirios, y un largo etc; y también coincide con la proximidad del adviento, tiempo que suele ser más de algarabía que de penitencia. El acoso del comercio con los adornos y los regalos navideños no propicia mucho el ambiente penitencial.  En fin, para mí la llegada del mes de María era ocasión de una gran alegría, y aunque hoy también indudablemente lo es, ocurre de distinta manera, pues a medida que crecemos y cambian nuestras circunstancias y nuestras vivencias, celebramos de distinta manera.
           Recuerdo que el inicio del Mes traía los aires de las vacaciones tan esperadas por alguien como yo que sufrí  académicamente hablando el colegio. Cuando estaba en la enseñanza básica en el colegio de monjas ( en el desaparecido Colegio del  Sagrado Corazón de Reñaca) se rezaba el mes en el patio del colegio. Todas nos formábamos en filas por curso  frente a una  enorme imagen de la Mater Admirabilis que ubicaban en lo alto de la gran escalera del patio central y donde Nuestra Señora nos miraba desde lo alto con sus dulces ojos.
        A pesar de que las monjas de esta congregación eran ( y lo son) bien liberales para sus cosas, por lo menos esta tradición se conservaba. Se rezaba y se cantaba a la Virgen y cada curso ofrecía de acuerdo a la organización del calendario, flores mientras se cantaba el Venid y vamos todos. Ahí aprendí a rezar las dos oraciones del padre Vergara: la oración inicial y la oración final, repetida en esos años de infancia tal vez como el loro, pero que de todas formas nunca más se me olvidaron.

La antigua capilla de los SS.CC de Viña del Mar
          Posteriormente en la enseñanza media, y si no me equivoco en los dos últimos años de colegio, mi fe comenzó a madurar y ya no me bastó con el rezo en el patio del colegio. No podía ser que nos contentáramos sólo con rezar las oraciones del Mes y no tuviéramos misa. Comenzaba ya a aflorar en mí esta cosa de profundizar un poco más la fe y pedí permiso a la inspectora para poder llegar un poco más tarde al colegio durante ese mes, pues comencé a asistir a la Misa diaria del mes de María que se oficiaba en la desaparecida ( ¡uf! ¡también desaparecida!), pero muy bien recordada, añorada y querida capilla de los SS.CC (padres franceses, otros liberales más) de Viña del Mar. Ahí se juntaban los que ahora somos unos cuarentores y que por esos años éramos jóvenes  en la misa que comenzaba a las 7:20 si mal no recuerdo. La capilla de los Padres se llenaba con jóvenes de los ss.cc, con niñas del Saint Margaret, de las Monjas Francesas y entre todos estos colegios, yo era la única de las Monjas Inglesas, como se le llamaba a mi colegio. Salía temprano de mi casa y me iba caminando hasta la capilla de los padres franceses, y este trayecto a esas horas de la mañana me fascinada. Mi ciudad natal en las mañanas era una maravilla es esta época: el canto de los zorzales, el olor de las flores, ese agradable frío matinal y la paz y el silencio de una ciudad que recién comenzaba a funcionar.
         Nunca olvidaré esas misas, que aunque novus ordo, eran dichas con devoción y yo intentaba poner la mejor intención para que las palabras de la oración inicial y final se pusieran en práctica.     Después que terminaba la misa, tomada una micro y me iba a Reñaca.  Estaba feliz, con el alma completamente en paz...y además sabiendo que ya faltaba poco para que la "tortura" colegial terminara.
         Hoy, pasados ya unos veinte y tantos años, sigo rezando el Mes de María. Ahora en casa, con el marido y con los hijos en nuestra capilla frente a una hermosa imagen que adquirimos recién. Mis niños aprenden la oración de boca de sus padres y al igual que yo cuando chica, tal vez la repiten medio como el loro, pero no me cabe duda que esta devoción hecha en familia, rezada con sus padres y hermanos los va a marcar para siempre, tal como a mí me marcó la que recé en el colegio. Es bueno y provechoso rezar en familia. Familia que reza unida permanece unida, decía un rosario que tenía mi abuela, de esos que brillan en la oscuridad. Es bueno aprovechar este mes que dedicamos a María, para hacer una pausa en nuestros alborotados días de fin de año. Dejar de lado un poco el computador, el celular, las pruebas finales y juntarse a rezar en familia un ratito. Sabemos de sobra que la Iglesia está navegando por aguas turbulentas, sabemos que el mal está ahí latente en cada esquina, que nuestra patria ahora quiere "madurar" a los ojos del mundo- sin- Dios y dárselas de "grande" promulgando leyes perversas como el aborto terapéutico, y más luego de lo que pensamos tendremos la ley del matrimonio homosexual (pues ya ganaron la primera batalla al aprobar el acuerdo de vida en pareja) y que nuestra oración puede frenar estas iniciativas, junto con alzar la voz y dar testimonio de vida cristiana, a pesar de nuestras falencias y pecados. Cada día que pasa me doy más cuenta que necesitamos tener nuestra pequeña Iglesia doméstica para meditar y contemplar a Dios en medio del mundo.
          Las familias católicas deben estar más unidas que nunca y sabemos que la oración puede no solamente unirla más, sino que es grata a los ojos de Dios. Aprovechemos este mes entonces para rezar juntos.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Paradojas del Catolicismo: Santidad y Pecado, por Mgr. R.H. Benson





                                                        Paradojas del Catolicismo
                                                        Santidad y Pecado

Santo, Santo, Santo       Is. 4, 3
Jesucristo vino al mundo a salvar a los pecadores  I Tim. 1, 15


        Un par de acusaciones muy diferentes (por lejos más vitales que aquellas acusaciones baratas de mundanidad o de ultra mundanidad que ya hemos considerado) concernientes a las preceptos de bondad predicados por la Iglesia, y su propia presunta incapacidad para vivir de acuerdo a éstos. Pueden ser resumidas brevemente diciendo que la mitad del mundo considera a la Iglesia demasiado santa para la vida humana, y que la otra mitad no la considera suficientemente santa. Podemos denominar a estas críticas respectivamente como la pagana y la puritana.

I. Es el pagano quien la acusa de excesiva santidad:
         “Ustedes los católicos” – nos dicen – “son demasiado duros con el pecado y no lo suficientemente indulgentes con la pobre naturaleza humana. Déjenme tomar como ejemplo a los pecados de la carne. Aquí hay una serie de deseos implantados por Dios o por la Naturaleza (puedes elegir el nombre del poder detrás de la vida) con sabios y ciertamente esenciales propósitos. Estos deseos son probablemente los más feroces conocidos por el hombre y ciertamente los más atrayentes. Tal como sabemos, la naturaleza humana es la cosa más extraordinariamente  inconsistente y vacilante. Ahora bien, yo estoy consciente que el abuso de estas pasiones conduce al desastre, y que la naturaleza tiene sus inexorables leyes y castigos. Pero ustedes los católicos agregan nuevos horrores a la vida con la absurda e irracional insistencia en que los abusos causan ofensas a Dios. Porque no solamente denuncian ferozmente “los actos de pecado”, como lo llaman ustedes, sino que según parece presumen al ir más allá incluso hasta el mismo deseo. Ustedes son lo bastante poco prácticos y crueles al decir que entretenerse deliberadamente pensando en este pecado puede cortar al alma de la entrega de los favores de Dios.
         O, para ir más lejos, considera ideales imposibles de soportar con respecto al matrimonio. Estos ideales tienen cierta belleza propia para las personas que pueden aceptarlos. Tal vez ellos puedan tener, usando una frase católica, los Consejos de Perfección, pero es soberanamente ridículo insistir sobre esto como regla de conducta para toda la humanidad. La naturaleza humana es la naturaleza humana. No puedes obligar a la mayoría a seguir los sueños de unos pocos.
       O considera, para tener una mirada más amplia, las normas generales que sostienen para nosotros las vidas de los santos. Estos santos aparecen al ordinario hombre común como algo para nada admirable. No nos parece admirable que San Luis apenas pueda levantar sus ojos del suelo; o que Santa Teresa se golpeara a sí misma en una celda; o que San Francisco se flagelara a sí mismo con zarzas por temor a estar cometiendo pecado. Este tipo de actitudes son total y fantásticamente fastidiosas. Ustedes los católicos parecen apuntar hacia un precepto que es simplemente indeseable. Ambos, métodos y fines, son igualmente inhumanos e inadecuados para el mundo en el que vivimos. La verdadera religión está seguramente algo, por lejos, más sensible que esto. La verdadera religión no debiera forzar ni afanarse hasta lo imposible. No debiera buscar perfeccionar la naturaleza humana a través de un proceso de mutilación. Ustedes tienen una excelente puntería en algunos aspectos y excelentes métodos en otros, pero con las supremas exigencias ustedes van completamente más allá de los límites. Nosotros los paganos no estamos de acuerdo con su moralidad, y tampoco admiramos a aquellos que ustedes aclaman como exitosos. Si  ustedes fueran menos santos y más naturales; menos idealistas y más prácticos, serían de gran ayuda para el mundo al cual ustedes desean auxiliar. La religión debiera ser robusta, de un viril crecimiento y no el delicado invernadero en que la han convertido”.
       
        La segunda acusación proviene de los Puritanos: “El catolicismo no es lo suficientemente santo para ser la Iglesia de Cristo, porque ¡cuán complaciente es ella para con aquellos que nuevamente lo ultrajan y lo crucifican a Él! Quizás no es verdad, como solemos pensar, que los sacerdotes católicos realmente dejan a sus penitentes cometer pecados. Sin embargo, la extraordinaria facilidad con la que es dada la absolución viene a ser prácticamente lo mismo. Esta Iglesia lejos de haber elevado a la especie humana ha rebajado,  de hecho, sus preceptos por su actitud para con aquellos de sus hijos que desobedecen las leyes de Dios.
       ¡Considera lo que alguno de estos hijos suyos han hecho! ¿Existe en la historia algún criminal más monumental que los criminales católicos? Posee algunos hombres que han caído tan bajo como los Borgia en la Edad Media, o como Gilles de Rais y una veintena de otros. ¿Cómo hombres y mujeres que tal vez por su fe eran considerados “buenos católicos”, sin embargo en sus vidas no eran más que una mera desgracia para la humanidad? Observa los países latinos con sus apasionados registros de crímenes, tal como la inmoralidad sexual de Francia y España, o la turbulenta y pródiga Irlanda, o la brutalidad ignorancia del católico inglés. ¿Existe otra denominación de la cristiandad que exhiba tales deplorables especímenes como las monjas desbocadas, como los sacerdotes apóstatas o como los viciosos papas del catolicismo? ¿Cómo es posible que estas historias de iniquidad sean dichas del catolicismo del mismo modo como son dichas de cualquier otra secta no cristiana? Aceptemos todas las exageraciones que quieras, todos los prejuicios de los historiadores, todos los despechos de sus enemigos, y todavía existirán seguramente vestigios suficientes de criminalidad católica para mostrar que lo mejor de la Iglesia no es mejor que alguna otra religión, es más, es peor, infinitamente peor. La Iglesia Católica por tanto, no es lo suficientemente santa para ser la Iglesia de Cristo”.

II.  Cuando dirigimos nuestra mirada a los Evangelios encontramos que estas dos acusaciones son, de hecho, precisamente aquellas que fueron interpuestas contra nuestro Divino Señor.
      En primer lugar, indudablemente, Él fue odiado por su santidad. ¿Quién puede dudar que los terribles preceptos que Él predicó (la prédica católica que también es una de las acusaciones de los paganos) fueron la principal causa de su rechazo? Porque después de todo, fue Él quien primero proclamó que las Leyes de Dios obligan no solamente a la acción, sino también al pensamiento. Pues fue Él el primero que pronunció que el hombre es un asesino o un adúltero incluso cuando en su corazón desea estos pecados. Fue Él quien elevó los preceptos de la Cristiandad a un precepto de perfección. “Sed perfectos como mi Padre Celestial es perfecto” ¿Quién ofrece a los hombres aspirar a ser buenos como Dios?
        Fue entonces Su santidad lo que primero suscitó en Él la hostilidad del mundo: la radiante candente santidad con la que Su sagrada humanidad fue revestida. “¿Quién de vosotros me argüirá de pecado?...El que de vosotros esté libre de pecado, que arroje la primera piedra.” Estas son palabras que traspasan los llanos formalismos de los Escribas y Fariseos, y que despiertan un odio imperecedero. Fue esto seguramente, lo que le condujo irresistiblemente a su rechazo final en el balcón de Pilatos y la elección en su lugar de Barrabás: “¡Este hombre no!  ¡No a esta pieza de incorruptible perfección!; ¡no a esta Santidad que devela nuestros corazones, sino a Barrabás! ¡Tan confortable pecador como nosotros mismos! ¡A este ladrón en cuya compañía nos sentimos tan a gusto!  ¡A este asesino cuya vida no es en absoluto un contraste de la propia nuestra!” Jesucristo fue encontrado demasiado santo para el mundo.
        Pero por otra parte, tampoco fue considerado lo suficientemente santo. Esta acusación fue explícitamente presentada contra Él una y otra vez. Fue horroroso para estos guardianes de la ley que este predicador de lo correcto pudiera sentarse junto a publicanos y pecadores; que este profeta permitiera que una mujer como  Magdalena lo tocara. Si de hecho este hombre fuera un profeta, él no podría soportar estar en contacto con los pecadores; si de hecho fuera celoso por el Reino de Dios, no podría tolerar la presencia de tantos que eran enemigos suyos. Sin embargo, Él se sentó a la mesa de Zaqueo, en silencio y sonriendo, en vez de suplicar para que el techo se cayera. Él llamó a Mateo desde la oficina de impuestos en vez de hacerlos volar por los aires a ambos. Él tocó al leproso, a quien la propia Ley de Dios declara inmundo.

III.  Estas son las dos acusaciones presentadas en contra de los discípulos de Cristo,  y en contra  del Maestro, y es innegable que en ambas hay verdad.
        Es verdad que la Iglesia Católica predica una moralidad que está totalmente más allá del alcance de la naturaleza humana abandonada a sí misma; que sus preceptos son preceptos de perfección y que ella incluso prefiere el peldaño más bajo de la escalera sobrenatural al más alto peldaño de la natural.
        Y sin duda también es verdad que el caído o el católico infiel es infinitamente el miembro más degradado de la humanidad, más que un pagano o un protestante caído; que los monumentales criminales de la historia son criminales católicos y que estos monstruos del mundo (Enrique VIII, por ejemplo, sacrílego, asesino y adúltero; Martín Lutero cuyo libro impreso de conversaciones alrededor de la mesa son  indignas de cualquier casa respetable; o la Reina Isabel, perjura, tiránica e impúdica) fueron personas que tuvieron todo lo que la Iglesia Católica puede darles: los preceptos de su enseñanza, la guía de su disciplina y la gracia de sus sacramentos. ¿Cómo reconciliar esta paradoja?

(1) Primero, la Iglesia Católica es Divina. Es decir, ella mora en los Cielos. Ella mira siempre el rostro de Dios. Ella tiene consagrado en su corazón la Sagrada Humanidad de Jesucristo y la impecable perfección de la Inmaculada Madre, desde donde la Su humanidad fue extraída. ¿Cómo es entonces posible que ella deba contentarse con cualquier pequeño precepto de perfección? Si ella fuese una sociedad que se desarrolla desde abajo, es decir, una mera sociedad humana, ella nunca podría avanzar más allá de aquellos preceptos que han sido escalados en el pasado por sus hijos más nobles. Pero mientras en ella mora lo sobrenatural; mientras María fue dotada desde lo alto con un don al cual ningún otro ser humano podía aspirar; mientras el Sol de Justicia desciende desde los Cielos para conducir  a la vida humana bajo términos humanos, ¿cómo puede ella contentarse con cualquiera cosa menor a la altura desde donde estos provienen?

(2) Pero ella también es humana y habita en medio de la humanidad. Ocupa un lugar en el mundo con el objetivo expreso congregar para sí misma y santificar por su gracia al mismo mundo que ha caído frente a Dios. Estos marginados y estos pecadores son el gran material para el cual ella trabaja. Estos desechados productos de la vida humana, estos desfigurados tipos y especímenes de la humanidad que no tienen esperanza en nada excepto en ella.
          Primeramente porque de hecho ella desea poder levantarlos, y  frecuentemente ha sido capaz de hacerlo,  primero para la santidad y luego para sus propios altares. Porque ella y por ella solamente levanta a los pobres estercoleros para ponerlos junto al Príncipe. Ella coloca frente a la Magdalena y al ladrón nada menos que sus propios preceptos de perfección.
         Aunque en un sentido ella no se satisface con nada menos que esto, en otro sentido ella está satisfecha con infinitamente casi nada. Si ella puede traer al pecador hasta el borde mismo de la Gracia; si ella puede sacar del asesino agonizante un llanto de contrición; si ella puede volver los ojos  de éste hasta el crucifijo con una mirada de amor, sus labores estarán recompensadas por mil. Porque si bien no lo ha conducido a la cabeza de la santidad, al menos lo ha conducido a sus pies y lo ha colocado bajo la escalera de lo sobrenatural que va del infierno hasta el Cielo.
         Porque solo ella tiene este poder. Solo ella es completamente confidente en la presencia del pecador, porque solo ella tiene el secreto de la cura. En su confesionario está la Sangre que puede hacer al alma limpia, y en su Tabernáculo está el Cuerpo que será su alimento de vida eterna. Solo ella se atreve a ser su amiga porque solo ella puede ser su salvadora. Entonces, si sus santos son un signo de su identidad, no menos lo son sus pecadores.
        Porque ella no solamente es la Majestad de Dios habitando en la tierra, ella también es Su amor, y por tanto, sus limitaciones son únicamente de ella. Este Sol de Misericordia que brilla y esta Lluvia de Caridad que escurre, sobre buenos y malos, son el gran Sol y la gran Lluvia que da la vida de ella. Si yo subo a los Cielos ella está ahí, entronizada con Cristo, a la mano derecha de Dios; si yo desciendo a los infiernos también ella está ahí, haciendo retroceder a las almas del abismo desde donde ella puede rescatarlos. Porque ella es esta gran escalera que ya hace tanto tiempo vio Jacob. La escalera plantada aquí en la sangre y en el limo de la tierra, elevándose hacia la inmaculada Luz del Cordero. La santidad y la no santidad son ambas suyas por igual, y ella no se avergüenza de ninguna de las dos: la santidad de su propia Divinidad, la cual pertenece a Cristo, y la no santidad de aquellos marginados miembros de su humanidad a los cuales ella sirve.
         Por su poder, que es de Cristo, la Magdalena se convierte en penitente, y el ladrón fue el primero de los redimidos, y a Pedro, la débil arena de la humanidad, en la Roca sobre la cual ella está construida.


      

        

sábado, 8 de noviembre de 2014

Imágenes de la Misa de Inicio Mes de María, Parroquia San Benito Viña del Mar

            Las siguientes imágenes corresponden  a la Santa Misa Tradicional cantada por el padre Carlos Hamel, de la Fraternidad San José Custodio, en la Parroquia San Benito, Viña del Mar, hoy 8 de Noviembre.
          Es tradicional en Chile dedicar este mes para honrar a nuestra Madre y para pedir por su intercesión. No nos olvidemos pues,  de provechar este tiempo primaveral para depositar a los pies de la Inmaculada Concepción nuestras flores y nuestras plegarias.













lunes, 3 de noviembre de 2014

Invitación a Misa Tradicional en Parroquia San Benito, Viña del Mar, 8 de Noviembre


         Este próximo sábado 8 de Noviembre con motivo del inicio del Mes de María se celebrará la  Santa Misa según el rito de San Pío V (Misa Tridentina) a las 11:30 hrs. en la Parroquia San Benito ( Limache 2525,  Chorrillos, Viña del Mar). La Santa Misa será rezada por el Padre Carlos Hamel, FSJC.
Están todos invitados.