jueves, 29 de enero de 2015

Paradojas del Catolicismo: La Paz y la Guerra

                           Paradojas del Catolicismo

                                La Paz y la Guerra

Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados Hijos de Dios.   (Mateo 5, 9)
No creáis que he venido a traer paz sobre la tierra. No he venido a traer la paz, sino la espada. (Mateo 10, 34)

                              

        Hemos considerado que una y misma es la clave de las Paradojas de los Evangelios y las Paradojas del catolicismo: que la Vida que los produce es al mismo tiempo Divina y Humana. Vamos a considerar a continuación cómo ésta resuelve las del catolicismo, especialmente aquellos cargos que nuestros adversarios reclaman contra ella. Porque vivimos días en que el catolicismo ha dejado de ser considerado por los hombres inteligentes como algo demasiado absurdo para ser discutido. Motivos concluyentes son dados por aquellos que permanecen fuera de nuestras fronteras, por la actitud que ellos sustentan. Estas acusaciones categóricas que son hechas hacen necesario que deban ser aceptadas o refutadas.

         Ahora bien, aquellos que permanecen fuera de los muros de la Ciudad de la Paz en verdad no saben nada acerca de cómo sus ciudadanos conducen sus vidas, nada acerca de la armonía y conciliación que solamente el catolicismo puede dar. Sin embargo, puede ser que en ciertos lugares en los largos contornos de la ciudad contra el cielo, en el lugar que ocupa en el mundo, en su amplio efecto sobre la vida humana en general, bien puede ser que estos observadores independientes puedan saber más que el devoto que vive dentro. Vamos entonces a considerar sus reflexiones no necesariamente como totalmente falsas. Puede ser que ellos hayan captado vistazos que nosotros hemos omitido y relaciones que cualquiera de nosotros da por aceptado o hemos fallado por completo al verlas. Puede ser que estas acusaciones resulten ser nuestras encubiertas credenciales.

I- Hemos dicho que cada religión digna de ese nombre, tiene como su principal objetivo y su principal demanda a considerar el establecimiento o el fomento de la paz entre los hombres. Señaladamente esto fue así en los primeros días de la cristiandad. Fue esto lo que el gran Profeta predijo acerca de la labor de su  Divino Fundador cuando viniese sobre la tierra. La naturaleza recobrará su armonía perdida y la discordia entre los hombres cesará cuando Él, el Príncipe de la Paz se aproxime. Las grandes bestias yacerán juntas en amistad. El león y el cordero, el leopardo y el niño. Es más, fue un mensaje de paz el que los ángeles proclamaron sobre Su cuna en Belén. Fue el Don de la Paz el que él mismo prometió a sus discípulos. Fue la Paz de Dios que sobrepasa a todo conocimiento la que el gran Apóstol elogió de sus conversos. Entonces, tal como lo dijimos, esto es la esencia del catolicismo. Esta es la suprema bendición de los pacificadores: que ellos serán llamados Hijos de Dios.

      Sin embargo, cuando nos volvemos al catolicismo se nos hace ver que él no es un recolector, sino un dispersor; que la Iglesia no es una hija de la paz, sino una madre de desunión. ¿Existe hoy en Europa un país atormentado, retóricamente hablando, que no le deba a los reclamos del catolicismo parte de su propia miseria? ¿No es sino el catolicismo el que subyace en el corazón de la lealtad dividida de Francia, en la miseria de Portugal o en las discordias de Italia? Miramos atrás en la historia y encontramos el mismo cuento donde sea. ¿Qué fue lo que en la política de Inglaterra produjo tantos disturbios desde el siglo XII hasta el siglo XV, y la desgarró en dos en el siglo XVI, por una resuelta rebeldía de esta nación adolescente a la tiranía de Roma? ¿Qué subyace en las guerras religiosas de Europa; detrás del Fuego de Smithfield, del potro de Isabel; del sangriento día de San Bartolomé sino la intolerante e intolerable religión que no llegaría a ningún acuerdo incluso con el más razonable de sus adversarios? Desde luego que es imposible determinar en conjunto la culpa al decir que en muchas instancias fue el católico el agresor, sin embargo, no es menos cierto decir que los principios católicos son los que dieron la ocasión, y el católico reclama ser la infeliz causa de todos este incalculable torrente de miseria humana.

        Tal como hemos dicho cuán singularmente diferente es esta religión de la discordia a la religión de Jesucristo; a todos aquellos reclamos dogmáticos y disciplinarios a la mansedumbre del Pobre Hombre de Nazaret. Si la verdadera cristiandad se haya hoy presente en cualquier lugar, entre éstos se haya oculto, y más bien debe buscarse entre nuestros humanitarios gentiles de cada país. Hombres que luchan por la paz a toda costa, hombres entre cuyas principales virtudes están aquellas de la tolerancia y la caridad. Hombres que, en su caso, se han ganado la bienaventuranza de ser llamados hijos de Dios.

II.- Demos una vuelta a la vida de Jesucristo a partir de la vida del catolicismo.  De hecho, en principio parece como si el contraste pareciera estar justificado. Nosotros no podemos negar los cargos de nuestros críticos. Cada una de sus afirmaciones históricas son verdad, y además es verdad que el catolicismo ha dado ocasión para más derramamiento de sangre que cualquiera de las ambiciones o celos humanos.

      Además es cierto que Jesucristo pronunció esta bienaventuranza; que él pidió a sus seguidores buscar la paz y que Él les recomendó, en el climax de su exaltación, la paz que solamente Él podía otorgar.

      Sin embargo, cuando lo observamos más de cerca el caso no es tan simple. Primero porque, ¿qué fue de hecho, el efecto directo e inmediato de la Vida y Personalidad de Jesucristo sobre la sociedad en la cual Él vivió sino esta gran discordia, este gran derramamiento de sangre y miseria, que son los cargos que se levantan contra su Iglesia? Fue precisamente por esta cuenta que Él fue entregado a las manos de Pilato. Él irritó a la gente. Se ha hecho a sí mismo rey. Es un contencioso, un demagogo, un ciudadano desleal, un peligro para la paz de Roma.

      En efecto, aquí parece haber sido de excusa para estos cargos. No fue el lenguaje del moderno “humanitarismo” de los modernos tolerantes “cristianos” el que salió de los labios divinos de Jesucristo. “Id y decid a esas raposas”. Él reclama a los gobernantes de su gente: “¡Ay de vosotros sepulcros blanqueados por dentro lleno de huesos de muertos! ¡Vosotros víboras!”  Este es el lenguaje que él usó para con los representantes de la religión de Israel. ¿Es este el  tipo lenguaje que oímos de parte de los modernos líderes del pensamiento religioso? ¿Podría tal lenguaje ser tolerado en un momento por los humanitarios púlpitos cristianos hoy? ¿Es posible imaginar un lenguaje más enardecedor, con más “anticristianos sentimientos”, como lo llaman  hoy, que estas palabras pronunciadas por nada menos que por el Divino Fundador del cristianismo? ¿Qué hay de esa sorprendente escena cuando lanza las mesas en el atrio del templo?

        Y en cuanto al efecto de tales palabras y métodos, nuestro Señor mismo es bastante explícito. “No se confundan” - clama al moderno humanitarismo que reclama para sí el representarlo a Él – “No se confundan porque no he venido a traer la paz a cualquier precio. Hay cosas peores que la guerra y el derramamiento de sangre. Yo no he venido a traer la paz, sino la espada. Yo he venido para dividir a las familias, no a unirlas; a desgarrar a los reinos, no a soldarlos. Yo he venido a poner a la madre contra la hija y a la hija contra la madre. Yo no he venido a establecer la tolerancia universal, sino la Verdad universal”

¿Cómo entonces se concilia esta paradoja? ¿En qué sentido puede ser posible que el efecto de la Personalidad del Príncipe de la Paz, y por lo tanto de su efecto sobre Su Iglesia a pesar de que clama ser amigo de la paz, no debe ser la paz, sino la espada?

III.- Ahora bien (1), la Iglesia Católica es una sociedad humana. Es decir, está constituida por seres humanos. Humanamente hablando ella dependerá de las circunstancias humanas. Ella puede ser asaltada, debilitada y desarmada por enemigos humanos. Ella mora en medio de la sociedad humana, y tiene que tratar con la sociedad humana en la que está.

        Si ella no fuera humana, si ella fuese meramente una sociedad divina, una lejana ciudad en los cielos, un lejano futuro ideal a la que la sociedad humana se está aproximando, no existiría conflicto en absoluto. Ella nunca se encontraría cara a cara con el shock de las pasiones y de los antagonismos de los hombres. Ella podría suprimir, de vez en cuando,  sus Consejos de Perfección, su llamado a la vida más elevada, si no fuera porque estos son principios vitales y actuales que está obligada a propagar entre los hombres.

      Además, si ella fuera meramente humana, ahí no habría conflicto. Si ella de verdad estuviera ascendiendo desde abajo, como simple resultado de un finísimo pensamiento religioso del mundo,  como el mayor sello de agua del logro espiritual, ella podría comprometerse,  contenerse, y permanecer en silencio.  

      Sin embargo, ella es ambas cosas: divina y humana, y por lo tanto, su guerra es cierta e inevitable. Porque ella habita en medio de los reinos de este mundo y éstos están constituidos, hasta el día de hoy, sobre bases completamente humanas. Los hombres de estado y los reyes, hasta el presente, no fundan sus políticas sobre consideraciones sobrenaturales. Su objetivo es el gobierno de sus súbditos, promover la paz y la unión de éstos. Si es necesario hacer la guerra, en nombre de la paz de sus súbditos, en un plano completamente natural. El comercio, las finanzas, la agricultura, la educación para las cosas de este mundo, la ciencia, el arte, la exploración, las actividades humanas en general, éstos en su aspecto puramente natural son el objeto de casi todos los hombres de estado modernos. Nuestros gobernantes están, en sus facultades públicas, ni a favor ni en contra de la religión. La religión es un asunto privado para el individuo, y los gobernantes permanecen a un lado, o en todo caso, confiesan hacerlo.

        Y es en esta clase de mundo, en esta moda de la sociedad humana, que la Iglesia Católica, en virtud de su humanidad, está obligada a habitar. Ella también es un Reino, aunque no de este mundo, sin embargo  está en él.

(2) Porque ella también es Divina, es decir, su mensaje contiene un número de principios sobrenaturales revelados a ella por Dios. Ella está constituida sobrenaturalmente. Ella reposa sobre bases sobrenaturales. Ella no está organizada como si este mundo lo fuera todo. Por el contrario, ella definitivamente coloca el Reino de Dios primero y a los reinos de este mundo, de modo definitivo, en segundo lugar. La Paz de Dios primero y la armonía entre los hombres después.

       Por lo tanto, ella está sujeta a ser ocasión de desunión cuando sus principios sobrenaturales chocan contra los principios de naturaleza humana. Por ejemplo, sus leyes sobre el matrimonio están en conflicto con las leyes sobre el matrimonio de la mayoría de los estados modernos. No sirve de nada decirle que modifique estos principios. Sería como decirle que cesara de ser sobrenatural, que cesara de ser ella misma. ¿Cómo podría ella modificar lo que ella cree que es su Divino Mensaje?

        Puesto que ella está organizada sobre una base sobrenatural, hay ahí elementos sobrenaturales en su propia constitución, los cuales no puede modificar más que los dogmas. Recientemente en Francia a ella le ofrecieron, si lo hiciera,  el reino de este mundo. De hecho, se le propuso que  podría retener su propia riqueza, sus iglesias y sus casas para rendir  su principio de llamamiento espiritual al Vicario de Cristo. Si ella hubiera sido solo humana, ¡cuán evidente hubiera sido su deber! ¡Qué inevitable hubiera sido para ella modificar su constitución en concordancia con las ideas humanas y para preservar sus propiedades intactas! ¡Cuán enteramente imposible debe ser tal ganga para la sociedad que es tan divina como humana!

       ¡Entonces a tomar coraje! Deseamos la paz por sobre todas las cosas, esto es, la Paz de Dios, no la paz que el mundo que puede darla y después quitarla también. No la paz que depende de la armonía de la naturaleza con la naturaleza, sino de la naturaleza con la gracia.

    Mas, mientras el mundo esté dividido en fidelidades; mientras el mundo, o un país, o una familia o incluso el alma individual base en sí mismo los principios naturales divorciados de los divinos; mientras a este mundo, a este país, a esta familia y a este corazón humano la religión sobrenatural del catolicismo les brindará la espada, no la paz. Y lo hará hasta el final, hasta el final mundial aplastante del Armagedón mismo.

       “Yo vengo” – clama el Jinete sobre el Caballo Blando – “a traer la paz, pero una paz que el mundo jamás sueña. Una paz construida sobre  los eternos cimientos del mismo Dios, no sobre las movedizas arenas de los acuerdos humanos. Y hasta que la Visión claree, debe haber guerra, en efecto, hasta que la Paz descienda y sea aceptada. Hasta entonces, más vestidos deben ser salpicados con sangre y desde mi Boca vendrá de vuelta no la paz, sino la espada de doble filo”.




miércoles, 21 de enero de 2015

G.K Chesterton y el Control de la Natalidad

                                             Bebés y Distributismo
                                                                                                               G.K Chesterton


      Espero que no sea una oculta arrogancia pensar que no soy excepcionalmente arrogante; o si lo fuere, mi religión me impediría estar satisfecho de mi orgullo. Sin embargo, existe una terrible tentación de orgullo intelectual para todos los que participan de esta filosofía, si miran al caos de filosofías verborrágicas y triviales que nos rodea hoy. A pesar de todo, no hay muchas cosas que me muevan a algo parecido a un desprecio personal. No siento ningún desprecio por el ateo, que es a menudo un hombre limitado, constreñido por su propia lógica a una simplificación muy triste. No desprecio al bolchevique, que es una rebelión contra errores muy verdaderos. Pero existe un tipo de hombre hacia el cual siento lo que sólo puedo calificar como desprecio. Y ése es el propagandista popular de lo que él – o ella – describen absurdamente como control de la natalidad.

        Desprecio el control de la natalidad porque, en primer término, es una palabra débil, indecisa y cobarde, que se usa para adobar el apoyo hasta de aquellos que en principio rechazarían su verdadero sentido. El proceso que estos curanderos recomiendan, no controla ningún nacimiento. Solamente asegura de que no va haber ninguna natalidad que controlar. No pretenden, por ejemplo, determinar el sexo o hacer alguna selección al estilo de la seudo-ciencia que llaman Eugenesia. La gente normal actúa para producir nacimientos; y esta clase de personas sólo puede actuar para impedirlos. Pero ellos saben perfectamente bien que deberían escribir prohibición de la natalidad en cualquiera de los centenares de lugares en los que escriben la hipócrita frase control de la natalidad. Saben tan bien  como yo que la frase prohibición de la natalidad produciría un escalofrío en el mismo instante en que fuera proclamada en titulares, proferida desde plataformas o distribuida en anuncios, como cualquier otra medicina de curandero. No se atreven a llamarla por su nombre porque su nombre es mala propaganda. Por eso usan una frase convencional y sin significado, que puede hacer parecer a su curanderismo como algo más inocuo.

       En segundo lugar desprecio al control de la natalidad porque es una cosa débil, indecisa y cobarde. No es ni siquiera un paso en el embarrado camino que ellos llaman eugenesia; es rehusarse de plano a tomar el primero y más obvio de los pasos en el camino que conduce a la eugenesia.

       Una vez aceptado que su filosofía es correcta y su camino de acción evidente, su curso de acción es obvio, pero ellos se niegan a seguirlo y ni siquiera se animan a declararlo. Si las cosas que la cristiandad ha considerado morales no tienen autoridad, porque sus orígenes son místicos, entonces deberían sentirse libres de ignorar toda diferencia entre los hombres y los animales, y tratar a los hombres como animales. No necesitan andarse con vueltas con el rancio y tímido compromiso y convención llamado control de la natalidad. Nadie lo aplicaría a un gato. El camino de acción obvio para los eugenistas es actuar con los bebés como actuarían con los gatitos. Permitan que todos los bebés nazcan, para después ahogar los que no nos gustan. No veo ninguna objeción a esto, salvo la especie moral o mística de objeción que hemos opuesto a la prevención de la natalidad. Esto sería real y razonablemente eugénico, porque podríamos seleccionar los mejores, o al menos los más saludables, y sacrificar aquellos que se llaman los inadaptados. Con el débil compromiso de la prevención de la natalidad, estamos, muy probablemente, sacrificando los adaptados para producir únicamente los inadaptados. Los nacimientos que impedimos pueden ser los de los mejores y más hermosos niños; los que permitimos, los más débiles o los peores. Y esto es verdaderamente  probable, porque este hábito desalienta la paternidad precoz de la gente joven y vigoriza, permitiéndoles dejar la experiencia para años posteriores, principalmente por motivos mercenarios. Hasta que no vea aparecer un verdadero líder pionero progresista, que proponga un programa científico bueno y audaz para ahogar a los bebés, no me uniré al movimiento.
    
         Pero existe una tercera razón para mi desprecio, mucho más profunda y por lo tanto mucho más difícil de explicar, en la que están enraizadas todas mis razones para ser lo que soy o intento ser, y, sobre todo, para ser un distributista. Quizás lo más cercano a su descripción sea decir esto: mi desprecio hierve hasta convertirse en mala conducta cuando oigo la sugerencia común de que se impiden los nacimientos, porque la gente desea estar libre para ir al cine o comprar un tocadiscos o una radio. Lo que me hace desear caminar sobre esta gente como si fueran felpudos es que usen la palabra libre. Con cada uno  de esos actos se encadenan al más servil y mecánico sistema que haya sido tolerado por los hombres. El cine es una máquina para proyectar formas llamadas imágenes, que transmiten la noción que los más vulgares millonarios tienen acerca del gusto de las más vulgares multitudes. El tocadiscos es una máquina para reproducir el tipo de melodías que ciertos comercios y otras organizaciones eligen vender. La radio es mejor, pero tampoco se salva de lo que marca la modernidad de las tres: la impotencia de los que las reciben. El aficionado no puede desafiar al actor, el dueño de casa gritará inútilmente frente al tocadiscos; la turba no puede apedrear al parlante, sobre todo si es un altoparlante. Las tres forman parte de un mecanismo centralizado que les suministra a los hombres lo que sus patrones piensan que deben recibir.

          Pero un chico es precisamente el signo y sacramento de la libertad personal. Es una tierna voluntad libre agregada a las voluntades del mundo; es algo que sus padres han elegido producir libremente y que libremente acuerdan proteger. Ellos pueden sentir cada diversión que les proporciona – que a veces es considerable – verdaderamente proviene de él y de ellos y de nadie más. Ha nacido sin la intervención de ningún jefe o señor. Él es una creación y una contribución: es su propia y creativa contribución a la creación. Además es mucho más bello, maravilloso, entretenido y asombroso que cualquiera de las historias rancias o melodías tintineantes de jazz suministradas por las máquinas. Cuando los hombres han dejado de sentir que es así es porque han perdido la apreciación de las cosas primarias y, por consiguiente, todo sentido de proporción acerca del mundo. La gente que prefiere los placeres mecánicos a semejante milagro, está exhausta y esclavizada. Prefieren la escoria antes que la fuente primigenia de la vida. Prefieren la última, torcida, indirecta, copiada, repetida y exhausta creación de nuestra agonizante civilización capitalista, a la realidad que es el único rejuvenecimiento para cualquier civilización. Son ellos los que abrazan las cadenas de su vieja esclavitud; es el niño el que está listo para el nuevo mundo.



martes, 20 de enero de 2015

Mis hijos, mis seis conejitos

Peter Rabbit, de Beatrix Potter, hermosa imagen de una mamá católica según Francis

Ahora, según nuestro Obispo de Roma dice, soy una coneja. No una conejita de play -boy, sino una coneja porque quise vivir católicamente con mi esposo y aceptamos todos los hijos que Él quiso darnos. Fueron seis cesáreas exitosas, dos pérdidas y el año pasado me extirparon el útero por un asunto de hemorragias lo que constituyó mi séptima y última  cesárea.
        Como ya una vez les conté, http://bensonians.blogspot.com/2013/05/te-vas-ligar.html   cada vez que tenía un hijo el médico me preguntaba si quería ligarme. Yo le decía que no, que jamás, porque yo no soy dueña de mi cuerpo y si Dios quiere regalarme más hijos yo no soy nadie para negarme. Ni ligarme, ni pastillas, ni métodos anticonceptivos artificiales. Dios sabrá si me da más hijos o no, y así fue, me dio a los que Él consideró.
        Poner trancas o impedimentos no es confiar en la Providencia, tampoco es tentar a Dios. Dios sabe a quien le manda hijos y cuantos manda. No me parece que haya que estar preguntándole a un obispo o a un sacerdote cuantos hijos deba un matrimonio tener o no, ni andar haciendo sugerencias acerca del número adecuado según los estudios demográficos. Ese es problema de los esposos y de Dios. Obviamente que hay que ser prudentes, pero todo al final de cuentas, depende de Dios.
         A mis hijos en el colegio,  cuando recién llegaron como alumnos, se burlaban de ellos y de su madre a la que llamaban...coneja. Hoy pasados los años ya no se burlan, sino que envidian la hermosa familia que Dios les dio, lo unidos que son, lo aplicados que son, y no lo digo porque sean mis hijos, sino porque los católicos estamos llamados a dar ejemplo, a ser luz, y las familias numerosas damos ejemplo. Ejemplos ante un mundo que sólo piensa en términos económicos y que cada hijo significa gastos y dolores de cabeza. Reconozco que no es fácil, que a veces andamos al justo, pero la Providencia nunca nos ha fallado, nunca nos ha faltado nada y nunca nos faltará.
         Parece que tendremos que acostumbrarnos a que en cada viaje que emprende nuestra actual pontificia calamidad se mande un discurso desafortunado. Estas cosas duelen y duelen más porque se le otorgan más armas a nuestros enemigos.

sábado, 17 de enero de 2015

Reseña sobre la novela de R.H.Benson, "Iniciación"

      

                
 Nota: La presente reseña fue publicada en el periódico The Spectator, el 4 de Abril de 1914. Para quienes puedan leer en inglés les dejo en enlace esta novela en Scribd.

https://www.scribd.com/doc/252924001/Initiation

Iniciación, de Robert Hugh Benson, (Hutchinson and Co.), por uno.

          El antagonismo entre la Iglesia Anglicana y la Iglesia Católica Romana no es el tema principal de la novela de Monsignor Benson. De hecho, la iniciación del título bien podría ser experimentada por un miembro de la Iglesia de Inglaterra ya que no implica ningún dogma, sino sólo indulgencia hacia esta poco mística forma de superstición. Y aquí puede observarse que la palabra “superstición” no está siendo usada en un sentido peyorativo, sino simplemente como significando un mensaje susurrado, oído por la mitad de los seres humanos, desde un mundo que yace más allá del mundo de los sentidos.
          Si este libro falla en algo es en la figura de su heroína, Enid Beesington, quien excepto por la explicación que se da sobre que está demente, sus malos momentos son demasiado desagradables para ser creíbles. Es también dudoso que alguna persona que sufra tal egoísmo sensible llegando a la manía, pueda lucir tan hermosa como Monsignor Benson presenta a su heroína. Sin embargo, es tal vez un error hablar de Enid como la heroína del libro. Ella únicamente es la heroína en el sentido de estar siendo la mujer de la cual el héroe, Sir Nevill Fanning está enamorado. La heroína real es su tía Ana, quien se ocupa de la casa de su sobrino en Hartley, su encantadora vieja casa de campo. Es la tía Ana quien desde el principio tiene todas las premoniciones del desastre que parece ser el prometedor compromiso de Sir Nevill, y es su mano la que más tarde suaviza su camino, hasta donde es posible suavizar el terrible destino que yace junto a él. Porque la iniciación al sentido de la existencia de Sir Neville Fanning es en el dolor y en el sufrimiento. Su compromiso se rompe y justo cuando recobraba su interés por la vida, súbitamente es afectado por una enfermedad mortal. 

          El libro es extremadamente interesante, en especial para aquellas personas a las que les gustan los dramas espirituales más que los dramas de acción. Cobra vida con la fidelidad que tiene para con los cuadros de la vida moderna en la cual la historia está asentada, por los caracteres, que a excepción de Enid Beesington, son seres humanos reales en los cuales es posible creer y gustar completamente. Monsignor Benson está más fascinante en este tipo de libros que en sus romances históricos, los cuales están altamente coloreados por el partidismo y ello levanta un sentimiento de intenso resentimiento en las mentes de los lectores protestantes.

lunes, 12 de enero de 2015

Testament of youth, Trailer

                  

         Vais a tener que disculparme que en medio de tan dramáticas y desalentadoras noticias que hemos recibido del Viejo Continente por estos días publique un post sobre el trailer de una película que se va a estrenar el 16 de Enero. Saben de mi anglofilia, de mi pasión por este periodo histórico de la Primera Guerra Mundial, de mi sueño por conocer Oxford y de mi afición por escribir. Esta película los reúne a todos. Ojalá que llegue a estas tierras australes, pero mientras tanto nos contentamos con el trailer.        


                                  testament of youth

jueves, 8 de enero de 2015

Monasterio Schola Veritatis en la Patagonia Chilena

Santa Misa



         Hace unas semanas recibí en mi casa la visita de uno de los blogeros que sigo. Si fuera posible me gustaría algún día poder reunir aquí en el campo a todos los bloggeros que tengo en el gadjets de los blogs que sigo. Sería maravilloso tenerlos por aquí y conocernos personalmente en algo así como un encuentro de blogs afines. No pierdo la esperanza de poder reunirlos a todos.
No les diré cual es este blogger amigo. Pero su visita fue muy reconfortante, provechosa y de una gran alegría  para mi familia y para mi. Compartimos una buena comida y una larga e interesante conversación. Y en esa conversación nos contó a mi esposo y a mi de la existencia de un Monasterio de vida contemplativa cartuja, que hace dos años se instaló en las cercanías de Río Ibañez, en el Lago General Carrera, en la Península de Levicán, en el sur de mi país. Lejos, lejos muy lejos del mundo, dedicados a la oración y al trabajo, y lo más maravilloso a la liturgia, es más, a la liturgia tradicional. 
Dios quiera que se llene de vocaciones. Tengo ansias de visitarlo. Para que conozcan más sobre su espiritualidad y sobre su historia les dejo aquí la historia de este monasterio. Pueden visitar su sitio web:    http://www.scholaveritatis.org/
 Que Dios bendiga esta buena obra.

Historia de Schola Veritatis

Schola Veritatis comenzó el año 2002 como un grupo de Lectio divina –esto es, lectura orante de la Palabra de Dios- en la Abadía Benedictina de la Santísima Trinidad de Las Condes, en Santiago de Chile. Ahí se realizaba una reflexión sobre textos de la Escritura, siempre a la luz de lo enseñado por el Magisterio de la Iglesia, pues según nos dice un adagio de los Padres: “la Sagrada Escritura está más en el corazón de la Iglesia que en la materialidad de los libros escritos". Con el tiempo el grupo se denominó Schola Veritatis, es decir una escuela donde, guiados por el Espíritu Santo, se busca y ama la verdad. A través de estas Lectios divinas, y más adelante, de retiros periódicos, encuentros de formación y de oración, paseos, etc., se fue forjando con el correr del tiempo un carisma particular.
Ordenación sacerdotal del Padre Pedro Pablo Silva
El 29 de Junio de 2005 tuvo lugar un hecho de gran trascendencia en la historia de la comunidad: la ordenación sacerdotal del Padre Pedro Pablo Silva.
El 23 de Junio de 2006, Schola Veritatis se consagró al Sagrado Corazón de Jesús por medio del Corazón Inmaculado de María. La consagración al Sagrado Corazón encuentra su significado cuando se comprende la situación del mundo moderno, que rechaza abiertamente a Cristo y lucha por construir una sociedad en la que Dios no esté presente. Ya que el mundo rechaza a Cristo, Schola Veritatis, por pura gracia, desea insertarse en el plan de Dios, que quiere reinar entre los hombres.
En Julio del año 2006, tuvo lugar la llamada “gracia fundacional” durante un retiro en un fundo cordillerano en la Región del Maule, a unos 350 kms. al sur de Santiago, llamado el Médano. En ese paisaje grandioso, con un frío difícilmente soportable, tuvieron lugar unas Lectios donde sus miembros se dedicaron a conocer más la persona de nuestro Padre San Bruno. La austeridad del lugar y las condiciones climáticas de ese retiro fueron muy idóneas para comprender en mayor profundidad el espíritu de este gran Santo y de la Cartuja, lo cual dejó en todos los presentes una huella imborrable.
Sintiendo con mucha claridad y fuerza el llamado a conformar una comunidad nueva dentro de la Iglesia, después de un retiro de discernimiento y obtenida la autorización de los superiores, en Abril del año 2007, el Padre Pedro Pablo Silva y una primera comunidad religiosa compuesta por 3 hermanas comenzaron –en pobreza total- su vida independiente junto al monasterio de las Agustinas, en la calle Vicuña Mackenna. En el transcurso de ese mismo año, ingresaron 2 hermanas más.
Retiro en el Médano
Durante este primer año, la vida de esta pequeña fundación comenzó a afianzarse en el carisma de sus 3 Patronos, san Benito, San Bruno y Santo Tomás de Aquino. Desde el comienzo el centro de la vida lo tuvo la celebración digna y muy preparada de la Sagrada Liturgia, por la cual se rinde a Dios la Gloria que le es debida, como Creador y Redentor del género humano. También tuvo desde entonces un lugar preponderante el camino de soledad y silencio, en la línea de San Bruno, y el estudio y el amor por la Verdad –en especial, por la filosofía, la teología y la historia, orientadas a una comprensión de la realidad presente desde Dios- dados por la paternidad del Doctor Universal, Santo Tomás de Aquino.
Luego del primer año de experiencia en la diócesis de Santiago, se decidió buscar un obispo benevolente, que tuviera experiencia con nuevas fundaciones, y que pudiera acoger a la comunidad naciente en su diócesis. El Señor Obispo de Tarazona, España, Monseñor Demetrio Fernández González, en su conocida solicitud por la Iglesia universal, aceptó recibir a la comunidad y aprobar sus estatutos.
El día 9 de abril de 2008 Schola Veritatis fue erigida canónicamente como Asociación Privada de Fieles y sus estatutos fueron aprobados por Monseñor Demetrio Fernández. Por esas mismas fechas comenzaron los preparativos para el traslado de la comunidad a Tarazona.
En Julio del año 2008 la comunidad viajó a España, poniendo toda su confianza en Dios y en su amorosa Providencia, estableciéndose en una casa prestada por el obispado en Magallón, pueblo de la diócesis de Tarazona. Una vez instalados en Magallón, la comunidad retomó su vida regular de oración, de alabanza divina, de soledad y de búsqueda de la verdad.
Para la Navidad del año 2009, Dios Nuestro Señor, de quien procede todo bien, concedió a nuestra comunidad una de las gracias más grandes de su historia. Con la bendición de su Obispo, viajó a la Abadía Notre Dame de Fontgombault en Francia. Ahí pudo descubrir una realidad eclesial maravillosa y desconocida hasta entonces. El contacto con la tradición benedictina de Cluny y de Solesmes, y el tesoro de la liturgia benedictina, marcaron y cambiaron profundamente la trayectoria de Schola Veritatis. En esta Abadía, la comunidad permaneció 7 meses.
Sanctuaire FgtAbadía de Fontgombault
En agosto de 2010 Schola Veritatis se trasladó de Tarazona a Córdoba, diócesis a la cual había sido promovido Monseñor Demetrio Fernández en marzo de ese mismo año. En Córdoba se estableció en una casa prestada por el obispado en el pueblo de La Rambla.
En la octava de Pascua del año 2011, el Padre Pedro Pablo Silva, después de obtener su indulto de salida de la Orden benedictina, realizó su Profesión Perpetua en Schola Veritatis, en presencia del Reverendo Padre Abad de Fontgombautl, Dom Antoine Forgeot. En la misma semana, en el día de la divina Misericordia, una primera hermana realizó también su Profesión Perpetua.
El día 6 de octubre de 2011 Schola Veritatis fue erigida canónicamente como Asociación Pública de Fieles en vistas a convertirse en un Instituto de Vida Consagrada de carácter contemplativo, con rama masculina y femenina, y fueron aprobados sus nuevos estatutos.
A fines del mismo año 2011, después de un tiempo de discernimiento comunitario y de escucha del Espíritu Santo, la comunidad de Schola Veritatis solicita al Obispo-Vicario apostólico de Aysén, Monseñor Luis Infanti de la Mora, acoger a la comunidad en el Vicariato para implantación definitiva en la Patagonia chilena.
En Abril del año 2012, una segunda hermana realizó su Profesión Perpetua en la Abadía Notre Dame de Fontgombault, Francia.
Lago general carrera
Tras la benevolente actitud de Monseñor Infanti y su buena recepción de nuestro proyecto monástico, la comunidad viajó en el mes de Agosto del año 2012 a la Región de Aysén, estableciéndose provisoriamente en la ciudad de Coyhaique, a la espera de encontrar un lugar más apropiado.
En diciembre del año 2012, Schola Veritatis se establece en dos chacras ubicadas en Península de Levicán, Comuna Río Ibáñez, a orillas del Lago General Carrera. Con gran esfuerzo, sus miembros se dedicaron a trabajar durante un año y medio con sus propias manos y con la ayuda de algunos albañiles enviados generosamente `en la reparación de algunas viejas viviendas a fin dejarlas aptas para la instalación de un monasterio femenino, una capilla, una casa de acogida y otro monasterio masculino, este último ubicado en una chacra aparte a 1 km. de distancia.
El 31 de Mayo del año 2013, día de la Visitación de la Santísima Virgen, se realizó la inauguración del Monasterio Mater Veritatis en península de Levicán, con una Misa presidida por el Obispo de Aysén, Monseñor Luis Infanti, y la asistencia de numerosos sacerdotes, religiosos y fieles del Vicariato. En ese mismo día, una tercera hermana realizó su Profesión Perpetua. Al terminar la Santa Misa, se procedió a la bendición del Monasterio, Capilla y campanario.
En la cuaresma del año 2014, una vez que los trabajos más indispensables han sido acabados, la comunidad puede retomar el ritmo de su vida regular, de vida litúrgica, de oración y de trabajo para la Gloria de Dios Uno y Trino.
-Laus Deo Virginique Matri-