lunes, 13 de septiembre de 2021

RAZON Y FUERZA DEL SANTO ROSARlO

          El presente artículo corresponde a uno aparecido en la Revista Tizona de noviembre del año 1972, de autor desconocido. En estos tiempos que se ponen cada vez más duros y parece ser que "todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos" (II Timoteo 3, 12) debemos recurrir a María, nuestra dulce Madre. Seamos confiados en la palabra de María, como niños pequeños que acuden a su madre, ¿por qué nos cuesta tanto confiar así a ciegas en su protección? Es como si dijéramos: "sí, pero...es que no sé..." Cuánto podríamos solucionar, cuántos nudos de nuestra existencia podríamos desatar si rezáramos el Rosario a diario, acompañado de pequeños sacrificios, pequeñas renuncias en nuestras cómodas vidas modernas.

         Recemos a diario en Santo Rosario y no nos olvidemos de aquello que dijo Lucía de Fátima: "Desde que la Santísima Virgen ha dado una eficacia tan grande al Rosario, no existe ningún problema material, espiritual, nacional o internacional que no pueda ser resuelto por el Santo Rosario y por nuestros sacrificios"

RAZON Y FUERZA DEL SANTO ROSARlO

 

          La Santísima Virgen entregó a Santo Domingo, el Rosario, y el encargo de predicarlo. 

          EI Rosario es una devoción universal, extendida por toda la cristiandad, que ha alimentado la piedad de millares de seres humanos haciéndolos vivir unidos a Jesucristo y a su Santísima Madre.

         El Santo Rosario consiste en recitar quince decenas de Avemarías, encabezadas cada una por una invocación del misterio correspondiente y un Padrenuestro. Se termina con un Gloria Patri. Una parte del Rosario son cinco decenas. Son los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos. Basta con rezar una parte por día, impregnándose bien del espíritu de los misterios.

        Rezado a coro, por la familia reunida o un grupo de personas. alguien dirigirá el rezo. Enunciaré el misterio correspondiente. Por ejemplo: En el primer misterio gozoso, contemplamos la Anunciación del Ángel. Inmediatamente comenzará el Padrenuestro. El coro responderá: el pan nuestro de cada día..., etc. Así quedará abierto el camino para cada una de las diez Avemarías que rezarán, alternativamente, el director y el coro, diciendo el uno: Dios te salve María..., respondiendo el coro: Santa María, madre de Dios... De manera fácil y sencilla, al alcance de todos, el Rosario ha entrado en las costumbres populares, para ser la oración más inmediata y habitual en todos los hogares de todo el mundo.

         El origen del Rosario debe referirse a la acción del Espíritu Santo en el gobierno y vida de la Iglesia. Por ella, la Santísima Virgen entrega a Santo Domingo el Rosario y el encargo de predicarlo. Antes ya existía la costumbre de recitar cierto número de veces la oración dominical. Evidentemente el Pater y el Ave son oraciones universales; han existido siempre. A base de ellas, existieron modos de hacer oración. Sin embargo, con Santo Domingo el Rosario llega a ser tal, tomando estado y forma permanente, introduciéndose de manera fija e indeclinable, en la oración y vida de la Iglesia. La verdad cristiana, superabundante y perfecta, debía llegar a todos. Las almas simples debían beber en las fuentes puras de la fe; debía arder en sus corazones la llama de amor viva, que ardía en los caminantes de Emaús y que, a menudo, se extingue en los cursos y cursillos sobre "iniciación cristiana", cargados de arqueología o "historia" o psicología.

         QUE DICEN LOS PAPAS DE ESTA ORACIÓN

         Desde entonces la recomendación del Rosario ha estado en boca de todos los predicadores. Todos los Papas han recomendado el Rosario como oración individual y familiar.

          Dos cosas dicen reiteradamente los Papas del Rosario:

1°)  Es la oración por excelencia de la familia cristiana

      Familia que reza es familia que vive. Vive el alma de la vida divina, pero aún el cuerpo de la vida material, porque Dios provee a la familia que se esfuerza en estar unida a Él. 

      Así se ha podido decir: la familia que reza unida, permanece unida. El fruto del Rosario en familia, es la concordia de padres e hijos, une a los presentes con los ausentes y con los difuntos, ya todos en el amor de la Santísima Virgen. En vano se intentará restaurar las sociedad civil, si la sociedad doméstica no se conforma al Evangelio. El rezo del Rosario en familia, es el baluarte principal de la familia cristiana; baluarte significa obra de fortificación y defensa, en este caso, contra el demonio. El demonio puede ejercer una  acción conjunta contra el jefe de familia, contra la madre, contra la sujeción y obediencia de los hijos. Puede el padre sufrir las seducciones de una holgada posición, la madre rehuir la maternidad y crianza de los hijos, los hijos creer que los principios tradicionales son antiguallas, y creer en las normas funestas de algún "aggiornamento" de la Iglesia, periodístico y sensacionalista, cuando no de la subversión marxista. Todo esto puede reducirse a la acción del espíritu del mal.

    Contra todo esto, el rezo diario del Santo Rosario es un baluarte; es un lugar de fortaleza y de luz. Cuando la duda y la confusión invaden los espíritus y los transforman en un campo de incertidumbres y contiendas, la reiteración del Avemaría levanta en las conciencias, criterios seguros de pensamiento y de acción, conformes a la fe y la salvación personal. El Rosario conserva la fe, la presencia de Dios, recuerda las virtudes de Jesucristo y su Santísima Madre. Habiendo rezado el Rosario, nos aproximamos mejor dispuestos para la Santa Misa. El Rosario es la mejor oración para los tiempos actuales, en que vivimos vaciados por tantos anti-valores consagrados por la publicidad y el espíritu mundano. El Rosario, conversación con Jesús y su bendita Madre, comunión silenciosa con los misterios de Cristo, nos coloca en soledad interior, con Jesús y con nosotros mismos; en los esplendores de Dios, y nuestra propia pequeñez; allí nos despojamos de "la gloria de Salomón", para quedar como los lirios del campo, de los cuales dice el Evangelio que ni hilan, ni trabajan, y sin embargo crecen bajo la paternal providencia de Dios (Lucas 12, 28).

2°) Se instituyó contra las herejías y fue siempre la gran arma contra los enemigos de la Iglesia.

    La derrota de los herejes albigenses, la victoria de Lepanto atribuida por San Pío V al Rosario, en cuyo aniversario se celebra la fiesta de Nuestra Sra. del Rosario, la liberación de Viena por Juan Sobieski y otras victorias contra los turcos, al Rosario de deben según los Papas. Pues dice León XIII: "...se destaca muchísimo que el Rosario se instituyó especialmente para implorar la protección de la Madre de Dios contra los enemigos del catolicismo (...), pues no sólo en la devoción particular sino en las públicas circunstancias conviene que este modo de rezar ocupe nuevamente aquel sitio de honor que lograra mucho ha, cuando todas las familias cristianas no dejaron pasar un día sin rezar el Rosario" (1)

     El dio fuerza a los Vendeanos para luchar contra la Revolución Francesa; acompañó a los mejicanos al martirio aclamando a Cristo Rey, cuando la persecución de Calles y otros revolucionarios masónicos marxista; fue la oración de los requetés en la gran Cruzada española contra el comunismo. Por algo pudo decir San Pío X: Dadme un ejército que rece el Rosario y vencerá al mundo.

                 Y los Papas dicen que así como esta oración fue el sostén de los cristianos en las grandes                 luchas de la Fe y la civilización cristiana, así debemos recurrir a ella para mover el corazón de                 nuestra Madre del Cielo, que tiene el poder de destruir todas las herejías, en el combate contra            el combate contra el comunismo, el ateísmo y la inmoralidad modernas.

      Por ello, Lucía, la vidente de Fátima, ha dicho: "desde que la Santísima Virgen ha dado una eficacia tan grande al Rosario, no existe ningún problema material, espiritual, nacional o internacional que no pueda ser resuelto por el Santo Rosario y por nuestros sacrificios".

LA RAZÓN DE SU EFICACIA

         "Y cuánto se apartan del camino de la verdad los que reputan esa devoción como fastidiosa fórmula repetida con monótona  cantilena..."

          Pues, "tanto la piedad como el amor, aun repitiendo muchas veces las mismas palabras, no por eso repiten siempre la misma cosa, sino que siempre expresan algo nuevo, que brota del íntimo sentimiento de caridad. Además, este modo de orar tiene el perfume de la sencillez evangélica y requiere la humildad del espíritu, sin el cual, como enseña el Divino Redentor, nos es imposible la adquisición del reino celestial: en verdad os digo que si no es hiciereis pequeños como los niños, no entraréis en el reino de los cielos." (2)

         En esta humildad está el secreto de su eficacia. Así llegamos al corazón de esta Omnipotencia Suplicante que es la Santísima Virgen. Por ella vino Cristo Nuestro Señor al mundo en carne y hueso hace casi 2000 años y es por Ella que viene a cada alma que lo desea y al mundo que sin Él se muere.

                           (1) Carta "Salutaris Ille Spiritus", del 25 de diciembre de 1883.

                           (2) Pío XI, "Ingravescentibus malis", del 29 de septiembre de 1937.

                                                                                    QUE DICE LA MISMA SANTÍSIMA VIRGEN

              En Lourdes, como en Pompeya, la misma Santísima Virgen ha querido mostrar con innumerables gracias cuánto le agrada esta oración. En Fátima la pidió del modo más apremiante:

"Rezad el Rosario todos los días, para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra", dijo el 13 de mayo de 1917. "Quiero que (...) recéis el Rosario todos los días", repitió en su aparición del mes siguiente, mostrando un Corazón rodeado de espinas que se clavaban en él.

"Quiero que continuéis rezando el Rosario todos los días" volvió a manifestar el 13 de julio cuando les mostró el infierno a los Pastorcitos y les anunció los próximos castigos si el mundo no se convertía, que Rusia esparciría sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia, y el triunfo por fin de su Inmaculado Corazón. Y luego dijo: "Cuando recéis el Rosario, decid siempre después de cada misterio:

"¡Oh Jesús mío!, Perdónanos nuestras culpas; líbranos del fuego del infierno; lleva al Cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu misericordia".    

           Y el 19 de agosto del mismo año: "Quiero que continuéis rezando el Rosario todos los días". Y, tomando un aspecto muy triste agregó: "rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, que muchas almas van al infierno por no haber quién se sacrifique y ruegue por ellas."

           "Continuad rezando el Rosario para alcanzar el fin de la guerra", dijo el 13 de septiembre, y un mes después, el día del gran milagro del sol que giraba y se acercaba a la tierra, visto por más de 70.000 personas y hasta a 20 kms. a la redonda, nuestra Señora volvió a urgir: "Continuad siempre rezando el Rosario cada día, la guerra va a terminar..."

          Y la guerra terminó un año después, pero como los hombres no escucharon el Mensaje de su Madre sino creyeron en la sabiduría humana, al mes de esta última aparición se desató la Revolución bolchevique en Rusia, y sus errores y horrores asolaron al mundo. Más tarde sobrevino una Guerra mundial peor que la primera, hasta hoy, que nos amenaza la guerra nuclear y son una realidad el terrorismo marxista llevado a cabo por las élites intelectuales y la inmoralidad y la droga llevadas a extremos inconcebibles hasta hace poco.

CONCLUSIÓN

          Al caer de la tarde es la hora del Rosario. La familia se congrega a esa hora de la puesta del sol, para invocar en común a la Santísima Virgen. Cuando las tareas han terminado, el padre o la madre toman la iniciativa y reúnen a todos los suyos para rezar con la Madre de Dios.

          Los negocios, los intereses, los estudios, los trabajos, los quehaceres domésticos, todo hace alto, para elevar la mente hacia el Padre que está en los cielos, para pedirle por las necesidades, para rogar por la eterna salvación, para pedir por los difuntos, para suplicar el perdón de los pecados, para vivir siempre en la gracia de Dios y glorificarle en todas las cosas, grandes y pequeñas.

         Al sucederse las Avemarías, todas las peticiones del corazón de los que rezan, van penetrando en el cielo; son recogidas por la Madre de Dios y presentadas ante su Hijo.

         Todos tenemos problemas y necesidades. Es necesario darse cuenta que una inteligencia de los problemas humanos requiere una clara inteligencia de lo sobrenatural. Todo lo más o menos ligado a la vida moral del hombre, depende, en última instancia de la vida de la gracia y de lo sobrenatural. Si ponemos nuestra esperanza en Dios, los problemas económicos se presentan diferentes que si ponemos las esperanzas en las cosas del mundo. El egoísmo, la avaricia, la usura, las comodidades, tienen enloquecido al mundo, que ya no sabe pensar en Dios, y sólo ve y piensa en las cosas del hombre.

         La felicidad familiar, en su sentido más amplio y total depende en gran parte de la oración, y de que esa familia viva en la gracia de Dios.

          Nadie puede dudar del poder de la Madre de Dios y madre nuestra. Suficientemente la Escritura nos sugiere ese poder ante su Hijo. Tal poder de intercesión trae la gracia divina sobre los miembros de la familia que reza en común Esto lo hemos visto y lo hemos palpado; personas que habían perdido totalmente el sentido de lo sobrenatural, han vuelto por el Rosario; personas extraviadas por una educación materialista o naturalista, con prescindencia de lo sobrenatural, han conservado la fe, y al final han muerto con los sacramentos. Es difícil, sobre todo para el hombre de nuestro tiempo, conservarse en el ámbito de la fe, y conservar en su familia el sentido de Cristo, y una vida auténtica de santificación. El rezo del Rosario nos lleva precisamente a elevar las miras del espíritu. Nos conduce a pensar en nuestra salvación, que viene por la gracia de Dios, por los méritos de la Pasión del Señor y su bendita Madre.