domingo, 7 de abril de 2013

Domenica In Albis

 Quasi modo geniti infantes, alleluia: rationabiles, sine dolo lac concupiscite, alleluia, alleluia, alleluia
Introito Domenica in albis
(Como niños recién nacidos, aleluya, pero ya con uso de razón y sin falsía, ansía la leche espiritual, aleluya, aleluya)
 
 
Hoy la Iglesia celebró la misa de Domingo in Albis. En Chile, especialmente  en las zonas rurales esta fecha es muy importante. Es conocida como el domingo de Quasimodo, y es la ocasión que tienen los enfermos de comulgar por pascua. El sacerdote concurre a las casas donde se le ha solicitado previamente ir, a fin de llevar la Sagrada Comunión; y lo hace escoltado por huasos a caballo (y ahora también en bicicleta) en hermosas y decoradas carretas, siendo una fiesta típica de nuestro país.
Hoy también la Iglesia ha celebrado la Fiesta de la Divina Misericordia.
Comparto con ustedes estas fotos que corresponden a la Misa Tradicional de hoy, celebrada por el R.P. Jaime Herrera G., en su Parroquia de Nuestra Señora de Puerto Claro en el Cerro Toro, Valparaíso. La misa es dicha por el padre Herrera todos los domingos a las 13:00 hrs.
 






jueves, 4 de abril de 2013

Paradojas del Catolicismo: Riqueza y Pobreza

La obra de Robert Hugh Benson no se limita solamente a su labor     
como novelista, sino que también fue conocido por ser un ardiente apologista. Uno de sus libros apologéticos es precisamente el que se ve en la imagen. "Las paradojas del catolicismo", libro que desgraciadamente no ha sido traducido al español. Es un libro muy interesante que contiene una serie de sermones que predicó en Roma, Nueva York y en Inglaterra, y que analiza tópicos antagónicos en la Iglesia,  los cuales intenta reconciliar. El libro puede descargarse en inglés desde el sitio: http://archives.nd.edu/episodes/visitors/rhb/bensonp.htm
Uno de sus capítulos está dedicado a la aparente antagónica relación que existe en la Iglesia con la riqueza y con la pobreza. Lo he traducido para los lectores que no dominan el inglés.  No sé si seré muy buena traduciendo y por lo tanto, si alguien considera que la traducción es deficiente me alegraría que me lo hiciera saber para aprender y corregir. Traté de respetar el sentido literal del texto, pero adecuado a la manera de cómo nosotros decimos lo mismo.
Por último, una palabras sobre este sermón y su relación los sucesos actuales.
Me gusta ver al papa Francisco cercano a la gente, tal como lo hacía Nuestro Señor, tomando a los niños en brazos, bendiciendo a los enfermos, todo eso está muy bien porque la figura del papa no es la de un semidios o una especie de divinidad tibetana, casi inalcanzable, poco paternal. Pero eso no significa dejar de lado todo lo que la Iglesia tiene de precioso, como por ejemplo celebración solemne de la liturgia. No hay razón para empobrecer la liturgia con el fin de mostrar que somos humildes y pobres. Podremos dejarlo todo: los zapatos rojos, la muceta, la silla gestatoria, el trono, etc., pero no toquemos la celebración litúrgica más importante y que es el centro de la vida de la Iglesia: la Santa Misa. Porque se trata de lo más sagrado y de lo más santo que el hombre puede ofrece a Dios. Ofrece al mismo Cristo presente en la Sagrada Forma. Hay que entender que se trata de Dios, nada menos: rex tremendae majestatis. Hay un fin de adoración de su excelsa majestad, por tanto lo mejor de la tierra y de nosotros mismos debe estar presente en los ornamentos ( no en los trapos), en los cantos, en la solemnidad del rito. El sacerdote podrá ser pobre, andar con su sotana descosida, vieja y con sandalias franciscanas, pero en el momento de celebrar la Santa Misa se reviste con los mejores ornamentos y el altar es adornado con las más bellas flores, con el más hermoso cáliz, porque a Dios se lo adora con lo que Él merece, es decir, con lo mejor que el hombre - como miserable pecador - puede y debe ofrecerle.
He aquí el texto de Monseñor Benson:
 
      Paradojas del Catolicismo
 (Colección de sermones predicados en Inglaterra, New York y Roma entre 1912 – 1913)
                                                Pobreza y riqueza
Háganse amigos por medio de Mammon de la Iniquidad.
No podéis servir, a Dios y a Mammón. (Lucas, 16. 9-13)
          Hemos visto como la Iglesia del Príncipe de la Paz debe estar continuamente en el centro de la guerra. Vamos a considerar cómo es que siendo una Sociedad Humana, que habita en este mundo, debe tener sus ojos puestos sobre el prójimo; y cómo es que siendo una Sociedad Divina debe estar abierta hacia la acusación de mundanidad.
I. (i) La acusación es muy común: “Mira la extraordinaria riqueza y esplendor que esta Iglesia del Pobre Hombre de Nazareth constantemente reúne a su alrededor, y pregúntate a ti mismo cómo puede atreverse a reclamar representarlo a Él. Pasa por la Sagrada Roma y observa cómo  las más ricas y  las más exquisitas construcciones llevan sobre sus pórticos los emblemas heráldicos del Vicario de Cristo. Anda a cualquier país que no se moleste y que no quiera deshacerse de la farsa que se hace llamar “Iglesia de Cristo”. Encontrarás que no hay funcionarios más suntuosos como estos delegados celestiales de Jesucristo, ni palacios más gloriosos que éstos en los cuales moran aquellos que pretenden predicarlo a Él, que no tenía dónde reposar Su cabeza.
Más encima pasar de la pobre figura que nos presentan los Evangelios a un hombre que clama ser él su Representante en la tierra. Míralo a él ir coronado tres veces, en un trono sobre las espaldas de unos hombres, con las trompetas de plata rechinando delante suyo, y las plumas de avestruz viniendo tras de sí, y entenderás por qué el mundo no puede tomar en serio a la Iglesia. Mira la corte a su alrededor, toda púrpura y escarlata, y compárala con el pequeño grupo de curtidos pescadores.
No, si la Iglesia fuera verdaderamente de Cristo, ella lo imitaría a Él mejor. Era su suprema misión apuntar las cosas hacia arriba, para levantar los pensamientos de los hombres por encima de la escoria, del oro y de las joyas; y de la influencia del mundo, de los altos cargos y del poder, para mostrar la Jerusalén Celestial, no hecha de manos. Ella existe para consolar a los tristes con una visión de paz para el futuro, no para aficionarnos sobre cosas temporales. Ella existe para hablar de la gracia, del cielo y de las cosas por venir, y para dejar que los muertos entierren a los muertos. Entonces lo mejor que podemos hacer por ella es vaciarla de sus riquezas, para volver sus bienes temporales a un fin francamente temporal. Para liberarla de la esclavitud de su propia ambición, hacia la libertad de los pobres y de los hijos de Dios.
   ii-  En una palabra entonces, ¡la Iglesia es demasiado mundana para ser la Iglesia de Cristo!. No puede servir a Dios y a Mammón. – Incluso nuestros críticos nos critican de otro modo: que somos demasiado ultramundanos para ser la Iglesia de Cristo. -  “La principal acusación que tengo contra el catolicismo,” – dice un hombre – “es que la Iglesia es demasiado poco práctica. Si ella fuera verdaderamente la Iglesia de Jesucristo seguramente ella lo imitaría mejor, en lo que, después de todo, fue la señal más alta de su Divinidad, es decir, su Humanidad hacia los hombres. Cristo no vino al mundo a predicar metafísica o a hablar siempre del cielo que está por venir. Antes bien, Él vino a atender las necesidades más simples de los hombres. A alimentar a los hambrientos, a vestir al desnudo, a reformar la sociedad hacia mejores destinos. No fue  a través de sus Dogmas que Él conquistó  el corazón de los hombres. Fue por su simple y natural simpatía con sus necesidades comunes. En una palabra, Él vino a hacer un mundo mejor.  Vino a utilizar los elementos que estaban a  su disposición para santificar todas las cosas simples de la tierra, con las cuales Él tomó contacto”.
“Entonces este ultramundanismo católico está demasiado apartado de la vida y de las necesidades comunes. Sus dogmas y aspiraciones, y su metafísica son inútiles para un mundo que quiere pan. ¡Dejémoslos actuar más y soñar menos! Vamos a mostrarles, por ejemplo, que por la prosperidad de los países católicos, el catolicismo es práctico y no una visión. Vamos a dejarlos predicar menos y hacer más filantropía. Vamos a mostrarles que ellos tienen la llave para el progreso del mundo y tal vez, escucharemos más pacientemente su pretensión de tener la llave del mundo que está por venir”.
Sin lugar a dudas, esto es un poco duro para los católicos. Cuando nosotros convertimos a este mundo en nuestro hogar, somos advertidos de que Jesucristo no tiene donde reposar su cabeza. Cuando predicamos al mundo lo que está por venir, todo se reduce a que nosotros recordamos que Jesucristo vendrá a este mundo a hacerlo mejor. Cuando construimos una iglesia confortable, se nos dice que es demasiado lujosa. Cuando construimos una iglesia incómoda, se nos pregunta  cómo es que esperamos hacer algo bien si no somos prácticos.
II.- Ahora, por supuesto, ambas acusaciones también fueron formuladas contra nuestro Bendito Señor. Porque Él también tenía dobles tareas. Es verdad  que por aquellos tiempos Él dio a los hombres el pan terrenal. Y es también verdad que les ofreció el pan celestial. Por aquellos tiempos Él cuidó los cuerpos de los hombres, y en otros momentos Él pidió sacrificar todo lo que la vida corporal tiene de valor. Hubo momentos donde Él se sentó a cenar en la casa de hombres ricos; y momentos cuando Él voluntariamente padeció hambre en el desierto.
Y el mundo encontró que era malo lo que hizo. Él fue demasiado mundano cuando curó a un hombre el sábado. ¿Acaso la Ley de Dios no es más valiosa que el cuerpo de un hombre? ¿Por qué no pudo esperar hasta mañana? Él fue demasiado mundano cuando permitió a sus discípulos desgranar el trigo con sus manos. ¿Acaso la Ley de Dios no prohíbe a los hombres hacer pan el sábado? Él fue demasiado mundano, poco práctico, demasiado sensual cuando permitió que un precioso ungüento se derramara sobre sus pies. ¿Acaso no pudieron estos ungüentos ser vendidos a un gran precio para ser dados a los pobres? ¿No es suficiente la espiritualidad y el incienso para la adoración?
Y Él fue muy ultramundano, cuando predicó el Sermón de la Montaña. ¿Qué significa decir: Benditos son los mansos – cuando todo el mundo sabe que los Bienaventurados son los inconformistas? Él fue demasiado ultramundano cuando habló del Pan Celestial. ¿Qué significa decir Pan Celestial cuando es la comida terrenal la que necesitan en primer lugar los hombres? Él fue demasiado ultramundano cuando permaneció en el país el día de fiesta.  Si Él es el Cristo, ¡dejémoslo ser práctico y que lo diga!
De hecho, por estos mismos cargos fue condenado a muerte. Él fue demasiado pagano para Pilatos, en cuanto que era Hijo del Hombre y por tanto rival del César; y fue demasiado ultramundano para Caifás, puesto que Él se hacía llamar a sí mismo Hijo de Dios y por lo tanto rival de Jehová.
III.- Entonces, la solución a esta paradoja católica es muy simple.
i.- En primer lugar, la Iglesia es una Sociedad Celestial que desciende desde arriba, porque celestial es su origen y su nacimiento. Primero y principalmente ella es el Reino de Dios y existe única y exclusivamente para Su gloria.
Ella busca primeramente la extensión de Su reino y comparado con esto, nada es más valioso ante sus ojos. Ella por tanto, nunca debe sacrificar a Dios por Mammón. Nunca dudará, ni por un instante si la elección es entre ambos, porque ella considera que la eternidad es mayor que el tiempo, y que el alma de un hombre vale más que su cuerpo. Por consiguiente, los sacramentos a sus ojos, vienen antes que un adecuado servicio de tranvías. Que el alma de un hombre deba estar en gracia es para ella más importante que si su cuerpo está bien de salud.  Por lo tanto, si la elección es entre ambos, prefiere al sacerdote que al doctor, si no hay tiempo para ambos. Y la Sagrada Comunión a un buen desayuno.
Por eso ella aparece como demasiado ultramundana comparada con un corredor de bolsa o un alcalde provincial, puesto que ella de hecho, coloca las cosas de Dios antes que las cosas del hombre y “busca primero Su Reino”.
ii.- A ella “todas las cosas se le dan por añadidura”. Porque ella es Humana también, en cuanto a que vive en este mundo donde Dios le ha dado un lugar, y por tanto utiliza las cosas con las que Él la ha rodeado. Decir que ella es sobrenatural no es negar su humanidad. Sería como afirmar que el hombre tiene alma inmortal  y excluir  la verdad que también tiene un cuerpo. Este es el cuerpo de ella, entonces esta, su humanidad - la cual consagra  a su Divinidad- reclama y utiliza las cosas terrenas. Es este cuerpo el que habita en casas hechas con las manos, y que afirma también en honor de sí misma y de su Esposo que -siempre y cuando su espiritualidad no esté empañada – estas casas serán tan espléndidas como el arte pueda hacerlo. Porque ella no es puritana ni maniquea. Ella no dice que algunas cosas hechas por Dios puedan ser concedidas como malas en sí mismas, aunque pueden haber sido severamente abusadas. Por el contrario, ella tiene su propia autoridad para decir que todo es muy bueno.
 Entonces, ella utiliza toda la belleza terrenal que el mundo producirá para ella por honor de su propia Majestad. Puede ser legítimo colocar diamantes alrededor del cuello de una mujer, pero es certeramente legítimo colocarlas alrededor del Cáliz de la Sangre de Dios. Si un rey terrenal utiliza vestiduras con telas de oro, ¿no debe usarlas el Rey Celestial aún más? Si la música es usada en el mundo para destruir el alma de los hombres, ¿ella no debe ser usada para salvar sus almas? Si un palacio de mármol es apropiado para el Presidente de la República de Francia, ¿con qué derecho los hombres niegan su uso al Rey de Reyes?
Pero el mundo ¿no reclama la riqueza a veces? Muy bien entonces, ella puede servir a Dios sin ella, a pesar de su derecho. Si los hombres se quejan y se retuercen, o intimidan y disparan a causa de las joyas con que sus antepasados honraron a Dios, ella se los arrojará por las escaleras del altar de vuelta y  sin ellas adorará a Dios en un granero o en una catacumba. Pues aunque ella no lo hace – servir a Dios y a Mammón – ella hace para sí a los amigos de Mammón de la Iniquidad. Aunque ella nunca jamás pueda servir a Dios y a Mammón, ella desea y puede, cuando el mundo se lo permite, hacer que Mammón la sirva. Porque la Iglesia es la Majestad de Dios que habita en la tierra. Ella está ahí, en sí misma absolutamente independiente de su recepción. Si es por ella a quien viene, y ella misma la rechaza, no es menos suya por derecho propio. Porque aunque usara cada cosa terrena para su honor; aunque ella considera que no desperdicia el valioso ungüento, que es vertido por amor sobre sus pies, aun así su esencia gloriosa no se encuentra en estas cosas. Ella es entera gloriosa usando o no usando sus vestiduras de oro, porque ella es la Hija de un Rey. Ella es esencialmente gloriosa en las Catacumbas como en las basílicas Romanas; es amorosa tanto en los pies descalzos de un fraile como en la sotana y en el cetro del Vicario de Cristo; es tan majestuosa  como Cristo colgado en la Cruz como en Cristo ascendido y entronado en el cielo.
Sin embargo, mientras ella es la Majestad de Él en la tierra, tiene el derecho a  todo lo que la tierra pueda darle. Todas las bestias del campo son de ella, y el ganado en las miles de praderas, todas las estrellas del cielo y las joyas de la tierra. Todas las cosas en el mundo son suyas por derecho divino.
Todas las cosas son suyas, porque ella es de Cristo. Con todo, sin embargo, ella sufrirá la pérdida de todas las cosas, antes que perderlo a Él.
     

lunes, 1 de abril de 2013

R. H. Benson y L.Castellani en un ciclo de charlas

 
Me encanta la página de Jack Tollers (www.cuadernas.com.ar/etvoila.php)
 
y debo reconocer que he sacado mucho material de lectura de su sitio. Uno agradece el desinteresado aporte que hace a través de este medio a todos a quienes nos gustan los autores afines que Tollers ha traducido. Los sermones del beato Cardenal Newman, algunas charlas de monseñor Knox, por ejemplo, y tantas y tantas otras cosas más.  Tiene también transcritas unas conferencias que el padre Leonardo Castellani dictó sobre el tema apocalíptico, tituladas "La profecía y el fin de los tiempos". Estas conferencias se pueden también escuchar por boca de su autor en YouTube.  Para nosotros que somos generaciones más nuevas y que no tuvimos el privilegio de escuchar en vivo al padre Castellani, es un deleite hacerlo ahora gracias al aporte que hacen los que suben estas cosas a internet. En fin, de estas conferencias rescato de la página web antes citada unos trozos donde el padre Castellani hace referencia a Monseñor Benson y el Señor del Mundo. Sólo una cosa le corregiría al padre. Dice en una parte que cuando Robert Hugh Benson se convirtió en católico fue perseguido por su padre. El padre de Benson había muerto antes de la conversión de su hijo menor, y no llegó a enterarse por tanto, terrenalmente de este giro. Según he leído la madre de monseñor le decía que si su padre hubiera estado vivo lo habría dejado actuar en conciencia, tal como ella lo hizo, no creando ningún conflicto. Dejemos hablar al padre Castellani:
 
"Monseñor Roberto Hugo Benson escribió Señor del Mundo, Lord of the World, que creo es la mejor de todas las obras enumeradas, exceptuando a Solovieff que puede ponérsele al lado. Roberto Hugo Benson fue hijo del arzobispo anglicano de Canterbury, Edgardo Benson White, que escribió un comentario del Apocalipsis. Su hijo menor se convirtió al catolicismo, se ordenó sacerdote y se apartó de su padre incluso en el estudio del Apocalipsis que interpretó literalmente y no alegóricamente como su padre. Y fue perseguido en forma acre por su padre y sobre todo por su hermano mayor Edward que era también novelista, inferior al cura. Fue un gran sacudón para los protestantes ingleses que el hijo de su Arzobispo se volviese católico, que se volviese Monseñor del Papa y un gran talento genial. Hasta hoy no se lo han perdonado. Murió muy joven durante la Guerra del ’14. Escribió una docena de novelas, todas buenas, algunas excelentes, pero Señor del Mundo es una obra maestra. A esta obra debo mi iniciación en el pensamiento religioso: la leía a los 16 años en una traducción mala, de Juan Mateos, presbítero, de Barcelona, que continúa siendo reeditada en Barcelona y en Chile y en México. Por lástima al pobre Roberto Hugo y por amor al arte, tomé el texto inglés no hace muchos años, y lo traduje mejor, según creo, Señor del Mundo y no El Amo del Mundo. Cuando estuve en Londres en 1956 busqué por todas partes un ejemplar mejor que el que yo tengo, sin conseguirlo; tengo un ejemplar muy desgraciado. Incluso en la librería de viejo mayor del mundo, la de Wilkes, que son varias manzanas llenas de estanterías con libros usados—hay millones y millones de libros usados—no estaba. La busqué en todos lados—en una librería me dijeron “No lo va encontrar en ninguna parte, no existe más esa obra acá. A lo mejor en una biblioteca católica tengan dos ejemplares y le vendan uno”. El ambiente protestante de la Gran Bretaña se tragó todos los libros de Benson, como está tragando los de Chesterton y Belloc, pero existen traducciones buenas en español o argentino, en francés y en italiano. No se perderá. 
Benson toma acertadamente sólo un aspecto del Apocalipsis—quizá el defecto de Hugo Wast estuvo en querer tomarlos todos juntos—y levanta un cuadro impresionante de los últimos tiempos, prolongando las líneas de fuerza de su tiempo, o sea, a principios de este siglo. Juliano Felsenburg, un yanqui, llega a ser Presidente de Europa y Emperador del mundo y es el nuevo salvador del mundo, después de haber atajado con su enorme personalidad la Guerra de los Continentes. La Iglesia perseguida por todos lados, física y moralmente, se mantiene firme en grupos reducidos, como rocas en medio de un mar tempestuoso, en medio de una universal apostasía. El último Papa, Silvestre II, un sacerdote inglés llamado Percy Franklin, antes de ser elegido medio milagrosamente por tres cardenales que quedan—quedan vivos después que el Anticristo ha hecho volar a Roma por medio de bombas (bastante parecidas a las atómicas, Benson parece que olió la bomba atómica)—Percy Franklin, el héroe de la novela, escondido en Tierra Santa, funda una nueva orden, “de Cristo Crucificado”, y hace frente a la destrucción de Nazareth , la cual debe seguir a la destrucción total de Roma.  Él está en Nazareth con su pequeña corte, los cardenales y unos cuantos que están distribuidos por el mundo y escondidos, no se dejan conocer como cristianos. Entonces, por la atracción de un cardenal ruso, el Anticristo, o sea Felsenburg, se entera de que existe todavía la Iglesia Católica que él creía que se había acabado, y decide convocar a todas las naciones del mundo para que manden una flota de aéreos para destruir a Nazareth adónde el Papa había hecho llamar a todos los cardenales del mundo que se reunieran, porque había tenido una revelación de que venía el fin de todo. Entonces Felsenburg se dirige a destruir del todo y definitivamente a la Iglesia y Dios interviene sobrenaturalmente en el momento apical y así este mundo pasó y toda la gloria de él. Termina la novela en un final misterioso e impresionante, parecido a la muerte corporal de un hombre, que algunos han estimado oscuro, y a mí me parece magistral, pues no se puede poner demasiado claros sucesos de tanta envergadura que sobrepasan la imaginación del hombre. Toda la novela es de una seriedad y elevación que roza lo sublime."
 
Tomado de www.cuadernas.com.ar/etvoila.php .Leonardo Castellani, La profecía y el fin de los tiempos, ciclo de cinco disertaciones dictadas en Buenos Aires en 1969.- 


sábado, 30 de marzo de 2013

Feliz Pascua de Resurrección

 
Scimus Christum surrexisse a mortuis vere:
tu nobis, victor Rex, miserere. Amen. Alleluia
Secuencia Victimae Paschali.
 
(¡Sabemos que Cristo ha resucitado verdaderamente
de entre los muertos! Tú, oh Rey triunfador, apiádate de nosotros. Amén. Aleluya)

          Desde el fondo de mi corazón, les deseo a todos ustedes que tienen la paciencia de leer este blog una feliz pascua. La Iglesia vive días turbulentos. Algunos estamos confundidos y nos sentimos como abandonados, anacrónicos; somos tratados como fanáticos y retrógradas, pendientes de una Venida que parece no llegar. Vivimos dentro de la Iglesia sufriendo su propia pasión, pero estamos seguros de que Nuestro Señor nos mantiene en la Esperanza y por tanto estamos hoy alegres porque ha resucitado y esperamos algún día por su misericordia resucitar con Él. ¡Felices Pascuas!

lunes, 25 de marzo de 2013

La Pasión de Cristo, nuestro modelo a seguir



Por esta semana dejaré descansar al blog. Los agitados días en que vivimos deben detenerse al menos durante esta Semana Santa, para darnos un tiempo de reflexión sobre la Pasión de Nuestro Señor y sobre nuestras vidas. Es tiempo de dolernos por nuestras miserias y ver qué podemos hacer para ser un poco más consecuentes con la Fe que profesamos. Si queremos convertir nuestro entorno, al menos debemos partir por nosotros mismos y para eso necesitamos del silencio. A Dios se le conoce en el silencio, decía monseñor Benson. Tengan ustedes una verdadera Semana Santa. Que Dios nos ayude a ser más caritativos, más pacientes con el prójimo y con nosotros mismos, más humildes, más obedientes a sus palabras, y aprendamos a menospreciar las tonterías que nos ofrece el mundo.
Les dejo a continuación de Santo Tomás de Aquino, un modelo de nuestro obrar.

          "En efecto, como dice San Agustín, la Pasión de Cristo basta para instruirnos completamente sobre la manera como debemos vivir. Porque si alguno quiere llevar una vida perfecta, no tiene que hacer otra cosa que despreciar lo que Cristo despreció en la cruz y desear lo que Cristo deseó.
         Porque ningún ejemplo de virtud falta en la cruz. ¿Buscas un ejemplo de caridad? Nadie tiene mejor ejemplo de caridad que el que da la vida por sus amigos, dijo el mismo Jesús (Jo.15,13). Y esto fue lo que hizo Cristo en la cruz. Si, pues, dio su vida por nosotros, no deberá sernos gravoso soportar por Él cualquier mal. Decía el Salmista: ¿Cómo podré corresponder al Señor por las mercedes que me ha hecho? (Ps. 115, 12)

          ¿Buscas un ejemplo de paciencia? Lo encontrarás excelentísimo en la cruz. Porque la grandeza de la paciencia se manifiesta de dos maneras: o bien sufriendo pacientemente grandes males, o bien sufriendo algo que podría evitarse y no se evita.
          Pues bien, Cristo sufrió grandes males en la cruz. Pudo aplicarse a Sí mismo las palabras de Jeremías en sus Lamentaciones (1, 12): Oh vosotros todos, que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante a mi dolor. Y esos grandes males Cristo los sufrió pacientemente, porque, cuando le atormentaban - dice S. Pedro -no prorrumpía en amenazas (1 Pe. 2, 23). Se comportó al decir de Isaías, como cordero llevado al matadero, y como oveja muda ante los trasquiladores ( Is. 53, 7)
          Asimismo, Cristo habría podido evitar esos sufrimientos, y no los evitó. Él mismo se lo dijo a Pedro cuando lo arrestaron en Getsemaní: ¿O piensas que  no puedo recurrir a mi Padre, y me enviaría enseguida más de doce legiones de ángeles? (Mt. 26, 53).
          Grande fue, pues, la paciencia de Cristo en la cruz. Por eso dice la Escritura: Corramos con paciencia al combate que se nos ofrece, puestos los ojos en Jesús, autor y consumador de la fe, el cual, en vez del gozo que se le ofrecía, soportó la cruz, despreciando la ignominia.( Hebr.12, 1-2).

          ¿Buscas un ejemplo de humildad? Mira el crucifijo. En efecto, Dios quiso ser juzgado bajo Poncio Pilatos y morir. Tu causa, Señor - podríamos decirle -ha sido juzgada como la de un impío (Job 36,17). Sí, verdaderamente como la de un impío, porque sus enemigos pudieron decirse unos a otros: Condenémosle a muerte afrentosa (Sab. 2, 20). El Señor quiso morir por su siervo, y el que es la vida de los ángeles aceptó morir por el hombre. Como escribe S. Pablo: Se hizo obediente hasta la muerte (Filip.2,8).

          ¿Buscas un ejemplo de obediencia? Síguelo a Él que se hizo obediente al Padre hasta la muerte. Dice el Apóstol: Como por la desobediencia de un solo hombre muchos fueron constituidos pecadores, así también, por la obediencia de uno solo, muchos serán constituidos justos (Rom. 5,19).

         ¿Buscas un ejemplo de menosprecio de las cosas terrenas? Síguelo a Él, que es el Rey de los reyes y el Señor de los señores, en quien están todos los tesoros de la sabiduría, y que sin embargo en la cruz apareció desnudo, objeto de burla, fue escupido, golpeado, coronado de espinas, abrevado con hiel y vinagre, y luego murió. No te aficiones, pues, a los vestidos o a las riquezas, porque los soldados se repartieron mis vestidos (Ps. 21,19); ni te aficiones a los honores, porque a Mí me cubrieron de escarnios y de golpes; ni busques las dignidades, porque tejieron una corona de espinas y la pusieron sobre mi cabeza; ni las delicias, porque en mi sed me hicieron beber vinagre (Ps. 68,22)
      
        Comentando aquellas palabras de la Epístola a los Hebreos: Cristo, en vez del gozo que se le ofrecía, soportó la cruz, despreciando la ignominia (12,2), escribía S. Agustín: "Cristo Jesús despreció todos los bienes terrenos para enseñarnos que debemos despreciarlos".

Santo Tomás de Aquino, Catecismo Tomista, Gladius/Vórtice, Buenos Aires, 2011.-

miércoles, 20 de marzo de 2013

Apotegmas


He estado hojeando el libro Los dichos de los Padres del Desierto. Ahora que nos acercamos a  Semana Santa he andado en búsqueda de algún apotegma que sirva como meditación y que me sirva sobretodo a mí como plan de vida.
A veces pasamos por la vida demasiado apresurados, llenos de actividades, bombardeados con un sin número de noticias que nos llegan por todos lados que hacen que la ira nos ciegue y nos quite la paz. Se nos suman los problemas que no faltan para perturbarnos el ánimo, y pareciera que mil cosas nos quisieran alejar de lo que realmente importa y que es el tiempo que debemos durante el día dedicar a Dios.
No voy a ser hipócrita con ustedes y reconozco que a la oración no le dedico el tiempo que debiera. El día se me hace corto, la casa y los críos me absorben y termino arrastrando los pies, pensando al final del día solamente en descansar. Mis raros de oración se reducen a repetir durante el día jaculatorias, me santiguo, rezo mientras hago las cosas de la casa por aquellos que he prometido hacerlo, pero siempre me queda la sensación de que no es suficiente. No soy muy aficionada a las devociones y mi mente divaga cada vez que intento rezar el rosario. En fin, ya que Dios nos conoce mejor que nosotros mismos, confío en que tendrá en cuenta las cortas e intermitentes oraciones de esta dueña de casa.
Orar no significa - al menos para mí y me van a disculpar si no es así - repetir y repetir frases con la mente dispersa en cualquier otra cosa. Para mí rezar es estar en la presencia de Dios con la mente y el corazón incluso revolviendo el puchero para el almuerzo. Dios quiera que sea así y que perdone mi negligencia si estoy equivocada. Debiera estar rezando en vez de estar escribiendo un post...por favor, tengan piedad. Escribir es para mí como respirar, y si no escribo aunque sea una línea, me derrumbo.
Y puesto que ya se ha hecho costumbre en este blog dejar algunos párrafos para meditar, les doy a dejar unos apotegmas de los padres del desierto.  El libro contiene muchos y muy bellos, y es muy difícil elegir unos pocos.  El último que cito es una profecía y nos atañe a los actuales momentos, especialmente a aquellos que pensamos que es hora de atrincherarnos para mantener la Fe cuando vemos cómo el mundo no hace lo que Dios pide y se deja arrastrar por el mal.

"Dijo Abba Juan: Yo quiero que el hombre tome un poco de cada virtud. Así cada día, al levantarte por la mañana, toma el principio de todas las virtudes y mandamientos de Dios, en la mayor paciencia, con temor y longanimidad, en el amor de Dios, con todo el celo del alma y del cuerpo, y con mucha humildad, soportando la aflicción del corazón y la vigilancia, en la oración respetuosa y abundante, con gemidos, en la pobreza de la lengua y la vigilancia de los ojos. Deshonrado, y sin enojarte; pacífico, sin  devolver el mal por mal; sin mirar los pecados ajenos; sin compararte, poniéndote más bien por debajo de toda criatura; renunciando a la materia y a todo lo carnal, en la cruz, en el combate, en la pobreza de espíritu, en la voluntad y la ascesis espiritual, en el ayuno, en la penitencia y el llanto, en la lucha, en el discernimiento, en la pureza del alma; tomando lo que es bueno; practicando el trabajo manual en la hesiquía; en las vigilias nocturnas, en el hambre y la sed, en el frío y la desnudez, en los trabajos. Cierra tu sepulcro, como si estuvieses muerto, para considerar a toda hora que tu muerte está cerca".

"Dijo el mismo Abba Isidoro: La prudencia de los santos es esta: conocer la voluntad de Dios. En la obediencia a la verdad supera el hombre a todo, pues es imagen y semejanza de Dios. De todos los pensamientos, el peor es seguir su propio corazón, es decir, su propio pensamiento en lugar de la ley de Dios, y por ello, se llega al dolor, porque no se conoció el misterio ni se encontró el camino de los santos, para esforzarse en él. Este en el tiempo de obrar para el Señor, porque la salvación está en el tiempo de la aflicción, como está escrito: En vuestra paciencia poseeréis vuestras almas"
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 De Abba Lucio. "Unos monjes, de los llamados euquitas, fueron una vez donde Abba Lucio, en el Ennatón, y el anciano les preguntó: ¿Qué trabajo manual hacéis?. Ellos respondieron: "Nosotros no hacemos trabajo manual, sino que, como dice el Apóstol, oramos incesantemente". El anciano les dijo: "Acaso no coméis?". Y respondieron: "Sí". Les preguntó: "Cuando coméis, ¿quién ora por vosotros?". Y después les dijo: "¿Acaso no dormís?". Y respondieron: "Sí". Y les dijo el anciano: " Y  mientras dormís, ¿quién ora por vosotros?". Y no encontraban qué responder a lo que les decía. El les dijo: "Perdonadme, pero vosotros no hacéis lo que decís. Yo os enseñaré cómo oro, mientras trabajo incesantemente con las manos. Estoy sentado con Dios, tejiendo mis pequeños ramos y haciendo esteras con ellos, y mientras tanto digo: Perdóname, oh Dios, por tu gran misericordia, y por tu gran piedad borra mi pecado." Les dijo: "No es oración esto?". Le respondieron: "Sí". Él les dijo: "Cuando he pasado todo el día trabajando manualmente y orando, reúno más o menos dieciséis monedas. Doy dos de ellas en la portería, y con las restantes, como; y el que toma las dos monedas, ora por mí mientras yo como o duermo. De este modo, por la gracia de Dios, se realiza en mí aquello de orar incesantemente".

De Abba Isquirion. "Los santos Padres profetizaron acerca de la última generación. Decían: "¿Qué hemos hecho nosotros?". Y uno de ellos, el gran Isquirion, respondió: "Nosotros hicimos los mandatos de Dios". Le preguntaron: "¿Qué harán los que vendrán después de nosotros?". Y dijo: "Llegarán a hacer la mitad de nuestro trabajo". Preguntaron nuevamente: "¿Y qué será de los que vengan después de ellos?". Les respondió: " Esas generaciones no harán ningún esfuerzo, y se alzará con ellos la tentación, y los justos que se encuentren en ese tiempo serán hallados más grandes que nosotros y nuestros Padres"

Los dichos de los Padres del Desierto, Ediciones Paulinas, Buenos Aires, 1986.-


domingo, 17 de marzo de 2013

Enough is enough

Ronald A. Knox
Mgr. Ronald Knox
       Así decía mi fallecido padre, enough is enough, cuando algo ya no daba para más y era suficiente. Desde ayer que estoy tratando de escribir un post acerca de las últimas palabras de S.S. Francisco, y de algunos aspectos que han venido mostrándonos los media. Lo primero que se me vino a la mente fue hablar sobre el nombre escogido: Francisco. Corrí a la estantería y agarré el San Francisco de Asís de Chesterton con la idea de buscar alguna inspiración, pero las musas andan lejos cuando uno está con el espíritu alterado, ya imaginarán porqué.
         Luego, al oír lo de la Iglesia de los pobres, que es una institución humana, y etc, etc, tenía material para comentar algunas de sus declaraciones. Al cabo de un rato y después de buscar en mi cabeza las palabras, me dije a mi misma: ya es suficiente. ¿Acaso voy a transformar mi blog en un espacio para comentar cada cosa que diga y haga el Papa? ¿Es saludable para mi alma seguir y seguir dándole vueltas a lo mismo, aniquilando mi tranquilidad espiritual? No señores, se acabó. Esto no puede seguir. Ya sabemos quién gobierna la Iglesia, esperemos que algún milagro opere en la mente antitradicional del Papa, aunque creo que  la Iglesia ya no tiene restauración.  Como decía Castellani en los Papeles de Benjamín Benavides: "La Iglesia está enferma, la Iglesia ha sido atacada por dentro. La Iglesia está enferma de la misma enfermedad que enfermó a la Sinagoga. El mundo va pareciéndose cada día más al mundo al cual bajó el Hijo de Dios doloroso: tanto en la Iglesia como fuera de ella. Paganismo y fariseísmo".   En fin, es lo que yo creo, no digo que  no exista la posibilidad, pero se lo dejo a Dios. Hoy fue Domingo de Pasión, nos acercamos al Domingo de Ramos y me parece que ya es tiempo de preparar el corazón para revivir una vez más la Pasión de Nuestro Señor,y eso no podrá lograrse si seguimos dándole vueltas a lo que nos parece ser una broma de Dios que nos perturba y agita el espíritu.
       Por lo tanto, ahora retomo el fin del blog. Como no ando muy inspirada, prefiero dejar a los sabios hablar y uno de mis amigos ingleses es un contemporáneo y conocido de monseñor Benson. De monseñor Ronald A. Knox, les transcribo una partecita de un sermón titulado La Alegría del dolor. Ojalá les sirva como consuelo.

"En la medida en que seamos buenos cristianos, el mundo nos juzgará como gente pesada, un poco apartada de la insensata búsqueda de placer, un poco obsesionada con ideas de muerte y de juicio, un poco escéptica con respecto a sus fáciles optimismos. Pero, también en la medida en que seamos buenos cristianos, esta seriedad de carácter no se reflejará en estéril malhumor por la maldad del mundo, no nos volverá morbosos, encerrados en nosotros mismos, ni desilusionados. Antes bien, encontraremos que el dolor cristiano y la alegría cristiana tienen  sus raíces más próximas entre sí de lo creíamos, que el deseo de que la voluntad de Dios sea cumplida perfectamente en nosotros y en todas las criaturas, que es la religión cristiana, lleva consigo un doble fruto de tristeza y  de alegría. Porque así debe ser, mientras dure nuestra Cuaresma terrenal, y podamos regocijarnos para siempre en el triunfo de la Pascua de Resurrección eterna."
Ronald A. Knox, Sermones Pastorales, Patmos, 1963.