Nunca me imaginé que hubiera tanta gente "presa" de los brujos. E incluso hay familias enteras que padecen de la influencia de maldiciones por generaciones. He sabido de casos de conocidos cuyos antepasados hicieron magia (negra o blanca da igual, magia pagana al fin y al cabo) y aún siguen padeciendo las consecuencias. Tonterías estúpidas con sangre de gatos, perros y gallinas muertas, con amuletos, con conjuros y maldiciones. Los lugares quedan marcados, contaminados con la presencia de demonios, que es lo que llega cuando se invocan el mal, y la gente que habita ahí siente una mala vibra, una presencia extraña que perturba el alma. No quiero ser tan dura, pero no se me ocurre otra manera de explicar que los descendientes de algunas de estas personas que han jugado con lo oculto han heredado ciertas marcas producto de las brujerías, y en sus corazones esta influencia les sigue penando. Las maldiciones parecieran pegarse y los frutos de éstas son espeluznantes. No piensen en cosas manifiestamente notorias, porque permanecen como secretos. Nadie sabe, si a alguien no se lo cuentan, qué ocurre en cada familia en la intimidad, y estas familias maldecidas recogen los frutos del mal al cual no quieren por su lado despreciar y abandonar. Están tan cegados que continúan llenándose de pecados capitales, especialmente de la ira, de la impiedad, del desprecio a Dios y a la Iglesia, única que ha sido designada por el mismo Dios para liberar a estas almas de la influencia del mal. No hay voluntad por querer terminar con este odio en sus corazones. Y el mal se les sigue devolviendo.
La ciudad vecina al pueblo donde vivo está plagada de brujos y eso se nota hasta en la calle, en las caras de la gente. Es una ciudad peligrosa, triste, donde uno transita con miedo. ¿Se impone entonces el mal al bien? ¿No existe aquí esto de donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia? Dios siempre está llamando a la conversión, poniendo en el camino de estas personas a otras que son luz y que intentan mostrarles que Dios solamente perdona al que quiere ser perdonado, y nunca va a actuar en contra del libre albedrío de nadie. Por tanto si a pesar de la advertencia persisten obtendrán lo que merecen y quieren. Es terrible lo que les estoy contando, pero ya van demasiados casos de gente conocida que han vendido siendo presa de aquello que alguna vez dejaron entrar ellos mismos o sus antepasados.
Existe, pues, un submundo que parece estar creciendo en la medida en que las almas se alejan de Dios. Es un submundo oscuro y que únicamente puede generar perversión, ira, odiosidades, egoísmos. Cuando Cristo no reina en nuestra alma ni en nuestras familias ni en la sociedad no se pueden esperar buenos frutos. ¿Cómo combatir esta avalancha de paganismo? Creo que en primer lugar hay que llevar una vida sacramental permanente: confesarse y comulgar lo más que podamos. Fortalecernos con las gracias que nos da la comunión frecuente. En segundo lugar, vivir una vida que agrade a Dios y que podamos imitar a Cristo en la vida cotidiana donde nos toque estar. Ofrecer nuestras obras, nuestros míseros trabajos, nuestras renuncias, nuestros esfuerzos, nuestras penas, nuestras rabias y nuestra impotencia al no ser escuchados por la mayoría que no quiere saber de Dios ni que se les hable del Santo Temor, entre muchas otras cosas más. Si intentamos vivir según Dios nos lo pide, podremos predicar al menos con el ejemplo...y con la paz, porque cuando un hogar está en paz eso se irradia. Nadie tiene el derecho a quitarnos la paz y si hay personas cargadas con la presencia del mal debemos alejarnos de ellas, pues primero está la caridad hacia nosotros mismos y hacia nuestra familia. Si me tengo que quedar sola con mi familia en este cenobio que es mi hogar, así será, por el bien y la salvación de mi alma y de la de mis seres queridos.
Una vista parcial de mi capilla familiar |
Un aviso: estaré de cabeza traduciendo algunas cosas de Benson y sobre él y en un par de semanas no publicaré nada. Bueno...si sale algo digno de comentar lo haré, pero en principio quiero darme el tiempo para trabajar sin el apremio de saber que no he subido nada.
Un gran abrazo y gracias por seguir leyendo mi blog,
Beatrice
Querida Beatrice:
ResponderEliminarConcuerdo contigo: Cuando el pueblo se aleja de Dios, le sobreviene la desgracia. Y lo peor, es que los gobiernos toman acciones conducentes a apurar este proceso de la mayor manera posible.
Lo más doloroso es que son los mismos gobiernos que se quejan ante los resultados desastrosos de sus propias acciones.
Volverle la espalda a Dios no es gratis.
Por cierto, no se si estemos directamente en tiempos apocalípticos. La Iglesia vive en un apocalipsis contínuo desde sus comienzos, ya que este tiempo es un tiempo de Dios por el solo hecho de que la venida de Cristo fue el momento cúlmen de la creación. Y como lo seguimos celebrando en la Liturgia, nuestro tiempo es solo una dimensión "humana" frente a la atemporalidad de Dios. De ahí que la liturgia terrenal (temporal) irrumpa en la Liturgia Celestial, atemporal, donde el sacrificio se está celebrando permanente y perpetuamente (como diría el Cardenal Ratzinger, es el mismo Cristo que muestra las llagas de la Cruz y su costado herido al Padre Celestial, pidiendo por nuestra salvación que ha costado un precio inmenso).
Creo que la Iglesia ha pasado por tiempos iguales o peores. Si el Señor viene pronto, sería una maravilla. Si aún queda mucho, pues habrá que esperar confiados.
De cualquier cosa, hay cada embarrada que clama al cielo, y pareciera que la Segunda Venida se acelera :)
Estimado Cæremoniarius: Gracias por comentar. Efectivamente, la falta de pastores ha hecho que la gente - poco dada a pensar - busque aquello que le falta a su vida espiritual en lo que no debe. Tal como un cura amigo dijo una vez, no se puede construir nada dándole la espalda a Dios y por eso estamos como estamos.
EliminarCon respecto a los Tiempos Apocalípticos si bien es cierto que desde sus inicios la Iglesia ha atravesado por periodos oscuros, creo que lo que ahora vivimos es la mayor crisis que hemos tenido. Puede que falte mucho, puede que poco, pero yo que soy buena para buscar señales éstas actualmente me parecen muy claras. ¡Cómo quisiera que Cristo no tardase tanto! A no desesperar me digo a mí misma.
Le mando un abrazo y mis oraciones,
Beatrice
Permítame recomendarle la homilía de hoy del Padre Alfonso Gálvez...me acordé de lo que Usted decía acerca de la necesidad de sacerdotes, de sacerdotes que digan la misa tridentina y en el fondo de sacerdotes y personas santas en un mundo muy difícil...en el fondo, el lamento con voz alta del Señor con respecto a Jerusalén y al estado en que está el pobre templo.....
ResponderEliminarhttp://www.alfonsogalvez.com/es/
Estimado compatriota pirivate Ryan: gracias por el enlace. Un solo sacerdote santo puede hacer más que muchos curas tibios. Ojalá podamos contar siempre con buenos curas para poder seguir dando la batalla.
ResponderEliminarLe mando un abrazo,
Beatrice
Beatrice , es logico que el obispo prohiba las misas tridentinas rezadas , obligando que sean cantadas, convirtiendo la devocion que mantuvimos durante 7 años en una parodia, le confieso mi renuncia a tal pantomima. Muchas gracias.
ResponderEliminarLuis: amigo no se desanime, siga dando la batalla por la misa de siempre. Es lo que quieren que hagamos: que tiremos la toalla. No renuncie y "haga lío" para que le devuelvan la misa rezada.
EliminarUn abrazo,
Beatrice
Enhorabuena por tu página, siempre me sentí muy poco listo , como Benson.
ResponderEliminarAunque creo que el Señor nos ayuda a detectar lo oscuro que nos rodea.
Saludos desde madrilonia.
Evagrio.
Evagrio: Gracias por los saludos. Durante toda mi vida me he sentido igual que usted y algunas veces le digo a Dios porqué me dio tan poco talento y se lo digo de veras. A duras penas traduzco, a duras penas escribo.
Eliminarle mando un abrazo desde estas tierras lejanas,
Beatrice
Una capilla familiar... ¡Qué envidia!
ResponderEliminarAsí es Bruno, una hermosa capilla familiar, pero que aún no está terminada en su totalidad. Esperamos algún día contar con la ayuda de Dios para tener los medios necesarios para dejarla lista.
EliminarSaludos,
Beatrice