La obra de Robert Hugh Benson no se limita solamente a su labor
como novelista, sino que también fue conocido por ser un ardiente apologista. Uno de sus libros apologéticos es precisamente el que se ve en la imagen. "Las paradojas del catolicismo", libro que desgraciadamente no ha sido traducido al español. Es un libro muy interesante que contiene una serie de sermones que predicó en Roma, Nueva York y en Inglaterra, y que analiza tópicos antagónicos en la Iglesia, los cuales intenta reconciliar. El libro puede descargarse en inglés desde el sitio: http://archives.nd.edu/episodes/visitors/rhb/bensonp.htm
Uno de sus capítulos está dedicado a la aparente antagónica relación que existe en la Iglesia con la riqueza y con la pobreza. Lo he traducido para los lectores que no dominan el inglés. No sé si seré muy buena traduciendo y por lo tanto, si alguien considera que la traducción es deficiente me alegraría que me lo hiciera saber para aprender y corregir. Traté de respetar el sentido literal del texto, pero adecuado a la manera de cómo nosotros decimos lo mismo.
Por último, una palabras sobre este sermón y su relación los sucesos actuales.
Me gusta ver al papa Francisco cercano a la gente, tal como lo hacía Nuestro Señor, tomando a los niños en brazos, bendiciendo a los enfermos, todo eso está muy bien porque la figura del papa no es la de un semidios o una especie de divinidad tibetana, casi inalcanzable, poco paternal. Pero eso no significa dejar de lado todo lo que la Iglesia tiene de precioso, como por ejemplo celebración solemne de la liturgia. No hay razón para empobrecer la liturgia con el fin de mostrar que somos humildes y pobres. Podremos dejarlo todo: los zapatos rojos, la muceta, la silla gestatoria, el trono, etc., pero no toquemos la celebración litúrgica más importante y que es el centro de la vida de la Iglesia: la Santa Misa. Porque se trata de lo más sagrado y de lo más santo que el hombre puede ofrece a Dios. Ofrece al mismo Cristo presente en la Sagrada Forma. Hay que entender que se trata de Dios, nada menos: rex tremendae majestatis. Hay un fin de adoración de su excelsa majestad, por tanto lo mejor de la tierra y de nosotros mismos debe estar presente en los ornamentos ( no en los trapos), en los cantos, en la solemnidad del rito. El sacerdote podrá ser pobre, andar con su sotana descosida, vieja y con sandalias franciscanas, pero en el momento de celebrar la Santa Misa se reviste con los mejores ornamentos y el altar es adornado con las más bellas flores, con el más hermoso cáliz, porque a Dios se lo adora con lo que Él merece, es decir, con lo mejor que el hombre - como miserable pecador - puede y debe ofrecerle.
He aquí el texto de Monseñor Benson:
Paradojas
del Catolicismo
(Colección de sermones predicados en
Inglaterra, New York y Roma entre 1912 – 1913)
Pobreza
y riqueza
Háganse amigos por medio de
Mammon de la Iniquidad.
No podéis servir, a Dios y a
Mammón. (Lucas, 16. 9-13)
Hemos visto como la Iglesia del
Príncipe de la Paz debe estar continuamente en el centro de la guerra. Vamos a
considerar cómo es que siendo una Sociedad Humana, que habita en este mundo,
debe tener sus ojos puestos sobre el prójimo; y cómo es que siendo una Sociedad
Divina debe estar abierta hacia la acusación de mundanidad.
I. (i) La acusación es muy
común: “Mira la extraordinaria riqueza y esplendor que esta Iglesia del Pobre
Hombre de Nazareth constantemente reúne a su alrededor, y pregúntate a ti mismo
cómo puede atreverse a reclamar representarlo a Él. Pasa por la Sagrada Roma y
observa cómo las más ricas y las más exquisitas construcciones llevan sobre
sus pórticos los emblemas heráldicos del Vicario de Cristo. Anda a cualquier
país que no se moleste y que no quiera deshacerse de la farsa que se hace
llamar “Iglesia de Cristo”. Encontrarás que no hay funcionarios más suntuosos
como estos delegados celestiales de Jesucristo, ni palacios más gloriosos que éstos
en los cuales moran aquellos que pretenden predicarlo a Él, que no tenía dónde
reposar Su cabeza.
Más encima pasar de la pobre
figura que nos presentan los Evangelios a un hombre que clama ser él su
Representante en la tierra. Míralo a él ir coronado tres veces, en un trono
sobre las espaldas de unos hombres, con las trompetas de plata rechinando
delante suyo, y las plumas de avestruz viniendo tras de sí, y entenderás por
qué el mundo no puede tomar en serio a la Iglesia. Mira la corte a su
alrededor, toda púrpura y escarlata, y compárala con el pequeño grupo de
curtidos pescadores.
No, si la Iglesia fuera
verdaderamente de Cristo, ella lo imitaría a Él mejor. Era su suprema misión
apuntar las cosas hacia arriba, para levantar los pensamientos de los hombres
por encima de la escoria, del oro y de las joyas; y de la influencia del mundo,
de los altos cargos y del poder, para mostrar la Jerusalén Celestial, no hecha
de manos. Ella existe para consolar a los tristes con una visión de paz para el
futuro, no para aficionarnos sobre cosas temporales. Ella existe para hablar de
la gracia, del cielo y de las cosas por venir, y para dejar que los muertos
entierren a los muertos. Entonces lo mejor que podemos hacer por ella es
vaciarla de sus riquezas, para volver sus bienes temporales a un fin francamente
temporal. Para liberarla de la esclavitud de su propia ambición, hacia la
libertad de los pobres y de los hijos de Dios.
ii- En
una palabra entonces, ¡la Iglesia es demasiado mundana para ser la Iglesia de
Cristo!. No puede servir a Dios y a Mammón. – Incluso nuestros críticos nos
critican de otro modo: que somos demasiado ultramundanos para ser la Iglesia de
Cristo. - “La principal acusación que
tengo contra el catolicismo,” – dice un hombre – “es que la Iglesia es
demasiado poco práctica. Si ella fuera verdaderamente la Iglesia de Jesucristo
seguramente ella lo imitaría mejor, en lo que, después de todo, fue la señal
más alta de su Divinidad, es decir, su Humanidad hacia los hombres. Cristo no
vino al mundo a predicar metafísica o a hablar siempre del cielo que está por
venir. Antes bien, Él vino a atender las necesidades más simples de los
hombres. A alimentar a los hambrientos, a vestir al desnudo, a reformar la
sociedad hacia mejores destinos. No fue
a través de sus Dogmas que Él conquistó
el corazón de los hombres. Fue por su simple y natural simpatía con sus
necesidades comunes. En una palabra, Él vino a hacer un mundo mejor. Vino a utilizar los elementos que estaban
a su disposición para santificar todas
las cosas simples de la tierra, con las cuales Él tomó contacto”.
“Entonces este ultramundanismo
católico está demasiado apartado de la vida y de las necesidades comunes. Sus
dogmas y aspiraciones, y su metafísica son inútiles para un mundo que quiere
pan. ¡Dejémoslos actuar más y soñar menos! Vamos a mostrarles, por ejemplo, que
por la prosperidad de los países católicos, el catolicismo es práctico y no una
visión. Vamos a dejarlos predicar menos y hacer más filantropía. Vamos a
mostrarles que ellos tienen la llave para el progreso del mundo y tal vez, escucharemos
más pacientemente su pretensión de tener la llave del mundo que está por
venir”.
Sin lugar a dudas, esto es un
poco duro para los católicos. Cuando nosotros convertimos a este mundo en
nuestro hogar, somos advertidos de que Jesucristo no tiene donde reposar su
cabeza. Cuando predicamos al mundo lo que está por venir, todo se reduce a que
nosotros recordamos que Jesucristo vendrá a este mundo a hacerlo mejor. Cuando
construimos una iglesia confortable, se nos dice que es demasiado lujosa.
Cuando construimos una iglesia incómoda, se nos pregunta cómo es que esperamos hacer algo bien si no
somos prácticos.
II.- Ahora, por supuesto, ambas
acusaciones también fueron formuladas contra nuestro Bendito Señor. Porque Él
también tenía dobles tareas. Es verdad
que por aquellos tiempos Él dio a los hombres el pan terrenal. Y es
también verdad que les ofreció el pan celestial. Por aquellos tiempos Él cuidó
los cuerpos de los hombres, y en otros momentos Él pidió sacrificar todo lo que
la vida corporal tiene de valor. Hubo momentos donde Él se sentó a cenar en la
casa de hombres ricos; y momentos cuando Él voluntariamente padeció hambre en
el desierto.
Y el mundo encontró que era
malo lo que hizo. Él fue demasiado mundano cuando curó a un hombre el sábado.
¿Acaso la Ley de Dios no es más valiosa que el cuerpo de un hombre? ¿Por qué no
pudo esperar hasta mañana? Él fue demasiado mundano cuando permitió a sus
discípulos desgranar el trigo con sus manos. ¿Acaso la Ley de Dios no prohíbe a
los hombres hacer pan el sábado? Él fue demasiado mundano, poco práctico,
demasiado sensual cuando permitió que un precioso ungüento se derramara sobre
sus pies. ¿Acaso no pudieron estos ungüentos ser vendidos a un gran precio para
ser dados a los pobres? ¿No es suficiente la espiritualidad y el incienso para
la adoración?
Y Él fue muy ultramundano,
cuando predicó el Sermón de la Montaña. ¿Qué significa decir: Benditos son los
mansos – cuando todo el mundo sabe que los Bienaventurados son los
inconformistas? Él fue demasiado ultramundano cuando habló del Pan Celestial.
¿Qué significa decir Pan Celestial cuando es la comida terrenal la que
necesitan en primer lugar los hombres? Él fue demasiado ultramundano cuando
permaneció en el país el día de fiesta.
Si Él es el Cristo, ¡dejémoslo ser práctico y que lo diga!
De hecho, por estos mismos
cargos fue condenado a muerte. Él fue demasiado pagano para Pilatos, en cuanto
que era Hijo del Hombre y por tanto rival del César; y fue demasiado
ultramundano para Caifás, puesto que Él se hacía llamar a sí mismo Hijo de Dios
y por lo tanto rival de Jehová.
III.- Entonces, la solución a
esta paradoja católica es muy simple.
i.- En primer lugar, la Iglesia
es una Sociedad Celestial que desciende desde arriba, porque celestial es su origen
y su nacimiento. Primero y principalmente ella es el Reino de Dios y existe
única y exclusivamente para Su gloria.
Ella busca primeramente la
extensión de Su reino y comparado con esto, nada es más valioso ante sus ojos.
Ella por tanto, nunca debe sacrificar a Dios por Mammón. Nunca dudará, ni por
un instante si la elección es entre ambos, porque ella considera que la
eternidad es mayor que el tiempo, y que el alma de un hombre vale más que su
cuerpo. Por consiguiente, los sacramentos a sus ojos, vienen antes que un
adecuado servicio de tranvías. Que el alma de un hombre deba estar en gracia es
para ella más importante que si su cuerpo está bien de salud. Por lo tanto, si la elección es entre ambos,
prefiere al sacerdote que al doctor, si no hay tiempo para ambos. Y la Sagrada
Comunión a un buen desayuno.
Por eso ella aparece como
demasiado ultramundana comparada con un corredor de bolsa o un alcalde
provincial, puesto que ella de hecho, coloca las cosas de Dios antes que las
cosas del hombre y “busca primero Su Reino”.
ii.- A ella “todas las cosas se
le dan por añadidura”. Porque ella es Humana también, en cuanto a que vive en
este mundo donde Dios le ha dado un lugar, y por tanto utiliza las cosas con
las que Él la ha rodeado. Decir que ella es sobrenatural no es negar su
humanidad. Sería como afirmar que el hombre tiene alma inmortal y excluir
la verdad que también tiene un cuerpo. Este es el cuerpo de ella,
entonces esta, su humanidad - la cual consagra a su Divinidad- reclama y utiliza las cosas
terrenas. Es este cuerpo el que habita en casas hechas con las manos, y que
afirma también en honor de sí misma y de su Esposo que -siempre y cuando su
espiritualidad no esté empañada – estas casas serán tan espléndidas como el
arte pueda hacerlo. Porque ella no es puritana ni maniquea. Ella no dice que
algunas cosas hechas por Dios puedan ser concedidas como malas en sí mismas,
aunque pueden haber sido severamente abusadas. Por el contrario, ella tiene su
propia autoridad para decir que todo es muy bueno.
Entonces, ella utiliza toda la belleza
terrenal que el mundo producirá para ella por honor de su propia Majestad.
Puede ser legítimo colocar diamantes alrededor del cuello de una mujer, pero es
certeramente legítimo colocarlas alrededor del Cáliz de la Sangre de Dios. Si
un rey terrenal utiliza vestiduras con telas de oro, ¿no debe usarlas el Rey
Celestial aún más? Si la música es usada en el mundo para destruir el alma de
los hombres, ¿ella no debe ser usada para salvar sus almas? Si un palacio de
mármol es apropiado para el Presidente de la República de Francia, ¿con qué
derecho los hombres niegan su uso al Rey de Reyes?
Pero el mundo ¿no reclama la
riqueza a veces? Muy bien entonces, ella puede servir a Dios sin ella, a pesar
de su derecho. Si los hombres se quejan y se retuercen, o intimidan y disparan
a causa de las joyas con que sus antepasados honraron a Dios, ella se los
arrojará por las escaleras del altar de vuelta y sin ellas adorará a Dios en un granero o en
una catacumba. Pues aunque ella no lo hace – servir a Dios y a Mammón – ella
hace para sí a los amigos de Mammón de la Iniquidad. Aunque ella nunca jamás
pueda servir a Dios y a Mammón, ella desea y puede, cuando el mundo se lo
permite, hacer que Mammón la sirva. Porque la Iglesia es la Majestad de Dios
que habita en la tierra. Ella está ahí, en sí misma absolutamente independiente
de su recepción. Si es por ella a quien viene, y ella misma la rechaza, no es
menos suya por derecho propio. Porque aunque usara cada cosa terrena para su
honor; aunque ella considera que no desperdicia el valioso ungüento, que es
vertido por amor sobre sus pies, aun así su esencia gloriosa no se encuentra en
estas cosas. Ella es entera gloriosa usando o no usando sus vestiduras de oro,
porque ella es la Hija de un Rey. Ella es esencialmente gloriosa en las
Catacumbas como en las basílicas Romanas; es amorosa tanto en los pies
descalzos de un fraile como en la sotana y en el cetro del Vicario de Cristo;
es tan majestuosa como Cristo colgado en
la Cruz como en Cristo ascendido y entronado en el cielo.
Sin embargo, mientras ella es
la Majestad de Él en la tierra, tiene el derecho a todo lo que la tierra pueda darle. Todas las
bestias del campo son de ella, y el ganado en las miles de praderas, todas las
estrellas del cielo y las joyas de la tierra. Todas las cosas en el mundo son
suyas por derecho divino.
Todas las cosas son suyas,
porque ella es de Cristo. Con todo, sin embargo, ella sufrirá la pérdida de
todas las cosas, antes que perderlo a Él.
Estimada Beatrice:
ResponderEliminarEl lenguaje de Benson es realmente exquisito. Es poético, se nota que se educó en unos de los mejores colegios de Inglaterra. Respecto al contenido, la única crítica que le hago es que le faltó desmenuzar un poco más su argumentación estableciendo algunas diferencias importantes respecto al contenido que estaba tratando.
Beatrice :respecto del libro que le consulte,muchas gracias.Tambien le agradezco su preocupacion por las inundaciones en La Plata y en Bs As.Sumar desidia de los politicos a un desastre natural es una formula explosiva que se traduce en decenas de muertos.
ResponderEliminarEn lo que concierne al sermon del RP Benson: BRI-LLAN-TE ¡¡¡
Su blog ya esta entre los que sigo y le recomiendo uno bastante bueno,que seguro conocera:www.pagina-catolica.blogspot.com
Desde Argentina la saluda
criollo y andaluz
Fray Agrícola:
ResponderEliminarBenson hace un intento de "desarmar" las críticas contra la Iglesia que él ya conocía muy bien siendo aún anglicano. Nunca fue un teólogo dogmático y sus argumentos van más bien por el lado del sentido común, muy evangélicos. Desde luego que quizás pudo haber hecho una distinción más al estilo tomista, secundum quid, pero no era su estilo. Saludos y estoy esperando a que termine su post sobre los ovnis.
Marcos: Fue patético ver en los canales argentinos que tengo en la t.v, el desorden por parte de las autoridades. Pareciera que les interesara más sobresalir y sacarle provecho político a la desgracia, que socorrer a los que lo necesitan con urgencia. En todo caso, eso ocurre allá, acá y en todas partes.
Me alegro que le haya gustado el sermón de monseñor. Intentaré traducir algunos más que vienen en las Paradojas del catolicismo. Conocía la página que me sugiere y la he revisado varias veces.
Un abrazo
Beatrice
Respuesta:
ResponderEliminarEstoy en deuda con el tema de el Demonio y los ovnis, así que luego publicaré la segunda parte.
Un abrazo.
«Precarity in everything, except the church».
ResponderEliminarCoincido con usted, aunque la frase da para mucho.
EliminarSaludos,
Beatrice
Saludo la existencia de este blog, y en especial la felicito por este post, tanto en su contenido específico como en el pasaje de Benson que traduce y la obra que recomienda. Un cordial saludo
ResponderEliminarJuana
Muchas gracias Juana. Espero poder seguir traduciendo algunas cosillas más de monseñor Benson que vienen muy oportunas para estos tiempos. Los argumentos falaces que se hacen contra la Iglesia han sido desde el principio siempre los mismos y van mutando en la manera de expresarlos. Lo que antes era sostenido como argumento para atacar a la Iglesia provenía generalmente de los extra-Ecclesia, que tarde o temprano terminaban por abandonarla; hoy los ataques provienen de los mismos católicos y ni piensan abandonarla, sino que permanecen en ella para socavarla por dentro.
ResponderEliminarUn abrazo,
Beatrice