miércoles, 27 de agosto de 2014

La Catedral de Westminster durante la Gran Guerra


La Catedral de Westminster durante la Gran Guerra.
por Patrick Rogers, (traducción Beatrice Atherton)
 
A las 11 pm. Del 4 de Agosto de 1914 enfrentada con la invasión de Alemania a la neutral Bélgica, Britania a regañadientes declarará la guerra a Alemania. Después de una breve oleada de irrealizable optimismo las hostilidades se propagaron sin piedad por más de cuatro largos años. Súbita e inesperadamente, la efectividad,  la disciplina, la unidad y la resolución de Alemania y sus aliados colapsó. El armisticio fue declarado a las 11 am del 11 de Noviembre de 1918. ¿Cómo afectó entonces la guerra a la Catedral de Westminster, a su coro, a los laicos, a la liturgia, a la música?
 
          Inicialmente la guerra tuvo pocos efectos sobre la vida de la catedral. El diario Oficio Divino continuó siendo cantado en su totalidad como antes.  Seis misas fueron celebradas los días laborales y siete los domingos. El único cambio fue que la misa de las 8 am se convirtió en la Misa de la Guerra, celebrada en la Capilla del Santísimo Sacramento, seguida por la Sagrada Comunión. Las reglas del ayuno y a la abstinencia fueron suspendidas debido a la seria dificultad para obtener los “alimentos de la abstinencia”.
 Mientras tanto, en la nave de la catedral el escultor Eric Gill
Eric Gill trabajando en el Via Crucis

 estaba trabajando duro completando Las Estaciones del Vía Crucis. También se continuó con el ornato de las capillas de San Andrés y de San Pablo, aunque el diseñador de la primera Robert Weis Schultz ( un escocés) pensó que era prudente cambiar su nombre a RWS Weis en vistas al generalizado sentimiento anti-alemán del país. 

Los capellanes se visten de uniforme
 
      Justo antes de la Navidad de 1914 el primer capellán de la catedral (R.P Rusher) se vistió con el uniforme del ejército y dejó su ministerio para las tropas católicas en el frente occidental para unirse a los otros tres capellanes de la catedral en Whitsun en 1915.
          El coro de la catedral  consistente en veinticinco niños de tres voces diferentes y dieciseis hombres alcanzó su máximo esplendor en 1914 bajo la inspirador liderazgo de Richard (posteriormente Sir Richard) Terry, su maestro de coro y director de música. Sin embargo, con el estallido de las hostilidades, todos los varones adultos se enlistaron (excepto uno, demasiado viejo para el servicio) y las partes de las voces altas fueron tomadas por los niños, quienes con el apoyo de un solo tenor y dos bajos se convirtieron en los responsables de la música coral de la catedral.

        A pesar del riesgo de los ataques aéreos,  el Colegio Coral permaneció abierto a lo largo de la Gran Guerra, no así durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue cerrada desde su comienzo. Se reporta que durante un ataque aéreo en Septiembre de 1917, el coro de niños o “los niños del coro” (término que ellos detestan) encontrando la cripta llena de refugiados albergados, interpretaron  “Buzz-one” en el Colegio Coral, siendo su único temor los borrachos que estaban afuera ajenos al ruido de las bombas y de las armas. Cada mañana los niños volvían buscando fragmentos de metralla en el patio de juegos que por aquel entonces no estaba cubierto con asfalto como lo está hoy. Durante el día usaban las trincheras de entrenamiento excavadas por  el London Scottish Regiment como preparación para el Frente Occidental, para practicar su propia y bastante peligrosa forma de combate. Otra ocupación fue la de coleccionar autógrafos de los famosos, incluyendo en una ocasión al final de la guerra el del Mariscal Ferdinard Foch, comandante en jefe de las fuerzas aliadas 

De Profundis:
        La catedral fue afortunada al no recibir demasiados daños por el bombardeo alemán. La amenaza inicial en Enero de 1915, vino desde los Zepellines inflamables y repletos de oxigeno, los cuales con su lenta velocidad y gran largo fueron vulnerables a ambos ataques: desde los aviones de guerra y desde

tierra. Los sacerdotes en los techos de la Casa del Clero observaron a dos de ellos siendo derribados en llamas entre el 3 y el 24 de Septiembre de 1916.
 El obispo de Auckland que estaba de visita, fue testigo del segundo incidente y le dio la absolución a la tripulación del zepellin recitando el De Profundis en el terreno donde cayeron. En Junio de 1917 la primera excursión de bombarderos diurnos sobre Londres por los aviones de ala fija fue perpetuada por cuarenta aviones Gotha G IV durante la misa cantada en la catedral. Las crónicas de la Catedral de Westminster describen una invasión de alrededor de cincuenta de tales aviones el 7 de Julio, observada desde el techo de la catedral. En Octubre de 1917 la revista estuvo reportando que “las incursiones ahora parecen ser una condición normal de los acontecimientos más que incidentes desagradables”. El 22 de Enero de 1918 la Cripta de la Catedral fue oficialmente inspeccionada como refugio para ataques aéreos para dos mil personas, aunque no fueron entregadas garantías acerca de la calidad a prueba de bombas.

        El 19 de Mayo de 1916 la Liga de Mujeres Católicas (CWL) abrió el primer albergue para soldados y marineros (el primero en ser construido) en un terreno vacío al lado de la catedral, con el propósito de ofrecer comida a cualquier hora del día, incluyendo una cena caliente por seis peniques, desde la 1pm a las 15 pm, y ofrecía acomodaciones para dormir a treinta y dos personas en camas y a cincuenta en colchonetas.

 En principio fue destinado para combatientes de todas las denominaciones que estuvieran cerca de la Estación Victoria, el punto de partida para muchos en su camino a Francia vía Folkstone y el puerto del Canal. El albergue tenía una larga sala-club para los combatientes católicos donde eran provistos de buena literatura y donde ellos podían conseguir libros de oraciones, rosarios, medallas, etc. El albergue llegó a ser muy popular y fue ampliado en 1917 con nuevas habitaciones,  en una de las cuales los combatientes podían conversar privadamente con algún sacerdote. Tan popular fue el albergue de la CWL entre los Americanos, que después de su entrada en la guerra en Abril de 1917, en Agosto de 1918 los “Caballeros de Colón” comenzaron a trabajar en un club separado para los combatientes americanos en un terreno de la catedral. En Junio de 1917 el Cardenal Bourne, cuarto arzobispo de Westminster, bendijo un crucifijo de madera de tamaño natural erigido por la CWL en memoria de los soldados que habían utilizado el albergue de la CWL y que nunca regresaron de la guerra. 
 

El Cardenal Bourne
 
       El cardenal Bourne fue también un activo visitante de las tropas católicas de ultramar. Durante la guerra realizó tres largas visitas a la Flota, tanto como a las tropas en el frente occidental, dando una serie de discursos, celebrando la misa, administrando la Comunión y la Confirmación, y distribuyendo medallas religiosas y cruces inscritas con In Hoc Signo Vinces ( Con este signo vencerás). El 26 de Enero de 1917, Bourne se embarcó en un viaje de cincuenta horas en tren desde Roma para visitar al escuadrón naval británico apostado en Italia, interrumpiendo su viaje para bendecir y orar por los ocho soldados franceses que justamente habían resultado muertos a raíz de una colisión entre un tren con tropas y uno de carga.

Cardenal Bourne visitando las tropas


cardinal Bourne visita a la flota inglesa 1917
A su llegada abordó el buque insigne inglés donde fue presentado a los oficiales católicos, incluído a un antiguo niño del coro de la Catedral de Westminster, Sidney Jones, que había ingresado a la marina al dejar el colegio. El domingo del cardenal celebró la misa para todo el escuadrón católico y distribuyó medallas, las cuales habían sido especialmente bendecidas por el Papa en Roma. Las de San Jorge (santo patrono de Inglaterra), San Martín (santo patrono de los combatientes) y la de Santa Bárbara (santa patrona de los artilleros). El reverso tenía la figura de Nuestra Señora con la inscripción “Madre de Dios, protege a nuestro país y a nuestro hogar”.

 Aumentan las bajas

        A medida que la guerra avanzaba, las bajas también. El 18 de Junio de 1915 el Colegio Coral  lamentó la muerte de sus primeras dos víctimas con una misa de Requiem Solemne en la capilla de San Gregorio. John Owen había emigrado y se había enrolado en la Fuerza Expedicionaria de Nueva Zelanda. El fue muerto en Gallopoli con los ANZACs el 8 de Mayo. Siegfried Brockbank de los Middlesex Territorials fue abatido por una bomba de fragmentación en Flandes el 8 de Junio. Ellos habían entrado simultáneamente en Colegio Coral desde 1904 hasta 1910 y murieron a la edad de 18 años. Entre los miembros del coro que murieron estaba el principal tenor, A. Thorogood, quien falleció en La Somme en 1917. Durante todo el transcurso de la guerra la catedral celebró solemnes misas de Requiem por el eterno descanso de todos los católicos que habían muerto por sus países, con misas especiales después que había ocurrido cada evento, tal como el inconcluso Combate Naval de Jutland el 31 de Mayo de 1916, y al muerte de Lord Kitchener a bordo del HMS Hampshire cinco días después. Ahí también tuvo lugar una solemne misa de Requiem en honor a los aliados muertos en la guerra, particularmente aquellos de Francia en su día nacional el 14 de Julio, acompañados por el gabinete de ministros, diplomáticos y personal militar, con músicos provenientes del Cuerpo de Guardia.


         Hacía Junio de 1915 en la catedral existía el anhelo de tener  una de las capillas dedicadas a los católicos que habían muerto en la guerra y en la cual podrían decirse misas por ellos. La capilla elegida obviamente fue la de San Jorge y los Mártires Ingleses.
Al año siguiente los primeros nombres de los muertos fueron inscritos en la pared norte de la capilla y una misa regular se dedicaba ahí. Otro memorial de guerra fue emplazado junto al baptisterio. Una figura de madera de San Cristóbal, santo patrono de los marineros y de los viajantes, que fue donada por el escritor Hilarie Belloc después de ver a su hijo Louis partir para Francia. Se convirtió en un foco para aquellos católicos que partían para el frente y que buscaban la protección de San Cristóbal. La Marina Real protegió exitosamente a las tropas que cruzaron el canal, pero Louis Belloc, miembro del Royal Flying Corps fue muerto en acción mientras bombardeaba una columna de transporte alemán en Cambrai en Agosto de 1918.

Traducido de la Revista Oremus, publicación de la Catedral de Westminster, Julio-Agosto 2014
 

 

 

 

 

domingo, 24 de agosto de 2014

Misa Tradicional FSSP en Una Voce Casablanca

Las siguientes imágenes corresponden a la Santa Misa celebrada hoy, Domingo 11 Post Pentecostés, en la Parroquia Santa Bárbara de Casablanca por el R.P. J.Romanoski, de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro, de visita en Chile. Esperamos pronto contar nuevamente con la presencia del padre Romanoski por esta tierra, al mismo tiempo que le deseamos un feliz retorno a México.

 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 

 
 
 







sábado, 23 de agosto de 2014

Amar nuestras cruces

Un querido amigo me envió el siguiente texto, que les aproveche
Beatrice

«Reconozco, Señor, que vuestras cruces son los medios de vuestra sabiduría y las prendas de vuestra eternidad; pero que al menos no sean demasiado pesadas y superiores a nuestras fuerzas... No creo que haya en el mondo nadie tan probado como yo: ¿cómo queréis que resista? Si fueran cruces ordinarias, yo las llevaría con paciencia; pero son tan nuevas y tan extraordinarias, que me dejan aplastado». Y el Señor le respondió: «Un enfermo, en medio de sus dolores, piensa siempre que no hay otros como los suyos; y cada pobre se figura que no hay otra miseria igual. Si te enviara otras cruces, emplearías el mismo lenguaje. Ten, pues, valor, y sé firme y generoso. Resígnate por completo en mi voluntad; acepta con paciencia todas las cruces que yo tenga a bien enviarte, y no rechaces ninguna; pues sabes que quiero tu bien y conozco perfectamente qué es lo que más te conviene. La experiencia te ha hecho ver que todas las cruces que yo te envío, sean las que fueren, te elevan y te unen más íntima y firmemente a mi Divinidad, que cuantas puedas tú voluntariamente escoger… Si la aflicción no fuera molesta, ¿sería aflicción? ¿Qué extraño es que te pese la cruz, si no la amas? Amala, y la llevarás fácilmente… Si inundado de consuelos espirituales te abrasases en amor, no ganarías tanto como sufriendo las sequedades y pruebas que te envío… Vive, pues, en paz, seguro de que no has de perecer bajo la cruz. Más fácil es que caigan en pecado diez almas que gozan las delicias de la gracia que no una sola que está en aflicción: el enemigo no tiene ningún poder contra las que amorosamente gimen bajo la cruz. Aunque fueras el primer doctor del mundo y el más sabio teólogo de mi Iglesia, y aunque hablaras de Dios con la lengua de los ángeles, serías menos santo y menos amable a mis ojos que un alma que vive sujeta a mis cruces. Concedo mis gracias a buenos y malos, pero reservo mis cruces para los escogidos... La aflicción aleja al hombre del mundo y lo acerca al cielo. Mientras más lo abandonan los amigos de la tierra, más aumenta en él mi gracia, y lo eleva y lo hace divino. De la cruz proceden la humildad, la pureza de conciencia, el fervor de espíritu, la paz, la tranquilidad del alma, la discreción, el recogimiento, la caridad y todos los bienes que ésta produce»."

                 Texto citado por Arintero O.P. en su monumental "La Evolución Mística" y el libro es del Beato Susón y se llama "Diálogo de la Eterna Sabiduría", cap. 19.

lunes, 18 de agosto de 2014

No seremos abandonados

"Sólo sé una única cosa: que según sea nuestra necesidad, así será nuestra fuerza. Estoy seguro de una cosa, que cuanto más se enfurezca el enemigo contra nosotros, mucho más intercederán los santos en el cielo por nosotros; cuanto más terribles sean nuestras pruebas por parte del mundo, más presentes nos serán nuestra Madre María, nuestros buenos Patrones y Ángeles de la Guarda; cuanto más malévolas sean las estratagemas de los hombres contra nosotros, un grito de súplica más fuerte se elevará desde el seno de la Iglesia entera hacia Dios por nosotros. No nos quedaremos huérfanos, tendremos dentro de nosotros la fuerza del Paráclito, prometida a la Iglesia y a cada uno de sus miembros"
                                                        John Henry cardinal Newman

sábado, 16 de agosto de 2014

Morir en la Santa Misa

        No voy a escribir sobre el libro que monseñor Benson tiene sobre Santo Tomás Becket, porque  no he tenido la posibilidad de leerlo.  Ustedes recordaran la historia de Becket y las circunstancias que rodearon su muerte mientras rezaba la misa. Más bien voy a relatarles acerca de una extraña y algo aterradora situación que vivimos ayer en la misa de la Asunción de Nuestra Señora.

    P.Jaime rezando la misa tradicional en Valparaíso
          Nosotros vamos siempre a la misa tradicional que se reza en Valparaíso, en un encumbrado cerro que mira al puerto y a los movimientos de los estibadores que no descansan de descargar los buques que llegan de todos lados. Ese día justo antes de la misa nos habíamos confesado todos los que podemos comulgar, es decir mi marido, mis tres hijos mayores, mi madre y esta pobre mujer. La hora pasaba, pero no había mayor apuro porque aunque ustedes no lo crean, con mi familia somos los únicos que vamos a esta misa. Sí señores, mientras en otras partes no cuentan con la gracia de tener la misa tradicional, nosotros somos los únicos feligreses que a eso de la 13:00 hrs. van cada domingo a una vacía iglesia porteña. La hora y aparente la lejanía han ahuyentado a los en su mayoría viñamarinos feligreses que hasta hace tres años iban a la misma misa en el borde costero de Viña del Mar, a la capilla del desparecido Sanatorio Marítimo san Juan de Dios. Los mismos que le pidieron al padre Jaime Herrera que rezara la misa a raíz del Motu Propio del 2007 ahora brillan por su ausencia y han abandonado a este pobre cura que sufre una devastadora  enfermedad degenerativa que le ocasiona dolores terribles y que a pesar de esto, sigue rezando la misa ahora casi exclusivamente para mi familia. 
          Un poco más tarde de lo habitual entonces comenzó la misa. Mis hijos acolitaron como siempre, y todo iba desarrollándose normalmente hasta que justo antes del Canon de pronto sentí que la puerta de la iglesia a mis espaldas se abría y que unas personas habían entrado. No le di mayor importancia, nunca me volteo a ver quien entra, y traté de seguir atenta. Pero después de un rato se comenzaron a sentir ruidos y voces, luego un par de golpes en las bancas...yo trataba de seguir concentrada en la misa. Luego uno de los bulliciosos individuos, que a lo lejos se notaba que era un delincuente...tienen ese no sé qué, esa manera de moverse y de hablar que es característica, se acercó a la primera banca justo detrás de los acólitos y trató de llamar su atención llamándolos y pidiéndoles que se dieran vuelta, pero ellos se mantuvieron impertérritos. Algo me olía mal, no sabía si estaba medio perturbado, drogado, loco, pero el individuo en cuestión andaba tramando algo malo. Sin embargo,  nos mantuvimos serenos, siguiendo la misa, como si nada pasara, tranquilo-nervioso como le dicen ahora,  y creo que esto lo descolocó y frenó al menos el intento de acosar a los acólitos. Hasta ahí  todo transcurrió con relativa calma, terminó la misa, el padre deja el presbiterio y el fulano se le acerca antes que el sacerdote suba a la sacristía, para pedirle llenar una botella con agua bendita de la pila bautismal. Al mismo tiempo mi esposo, que se sienta detrás mío, me comenta que otro sujeto con el que andaba el de la botella ha sacado dos pendones de la Virgen de Guadalupe que estaban colgados a cierta altura en los pilares de la iglesia y que se ha arrancado para fuera. Mi esposo corrió a avisarle al padre...yo me quedé de una pieza porque en mi intento por concentrarme en la misa no me había dado cuenta del robo. Mi esposo no quiso intervenir antes por prudencia y para no interrumpir la misa. Armar una pelea en medio de la Consagración no es muy atinado que digamos.
          Gracias a Dios y al sacristán que afortunadamente estaba en ese momento presente, se lograron recuperar inmediatamente las imágenes, ya que los tipos eran conocidos delincuentes del barrio. Sin embargo,  todos nosotros quedamos con una sensación extraña, incluido el padre:
- Temí cuando estaba de espaldas que me apuñalaran - nos confesó. Sí, yo también pensé lo mismo. Incluso reflexionando posteriormente pensé que podrían habernos atacado a todos.  ¿Morir en la misa tradicional recién confesados? Es un  honor demasiado grande que no merecemos, y menos yo.
          No sé porqué siempre cuando estamos en misa tengo la extraña sensación que alguien va a entrar y le va a hacer algo al padre. Llamémoslo una mala intuición. Ojalá que nunca pase nada y que todo quede en un mal presentimiento, pero tanto al padre como a nosotros, ese día nos hizo reflexionar sobre el avance del mal, que ya no respeta ni a las iglesias, ni a la misa, ni a las imágenes sagradas ni nada. "Pareciera que más que nunca el demonio anda desatado" - nos decía el padre. Y efectivamente, la gente está más idiota que nunca. Idiota en el sentido etimológico de la palabra, es decir, casi lobotimados.  No puedo referirme de otra manera a la masa humana que vive actualmente de espaldas a Dios, con el cerebro aturdido por un liberalismo que los ha hecho volverse paganos que aceptan desde la homosexualidad como un derecho hasta el aborto. Nosotros estamos sufriendo las consecuencias de vivir conforme a lo que Dios nos pide: somos unos parias - a mucha honra - a los ojos de la sociedad actual, y el bulling moral al que somos sometidos a diario nos ha hecho refugiarnos cada vez en la oración y en la vida sacramental. Algo pasó en el mundo después de la renuncia de Benedicto, algo que nosotros no sabemos que hizo reventar lo que estaba en latencia: ha aumentado significativamente la maldad en el mundo. Observen bien lo que está pasando en el mundo, en sus propios países, en sus propias ciudades, en sus mismos barrios... se mata por un celular, se golpea a los ancianos, se los viola incluso. En los colegios los niños en su mayoría solamente piensan en sexo y en tomar, en pasarlo bien, en reventarse con drogas. Nadie quiere hablarles sobre el pecado, sobre el Temor de Dios, sobre el Infierno. No digo todas estas cosas para que andemos asustados con miedo,  no se puede vivir con miedo porque éste paraliza. Hay que seguir luchando, desde la trinchera, haciendo lo que nos corresponde como soldados católicos, sin dejarse amedrentar, sin ceder a lo que Dios nos ha ordenado.
           Dios y Nuestra Señora no permitieron que nos pasara algo en la Fiesta de la Asunción. Nos protegió a todos, a mi familia y al padre.  Y les pido especialmente por la salud del padre Jaime que está pronto a cumplir 25 años de sacerdocio el próximo año. Los dolores permanentes hacen que cada día pueda moverse con mayor dificultad y es uno de esos curas con celo sacerdotal y siempre disponible para administrar los sacramentos a la hora que sea, en el lugar que sea y a quien sea que se los pida sin esperar nada a cambio.  Que Dios le bendiga y que nosotros podamos seguir contando con este buen cura.

jueves, 14 de agosto de 2014

Hugh Benson, Cincuenta años después. Por Shane Leslie (1885-1971) The Tablet 21/11/1964

Algunas consideraciones:
         Shane Leslie (hasta antes de su conversión John Leslie, tercer baronet de Glaslough, Monoghan) fue uno de los conversos más importantes de Benson en su época de Cambridge. No me cabe duda que el autor de este artículo, ya bien entrado en años, habla desde el corazón, un corazón que ha visto pasar dos guerras mundiales y en ellas a muchos de sus amigos morir. Por estos días se han recordado los 100 años del inicio de la Gran Guerra que marcó a una magnífica generación que quedó muy dañada espiritual, psicológica y físicamente. Este hombre pertenece a esta generación de grandes conversos: Knox, Benson, Sassoon…
Tiene además de artículos en The Tablet y de una mención en su autobiografía,  un librito que escribió con otros amigos de Monseñor Benson, titulado “Memorials of Robert Hugh Benson” y él personalmente es el autor del capítulo dedicado al Apostolado de Benson en su época de Cambridge, a su regreso de Roma. Se nota al leer este libro y todos los demás escritos sobre Benson,  el gran aprecio hacia el hombre que lo condujo a la Ciudad Eterna y el dolor que le causó la inesperada pérdida del amigo cura.

         Dios mediante me dedicaré durante estos meses que quedan a recordar no solamente los 100 años de la Gran Guerra, sino además los 100 años de la muerte de Benson. Iré publicando – Dios mediante - algunos artículos periodísticos de aquellos años que dicen relación con la conmosión que causó su muerte,  y además algunos aparecidos en los años posteriores.  
Beatrice.

Hugh Benson, Cincuenta años después, por Shane Leslie

The Tablet 21/11/1964

¿Cuánto tiempo sufre el corazón de un hombre viejo la pena o el duelo por la muerte del querido amigo hasta que se apaga la tranquila nostalgia y finalmente desaparece? Cincuenta años parecen ser suficientes, especialmente después de todas las pérdidas que mi generación ha sufrido. Me he encontrado a mí mismo recordando a su vez la muerte de los ancianos, de los de mediana edad y muy a menudo a los jóvenes del pasado.

Hace cincuenta años atrás Hugh Benson, mi amigo de los días de Cambrigde murió demasiado repentinamente, y pienso que jamás me he olvidado de su encanto y carácter. Una imprevista primera visita a su tumba en Hare Street en una remota esquina de Hertfordshire ha renovado la antigua puñalada, y todos aquellos años han sido desenrollados como una cortina esta misma semana.

Si él hubiera sobrevivido, ahora sería un hombre viejo, quizás ya no reconocible por ser el joven y ferviente que acarreó tanta excitación, entretención y fuerza espiritual a aquellos que lo amaron, ambos hombres y mujeres, y que por entonces – pienso – éramos tan o más jóvenes que él.

Tuve la oportunidad de acompañar a un grupo de jóvenes de Cambridge en una peregrinación a su tumba, en una  calle solitaria cerca de Buntingford. En la campiña, antes tan reconocida en bicicleta o a pie, la vida de los setos y de las aves parece haber sido reducida. Los amplios campos se han ensanchado hacia el horizonte. Los pequeños villorrios han perdido algo de su aspecto rural y ruinoso. El tractor, las máquinas e incluso los motores en cualquiera de sus formas eran, por aquel entonces, desconocidos. El caballo está extinto y solamente el magnífico follaje del otoño sigue siendo tal cual era en Octubre de 1914.

Aquí en la huerta junto al camino Hugh Benson fue enterrado en medio de una veintena de enlutados amigos. Éstos hubieran sido más si la Primera Guerra no  hubiese arrojado a tantos de ellos hacia nuevas rutas y ocupaciones. Pero el Cardenal Bourne con sus clérigos y un pequeño coro de Westminster marcaron la ocasión. Ahí estaban presentes los vecinos y algunas devotas señoras que se habían establecido en el villorrio.

Capilla en memoria de R.H en Hare Street House, foto del padre Nicholas extraía del blog
romanmiscellany.blogspot.com 
Únicamente unos pocos años antes por casualidad Benson había mejorado esta pequeña mansión. Parecía indeseable e invendible. Parecía una compra barata, pero existía la feliz sospecha de que estaba embrujada. En cualquier caso el narrador de historias de fantasmas e investigador de apariciones insistió en que esto era cierto. ¿Quién puede leer la Luz Invisible o el Espejo de Shalott sin saber cómo el escritor creía y sentía acerca de esta materia?

Todo el campo ha cambiado mucho. La solitaria tumba está coronada por una encantadora y juguetona iglesia, tal como a él le hubiera deleitado jugar con ella. Aquellos que conocieron y amaron a Hugh pensaban en él como en un niño. ¿No sonrió Pio X cuando Hugh le preguntó si podía decir la misa en Tremans,
Tremans, Sussex
 la casa familiar, y agregó a su apostólica autorización: “Pero tiene que pedirle permiso a su madre”, la viuda del Arzobispo de Canterbury?

A esta pequeña iglesia entramos por primera vez para escuchar a Monseñor Gilbey decir la misa de Requiem por este aniversario. En medio de la maciza piedra gravada de la sepultura y en pequeño altar se alza un hermoso velo (reja, rood-screen, n. de tr.):
Rood-screen de la capilla de R.B. Benson, foto del padre Nicholas
el amoroso deseo de todo ritualista, altos eclesiásticos y conversos de aquellos días. El velo fue nuestra prueba: a través de todo el este de Inglaterra y Fenland no hubo ninguna iglesia antigua despojada que no tuviera rastros de velos o gradas que condujeran a algún olvidado crucifijo en un pasado católico.

Este sagrado memorial  existe gracias a la acción de la señorita Lyall, quien con algunos otros viven en casas de campo restauradas y esperaban de este modo prestar un servicio a su idolatrado sacerdote. Al final, Hugh solamente habría pasado una o dos semanas seguidas aquí. Siempre andaba corriendo a través de Inglaterra para predicar sermones o tomar parte en las misiones – incluso fuera en América, donde él fue aclamado como un prima donna. Ciertamente fue el único sacerdote inglés  de entonces y de siempre que tuvo un éxito salvaje en los púlpitos americanos.

Su hermano Arthur construyó la Lych-gate en memoria de su hermana Margareth. Toda esta esquina pareció cambiar, y ni la casa ni el jardín parecen embrujados. Hugh dejó todo el terreno a los arzobispos de Westminster para que se convirtiera en un lugar de descanso para los fines de semana…su villa para necesarias vacaciones. La pequeña cervecería a la cual Hugh transformó en su capilla y talló y labró como su especial juguete está ahora convertida en un lugar para la basura. Solamente la escalera de la casa conserva el recuerdo de su cincel y de sus activas manos. Los establos se convirtieron en garajes, y Hare Street House, que ha pasado de arzobispo en arzobispo,  se ha transformado en una plácida residencia suburbana, como sería del agrado de la literatura de algún agente inmobiliario.

Pero no podía ser de otra manera. Alguna vez fue un juguete y un sueño, y el soñador ha encontrado la manera de jugar en el Paraíso.

 

 

 

martes, 5 de agosto de 2014

La proliferación de los brujos

        Ve venido notando desde hace algunos años que existe una enorme cantidad de avisos en los diarios locales y nacionales que dicen relación con los brujos.  Páginas enteras son llenadas  con la publicidad de tarotistas, vudús, magia blanca, negra, amuletos, "amarres" y un sin número de cosas similares. Los economistas dicen que cuando hay mucha oferta es porque hay mucha demanda y a mí, que vivo casi en un saludable aislamiento campestre, me parecía increíble que hubiera tantos avisos, pues eso significa que el negocio resulta muy lucrativo  ¿Cómo tanto? - pensaba - ¿Puede ser tan tonta la gente como para ir a donde estos tipos chantas  en su mayoría para que prácticamente les solucionen la vida? Pero sí, van y están de moda. Una peligrosa moda que infecta nuestra adormecida sociedad neopagana. Digo peligrosa, pues es la puerta abierta para el mal entre en las almas. El enemigo se cuela por la parte más débil y al abrir esta puerta es muy difícil que se pueda quedar libre a corto plazo.

        Nunca me imaginé que hubiera tanta gente "presa" de los brujos. E incluso hay familias enteras que padecen de la influencia de maldiciones por generaciones. He sabido de casos de conocidos cuyos antepasados hicieron magia (negra o blanca da igual, magia pagana al fin y al cabo) y aún siguen padeciendo las consecuencias. Tonterías estúpidas con sangre de gatos, perros y gallinas muertas, con amuletos, con conjuros y maldiciones.  Los lugares quedan marcados, contaminados con la presencia de demonios, que es lo que llega cuando se invocan el mal,  y la gente que habita ahí siente una mala vibra, una presencia extraña que perturba el alma. No quiero ser tan dura, pero no se me ocurre otra manera de explicar que los descendientes de algunas de estas personas que han jugado con lo oculto han heredado ciertas marcas producto de las brujerías, y en sus corazones esta influencia les sigue penando. Las maldiciones parecieran pegarse y los frutos de éstas son espeluznantes. No piensen en cosas manifiestamente notorias, porque permanecen como secretos. Nadie sabe, si a alguien no se lo cuentan, qué ocurre en cada familia en la intimidad, y estas familias maldecidas recogen los frutos del mal al cual no quieren por su lado despreciar y abandonar. Están tan cegados que continúan llenándose de pecados capitales, especialmente de la ira, de la impiedad, del desprecio a Dios y a la Iglesia, única que ha sido designada por el mismo Dios para liberar a estas almas de la influencia del mal. No hay voluntad por querer terminar con este odio en sus corazones. Y el mal se les sigue devolviendo.
        La ciudad vecina al pueblo donde vivo está plagada de brujos y eso se nota hasta en la calle, en las caras de la gente. Es una ciudad peligrosa, triste, donde uno transita con miedo. ¿Se impone entonces el mal al bien? ¿No existe  aquí esto de donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia? Dios siempre está llamando a la conversión, poniendo en el camino de estas personas a otras que son luz y que intentan mostrarles que Dios solamente perdona al que quiere ser perdonado, y nunca va a actuar en contra del libre albedrío de nadie. Por tanto si a pesar de la advertencia persisten obtendrán lo que merecen y quieren. Es terrible lo que les estoy contando, pero ya van demasiados casos de gente conocida que han vendido siendo presa de aquello que alguna vez dejaron entrar ellos mismos o sus antepasados.
        Existe, pues, un submundo que parece estar creciendo en la medida en que las almas se alejan de Dios. Es un submundo oscuro y que únicamente puede generar perversión, ira, odiosidades, egoísmos. Cuando Cristo no reina en nuestra alma ni en nuestras familias ni en la sociedad  no se pueden esperar buenos frutos. ¿Cómo combatir esta avalancha de paganismo? Creo que en primer lugar hay que llevar una vida sacramental permanente: confesarse y comulgar lo más que podamos. Fortalecernos con las gracias que nos da la comunión frecuente. En segundo lugar, vivir una vida que agrade a Dios y que podamos imitar a Cristo en la vida cotidiana donde nos toque estar. Ofrecer nuestras obras, nuestros míseros trabajos, nuestras renuncias, nuestros esfuerzos, nuestras penas, nuestras rabias y nuestra impotencia al no ser escuchados por la mayoría que no quiere saber de Dios ni que se les hable del Santo Temor, entre muchas otras cosas más. Si intentamos vivir según Dios nos lo pide, podremos predicar al menos con el ejemplo...y con la paz, porque cuando un hogar está en paz eso se irradia. Nadie tiene el derecho a quitarnos la paz y si hay personas cargadas con la presencia del mal debemos alejarnos de ellas, pues primero está la caridad hacia nosotros mismos y hacia nuestra familia. Si me tengo que quedar sola con mi familia en este cenobio que es mi hogar, así será, por el bien y la salvación de mi alma y de la de mis seres queridos.
 Una vista parcial de mi capilla familiar
         Como pienso que estamos acercándonos con pasos agigantados a la Parusía, más de estos brujos, tarotistas, adivinos, nigromantes y similares proliferarán, porque el demonio se da cuenta que le queda poco e intentará acarrear a la mayor cantidad de gente posible. En consecuencia, estas personas se están trasformando en sus ayudantes...y los necios les creen.
        Un aviso: estaré de cabeza traduciendo algunas cosas de Benson y sobre él y en un par de semanas no publicaré nada. Bueno...si sale algo digno de comentar lo haré, pero en principio quiero darme el tiempo para trabajar sin el apremio de saber que no he subido nada.
        Un gran abrazo y gracias por seguir leyendo mi blog,
        Beatrice