sábado, 30 de marzo de 2013

Feliz Pascua de Resurrección

 
Scimus Christum surrexisse a mortuis vere:
tu nobis, victor Rex, miserere. Amen. Alleluia
Secuencia Victimae Paschali.
 
(¡Sabemos que Cristo ha resucitado verdaderamente
de entre los muertos! Tú, oh Rey triunfador, apiádate de nosotros. Amén. Aleluya)

          Desde el fondo de mi corazón, les deseo a todos ustedes que tienen la paciencia de leer este blog una feliz pascua. La Iglesia vive días turbulentos. Algunos estamos confundidos y nos sentimos como abandonados, anacrónicos; somos tratados como fanáticos y retrógradas, pendientes de una Venida que parece no llegar. Vivimos dentro de la Iglesia sufriendo su propia pasión, pero estamos seguros de que Nuestro Señor nos mantiene en la Esperanza y por tanto estamos hoy alegres porque ha resucitado y esperamos algún día por su misericordia resucitar con Él. ¡Felices Pascuas!

lunes, 25 de marzo de 2013

La Pasión de Cristo, nuestro modelo a seguir



Por esta semana dejaré descansar al blog. Los agitados días en que vivimos deben detenerse al menos durante esta Semana Santa, para darnos un tiempo de reflexión sobre la Pasión de Nuestro Señor y sobre nuestras vidas. Es tiempo de dolernos por nuestras miserias y ver qué podemos hacer para ser un poco más consecuentes con la Fe que profesamos. Si queremos convertir nuestro entorno, al menos debemos partir por nosotros mismos y para eso necesitamos del silencio. A Dios se le conoce en el silencio, decía monseñor Benson. Tengan ustedes una verdadera Semana Santa. Que Dios nos ayude a ser más caritativos, más pacientes con el prójimo y con nosotros mismos, más humildes, más obedientes a sus palabras, y aprendamos a menospreciar las tonterías que nos ofrece el mundo.
Les dejo a continuación de Santo Tomás de Aquino, un modelo de nuestro obrar.

          "En efecto, como dice San Agustín, la Pasión de Cristo basta para instruirnos completamente sobre la manera como debemos vivir. Porque si alguno quiere llevar una vida perfecta, no tiene que hacer otra cosa que despreciar lo que Cristo despreció en la cruz y desear lo que Cristo deseó.
         Porque ningún ejemplo de virtud falta en la cruz. ¿Buscas un ejemplo de caridad? Nadie tiene mejor ejemplo de caridad que el que da la vida por sus amigos, dijo el mismo Jesús (Jo.15,13). Y esto fue lo que hizo Cristo en la cruz. Si, pues, dio su vida por nosotros, no deberá sernos gravoso soportar por Él cualquier mal. Decía el Salmista: ¿Cómo podré corresponder al Señor por las mercedes que me ha hecho? (Ps. 115, 12)

          ¿Buscas un ejemplo de paciencia? Lo encontrarás excelentísimo en la cruz. Porque la grandeza de la paciencia se manifiesta de dos maneras: o bien sufriendo pacientemente grandes males, o bien sufriendo algo que podría evitarse y no se evita.
          Pues bien, Cristo sufrió grandes males en la cruz. Pudo aplicarse a Sí mismo las palabras de Jeremías en sus Lamentaciones (1, 12): Oh vosotros todos, que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante a mi dolor. Y esos grandes males Cristo los sufrió pacientemente, porque, cuando le atormentaban - dice S. Pedro -no prorrumpía en amenazas (1 Pe. 2, 23). Se comportó al decir de Isaías, como cordero llevado al matadero, y como oveja muda ante los trasquiladores ( Is. 53, 7)
          Asimismo, Cristo habría podido evitar esos sufrimientos, y no los evitó. Él mismo se lo dijo a Pedro cuando lo arrestaron en Getsemaní: ¿O piensas que  no puedo recurrir a mi Padre, y me enviaría enseguida más de doce legiones de ángeles? (Mt. 26, 53).
          Grande fue, pues, la paciencia de Cristo en la cruz. Por eso dice la Escritura: Corramos con paciencia al combate que se nos ofrece, puestos los ojos en Jesús, autor y consumador de la fe, el cual, en vez del gozo que se le ofrecía, soportó la cruz, despreciando la ignominia.( Hebr.12, 1-2).

          ¿Buscas un ejemplo de humildad? Mira el crucifijo. En efecto, Dios quiso ser juzgado bajo Poncio Pilatos y morir. Tu causa, Señor - podríamos decirle -ha sido juzgada como la de un impío (Job 36,17). Sí, verdaderamente como la de un impío, porque sus enemigos pudieron decirse unos a otros: Condenémosle a muerte afrentosa (Sab. 2, 20). El Señor quiso morir por su siervo, y el que es la vida de los ángeles aceptó morir por el hombre. Como escribe S. Pablo: Se hizo obediente hasta la muerte (Filip.2,8).

          ¿Buscas un ejemplo de obediencia? Síguelo a Él que se hizo obediente al Padre hasta la muerte. Dice el Apóstol: Como por la desobediencia de un solo hombre muchos fueron constituidos pecadores, así también, por la obediencia de uno solo, muchos serán constituidos justos (Rom. 5,19).

         ¿Buscas un ejemplo de menosprecio de las cosas terrenas? Síguelo a Él, que es el Rey de los reyes y el Señor de los señores, en quien están todos los tesoros de la sabiduría, y que sin embargo en la cruz apareció desnudo, objeto de burla, fue escupido, golpeado, coronado de espinas, abrevado con hiel y vinagre, y luego murió. No te aficiones, pues, a los vestidos o a las riquezas, porque los soldados se repartieron mis vestidos (Ps. 21,19); ni te aficiones a los honores, porque a Mí me cubrieron de escarnios y de golpes; ni busques las dignidades, porque tejieron una corona de espinas y la pusieron sobre mi cabeza; ni las delicias, porque en mi sed me hicieron beber vinagre (Ps. 68,22)
      
        Comentando aquellas palabras de la Epístola a los Hebreos: Cristo, en vez del gozo que se le ofrecía, soportó la cruz, despreciando la ignominia (12,2), escribía S. Agustín: "Cristo Jesús despreció todos los bienes terrenos para enseñarnos que debemos despreciarlos".

Santo Tomás de Aquino, Catecismo Tomista, Gladius/Vórtice, Buenos Aires, 2011.-

miércoles, 20 de marzo de 2013

Apotegmas


He estado hojeando el libro Los dichos de los Padres del Desierto. Ahora que nos acercamos a  Semana Santa he andado en búsqueda de algún apotegma que sirva como meditación y que me sirva sobretodo a mí como plan de vida.
A veces pasamos por la vida demasiado apresurados, llenos de actividades, bombardeados con un sin número de noticias que nos llegan por todos lados que hacen que la ira nos ciegue y nos quite la paz. Se nos suman los problemas que no faltan para perturbarnos el ánimo, y pareciera que mil cosas nos quisieran alejar de lo que realmente importa y que es el tiempo que debemos durante el día dedicar a Dios.
No voy a ser hipócrita con ustedes y reconozco que a la oración no le dedico el tiempo que debiera. El día se me hace corto, la casa y los críos me absorben y termino arrastrando los pies, pensando al final del día solamente en descansar. Mis raros de oración se reducen a repetir durante el día jaculatorias, me santiguo, rezo mientras hago las cosas de la casa por aquellos que he prometido hacerlo, pero siempre me queda la sensación de que no es suficiente. No soy muy aficionada a las devociones y mi mente divaga cada vez que intento rezar el rosario. En fin, ya que Dios nos conoce mejor que nosotros mismos, confío en que tendrá en cuenta las cortas e intermitentes oraciones de esta dueña de casa.
Orar no significa - al menos para mí y me van a disculpar si no es así - repetir y repetir frases con la mente dispersa en cualquier otra cosa. Para mí rezar es estar en la presencia de Dios con la mente y el corazón incluso revolviendo el puchero para el almuerzo. Dios quiera que sea así y que perdone mi negligencia si estoy equivocada. Debiera estar rezando en vez de estar escribiendo un post...por favor, tengan piedad. Escribir es para mí como respirar, y si no escribo aunque sea una línea, me derrumbo.
Y puesto que ya se ha hecho costumbre en este blog dejar algunos párrafos para meditar, les doy a dejar unos apotegmas de los padres del desierto.  El libro contiene muchos y muy bellos, y es muy difícil elegir unos pocos.  El último que cito es una profecía y nos atañe a los actuales momentos, especialmente a aquellos que pensamos que es hora de atrincherarnos para mantener la Fe cuando vemos cómo el mundo no hace lo que Dios pide y se deja arrastrar por el mal.

"Dijo Abba Juan: Yo quiero que el hombre tome un poco de cada virtud. Así cada día, al levantarte por la mañana, toma el principio de todas las virtudes y mandamientos de Dios, en la mayor paciencia, con temor y longanimidad, en el amor de Dios, con todo el celo del alma y del cuerpo, y con mucha humildad, soportando la aflicción del corazón y la vigilancia, en la oración respetuosa y abundante, con gemidos, en la pobreza de la lengua y la vigilancia de los ojos. Deshonrado, y sin enojarte; pacífico, sin  devolver el mal por mal; sin mirar los pecados ajenos; sin compararte, poniéndote más bien por debajo de toda criatura; renunciando a la materia y a todo lo carnal, en la cruz, en el combate, en la pobreza de espíritu, en la voluntad y la ascesis espiritual, en el ayuno, en la penitencia y el llanto, en la lucha, en el discernimiento, en la pureza del alma; tomando lo que es bueno; practicando el trabajo manual en la hesiquía; en las vigilias nocturnas, en el hambre y la sed, en el frío y la desnudez, en los trabajos. Cierra tu sepulcro, como si estuvieses muerto, para considerar a toda hora que tu muerte está cerca".

"Dijo el mismo Abba Isidoro: La prudencia de los santos es esta: conocer la voluntad de Dios. En la obediencia a la verdad supera el hombre a todo, pues es imagen y semejanza de Dios. De todos los pensamientos, el peor es seguir su propio corazón, es decir, su propio pensamiento en lugar de la ley de Dios, y por ello, se llega al dolor, porque no se conoció el misterio ni se encontró el camino de los santos, para esforzarse en él. Este en el tiempo de obrar para el Señor, porque la salvación está en el tiempo de la aflicción, como está escrito: En vuestra paciencia poseeréis vuestras almas"
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 De Abba Lucio. "Unos monjes, de los llamados euquitas, fueron una vez donde Abba Lucio, en el Ennatón, y el anciano les preguntó: ¿Qué trabajo manual hacéis?. Ellos respondieron: "Nosotros no hacemos trabajo manual, sino que, como dice el Apóstol, oramos incesantemente". El anciano les dijo: "Acaso no coméis?". Y respondieron: "Sí". Les preguntó: "Cuando coméis, ¿quién ora por vosotros?". Y después les dijo: "¿Acaso no dormís?". Y respondieron: "Sí". Y les dijo el anciano: " Y  mientras dormís, ¿quién ora por vosotros?". Y no encontraban qué responder a lo que les decía. El les dijo: "Perdonadme, pero vosotros no hacéis lo que decís. Yo os enseñaré cómo oro, mientras trabajo incesantemente con las manos. Estoy sentado con Dios, tejiendo mis pequeños ramos y haciendo esteras con ellos, y mientras tanto digo: Perdóname, oh Dios, por tu gran misericordia, y por tu gran piedad borra mi pecado." Les dijo: "No es oración esto?". Le respondieron: "Sí". Él les dijo: "Cuando he pasado todo el día trabajando manualmente y orando, reúno más o menos dieciséis monedas. Doy dos de ellas en la portería, y con las restantes, como; y el que toma las dos monedas, ora por mí mientras yo como o duermo. De este modo, por la gracia de Dios, se realiza en mí aquello de orar incesantemente".

De Abba Isquirion. "Los santos Padres profetizaron acerca de la última generación. Decían: "¿Qué hemos hecho nosotros?". Y uno de ellos, el gran Isquirion, respondió: "Nosotros hicimos los mandatos de Dios". Le preguntaron: "¿Qué harán los que vendrán después de nosotros?". Y dijo: "Llegarán a hacer la mitad de nuestro trabajo". Preguntaron nuevamente: "¿Y qué será de los que vengan después de ellos?". Les respondió: " Esas generaciones no harán ningún esfuerzo, y se alzará con ellos la tentación, y los justos que se encuentren en ese tiempo serán hallados más grandes que nosotros y nuestros Padres"

Los dichos de los Padres del Desierto, Ediciones Paulinas, Buenos Aires, 1986.-


domingo, 17 de marzo de 2013

Enough is enough

Ronald A. Knox
Mgr. Ronald Knox
       Así decía mi fallecido padre, enough is enough, cuando algo ya no daba para más y era suficiente. Desde ayer que estoy tratando de escribir un post acerca de las últimas palabras de S.S. Francisco, y de algunos aspectos que han venido mostrándonos los media. Lo primero que se me vino a la mente fue hablar sobre el nombre escogido: Francisco. Corrí a la estantería y agarré el San Francisco de Asís de Chesterton con la idea de buscar alguna inspiración, pero las musas andan lejos cuando uno está con el espíritu alterado, ya imaginarán porqué.
         Luego, al oír lo de la Iglesia de los pobres, que es una institución humana, y etc, etc, tenía material para comentar algunas de sus declaraciones. Al cabo de un rato y después de buscar en mi cabeza las palabras, me dije a mi misma: ya es suficiente. ¿Acaso voy a transformar mi blog en un espacio para comentar cada cosa que diga y haga el Papa? ¿Es saludable para mi alma seguir y seguir dándole vueltas a lo mismo, aniquilando mi tranquilidad espiritual? No señores, se acabó. Esto no puede seguir. Ya sabemos quién gobierna la Iglesia, esperemos que algún milagro opere en la mente antitradicional del Papa, aunque creo que  la Iglesia ya no tiene restauración.  Como decía Castellani en los Papeles de Benjamín Benavides: "La Iglesia está enferma, la Iglesia ha sido atacada por dentro. La Iglesia está enferma de la misma enfermedad que enfermó a la Sinagoga. El mundo va pareciéndose cada día más al mundo al cual bajó el Hijo de Dios doloroso: tanto en la Iglesia como fuera de ella. Paganismo y fariseísmo".   En fin, es lo que yo creo, no digo que  no exista la posibilidad, pero se lo dejo a Dios. Hoy fue Domingo de Pasión, nos acercamos al Domingo de Ramos y me parece que ya es tiempo de preparar el corazón para revivir una vez más la Pasión de Nuestro Señor,y eso no podrá lograrse si seguimos dándole vueltas a lo que nos parece ser una broma de Dios que nos perturba y agita el espíritu.
       Por lo tanto, ahora retomo el fin del blog. Como no ando muy inspirada, prefiero dejar a los sabios hablar y uno de mis amigos ingleses es un contemporáneo y conocido de monseñor Benson. De monseñor Ronald A. Knox, les transcribo una partecita de un sermón titulado La Alegría del dolor. Ojalá les sirva como consuelo.

"En la medida en que seamos buenos cristianos, el mundo nos juzgará como gente pesada, un poco apartada de la insensata búsqueda de placer, un poco obsesionada con ideas de muerte y de juicio, un poco escéptica con respecto a sus fáciles optimismos. Pero, también en la medida en que seamos buenos cristianos, esta seriedad de carácter no se reflejará en estéril malhumor por la maldad del mundo, no nos volverá morbosos, encerrados en nosotros mismos, ni desilusionados. Antes bien, encontraremos que el dolor cristiano y la alegría cristiana tienen  sus raíces más próximas entre sí de lo creíamos, que el deseo de que la voluntad de Dios sea cumplida perfectamente en nosotros y en todas las criaturas, que es la religión cristiana, lleva consigo un doble fruto de tristeza y  de alegría. Porque así debe ser, mientras dure nuestra Cuaresma terrenal, y podamos regocijarnos para siempre en el triunfo de la Pascua de Resurrección eterna."
Ronald A. Knox, Sermones Pastorales, Patmos, 1963.

viernes, 15 de marzo de 2013

El misterio de la iniquidad



Hoy 15 de Marzo se cumple un año más del fallecimiento del padre Leonardo Castellani (1889-1981). En medio de la perplejidad y de la expectación causada por el nombramiento de S.S Francisco, les copio este texto del gran padre Castellani. De más está decirles que sentía un profundo cariño por monseñor Benson y que tradujo al español (edición que lamentablemente no poseo) El Señor del Mundo. Oremos por el eterno descanso de su alma.

El  misterio de la Iniquidad
         El Misterio de la Iniquidad es el odio a Dios y la adoración del hombre. Las Dos Bestias son el poder político y el instinto religioso del hombre vueltos contra Dios y dominados por el Pseudo Cristo y el Pseudoprofeta. El Obstáculo es, en nuestra interpretación, la vigencia del Orden Romano. La Gran Ramera es la religión descompuesta y entregada a los poderes temporales, y es también la Roma étnica, donde este Misterio de Iniquidad se verificó por vez primera, a los ojos deslumbrados de Juan el último Apokaleta.
         La adoración del hombre con el odio a Dios ha existido siempre. "Ya funciona el Misterio de Iniquidad - dice San Pablo a los Tesalónica-; solamente está sujetado, y vosotros sabéis cuál es el Obstáculo."
         El Misterio de Iniquidad es el principio de la Ciudad del Hombre, que lucha con la Ciudad de Dios desde el comienzo; es la raíz de todas las herejías y el fuego de todas las persecuciones; "es la quietud incestuosa de la criatura asentada sobre su diferencia específica"; es la continua rebelión del intelecto pecador contra su principio y su fin, eco multiplicado en las edades del "No serviré" de Satanás.
         La cúspide del Misterio de Iniquidad es el odio a Dios y la adoración idolátrica del Hombre.
          El Misterio de Iniquidad tiende a corporizarse en cuerpo político y aplastar a los santos. Él fue quien condenó a Sócrates, persiguió a los profetas, crucificó a Jesús, y después multiplicó los mártires; y él será quien destruya la Iglesia, cuando, retirado el Obstáculo, se encarne en un hombre de satánica grandeza, plebeyo genial y perverso, quizá de raza judía, de intelecto sobrehumano, de maldad absoluta, a quien Satanás prestará su poder y su acumulada furia.
          La Iglesia, asistida por el Espíritu Santo, obstaculiza esa manifestación y la reduce, apoyada en el orden humano que el Imperio Romano organizó en cuerpo jurídico y político; pero llegará un día, que será el fin de esta edad, en que desaparecerá el Obstáculo. El Espíritu Santo abandonará quizá este cuerpo social histórico, llamado Cristiandad, arrebatando consigo a la soledad más total a los suyos, dándoles dos alas de águila para volar al desierto. Y entonces la estructura temporal de la Iglesia existente será presa del  Anticristo, fornicará con los reyes de la tierra - al menos una parte ostensible de ella, como pasó ya en su historia-, y la abominación de la desolación entrará en el lugar santo. "Cuando veáis la desolación abominable entrar adonde no debe, entonces ya es".
          ¿Será el reinado de un Antipapa, o Papa falso? ¿Será la destrucción material de Roma? ¿Será la entronización en ella de un culto sacrílego? No lo sabemos. Sabemos que el Apokalypsis, al describir la Gran Prostituta, señala con toda precisión "la ciudad de las siete colinas": interpretación dada por el mismo Ángel que a San Juan adoctrina.

R.P. Leonardo Castellani, Cristo ¿vuelve o no vuelve?, Editorial Vórtice, Buenos Aires, 2004

jueves, 14 de marzo de 2013

Sin muceta...sin palio

        Desde que conocí la noticia, no he parado de ver los blogs que sigo y las opiniones de sus comentaristas, y a esta altura de la historia mi cabeza ya está que revienta. Estoy perpleja y he pasado por toda clase de sentimientos. Primero, la renuncia de Benedicto XVI y ahora la elección del que menos pensaba que podría ser electo. Es mucho en muy poco tiempo y estoy cansada de este "ruido". El ruido me quita la paz, me exaspera el espíritu y no me permite rezar.  Mi espíritu está inquieto y para sosegarlo, no debiera ver ni escuchar nada más y quedarme leyendo a Benson, a Newman, a Knox o al Peregrino Ruso y los Apotegmas de los Padres del Desierto...la curiosidad me tienta, espero que no me mate como al gato.
        Lo primero que me saltó a la vista fue la manera en que se presentó: sin muceta, sin palio, luego este gesto de pedir que lo bendijeran. Me preocupan estos gestos...y los gestos que ha tenido antes: la bendición de los protestantes, la misa con payasitos y etc, etc. Lo que más me preocupa es el hecho de que haya sido tan bien recibido por la masonería argentina y por los judíos también, los progres y el mundo acatólico en general, porque como dice el dicho: dime quién te alaba. Demasiado ecumenista, demasiado falso ecumenismo. ¿Estamos ad portas de un unificador de las religiones? Confío en Dios que no. Los afectos humanos las más de las veces se me superponen por sobre la Caridad, y me cuesta un esfuerzo casi heroico rezar por aquellos que no son de mi simpatía y afecto, como en este caso. 
         El Wanderer nos pide un esfuercito...yo voy a tener que hacer un "esfuerzote", pues veo que es tirar demasiado el elástico hacer comparaciones con Pio IX. Las circunstancias son bien distintas, no había un Concilio Vaticano II, por ejemplo, con todas las catastróficas consecuencias que nos ha traído, partiendo por el novus ordo misae y sus innovaciones.
         Habrá que esperar y ver cómo se desarrollan las cosas. Lo más probable es que a los que vamos a la misa tradicional  (Summarum Pontificium) la cuesta se nos ponga más pesada y nos empiecen a poner trabas, si es que no a perseguirnos. Y yo no sé si esté para más persecuciones. Digo más porque por el mero hecho de no ser una familia católica-sonríe Dios te ama- ya nos ha traído la soledad espiritual...somos bichos raros,y si bien sabemos que es por amor a Cristo, también en los afectos duele su resto. Me dice un amigo que si bien  Francisco I no es un teólogo de la liberación, es progresista y anti-tradicional. Todo es bien recibido, excepto a los que somos tradicionales. No nos prestan las iglesias, ni las parroquias para la misa de siempre,  y tenemos que andar por ahí mendigando templos. Si los prestan, lo hacen a horas indignas. Pero sí se los entregan con gusto a los "hermanos separados" o a los "hermanos mayores" e incluso a los musulmanes. Pero como ya dije, lo que nos resta hacer por ahora es esperar, observar y rezar, partiendo por nosotros mismos para que sepamos ver la Verdad. 
         Veremos como será su primera misa en día de San José.  Sancte Joseph, ora pro nobis.

domingo, 10 de marzo de 2013

Series policiales y dramáticas

 
          El título de mi blog dice que no sólo voy a hablar de Benson, sino que  también de las cosas que me fascinan. La verdad es que mi situación geográfica me ubica bastante apartada de las grandes urbes ( y de las pequeñas también), y por tanto mi conexión con el mundo se reduce a ver un poco de internet, y también televisión de vez en cuando en la noche. Pero no cualquier programa. Hay mucha basura, demasiada farándula en los canales chilenos y el lenguaje obsceno y la coprolalia se han apoderado de la programación. Basta con darle una miradita de treinta segundos a los famosos realitys.  Nos vimos hace unos años con mi esposo obligados - si se le puede llamar de esta manera- a tener televisión satelital, legal, por supuesto, no con esos decodificadores chantas que se cuelgan a la señal.
        Al igual que en la televisión chilena, en la televisión satelital es posible encontrar mucha basura, mucha televisión chatarra,  pero al menos hay más variedad, y uno de mis canales favoritos es Films and Arts. No me pierdo la ocasión para ver los conciertos, las clases magistrales, o las series de arte. Pero sin lugar a dudas mis programas favoritos son las series inglesas. Primero fue Morse, luego Lewis y espero que algún día nos transmitan la serie de Itv, Endeavour Morse que viene a ser el origen de Morse, cuando era un joven policía en Oxford.  Espero y también con ansias,una nueva temporada de Lewis.  Con respecto a esta serie, siempre me ha llamado la atención que nunca está nublado y lloviendo. No se nota nada que filman en verano y en las vacaciones de los estudiantes de Oxford. El cielo está siempre azul, con sus típicas nubes blancas...parece un paraíso, pero tengo entendido que el clima  en la ciudad de la agujas es detestable.  Las series policiales de este canal me encantan. Ahora descubrí otra serie que al parecer me perdí el año pasado: Kingdom, muy buena. Trata de un honesto y buen abogado que queda muy afectado tras la desaparición de su hermano. Poco a poco comienza a descubrir que su hermano no era la persona que él conocía. El actor que interpreta al abogado personificó a Oscar Wilde en una biografía que se hizo para la televisión,  y cada vez que veo Kingdom me acuerdo de la genial actuación que tuvo siendo Wilde, acompañado del afeminado  Lord Alfred Bruce Douglas interpretado por Jude Law.  Vexed también me gusta, aunque a veces es un poquito subida de tono. Encuentro el colmo de fresco al  protagonista que hace de policía, un desfachatado insufrible. Acusados no pude seguir viéndola porque me ponía nerviosa...¿Cómo tanto? Bueno, siempre en un juicio hay que considerar todas las circunstancias y parece que a los pobres acusados todo  les está en contra. No me gusta ver televisión para sufrir, sino que para pensar un poquito y distraerme.
        Sin embargo, dentro de toda la gama de series inglesas mi favorita es Downtown Abbey. Comparada con las abominables teleseries chilenas nocturnas y vespertinas, esta serie es otra cosa. Infinitamente superior y que además de la belleza de los paisajes, de lo bien que están hechos los trajes y toda la ambientación de la época, la historia deja muchas enseñanzas. Partiendo por el trato que debe existir entre el empleador y sus subalternos. Se respetan mutuamente, y hay un sentido enorme del honor. Del honor que significa para un empleado trabajar en un hogar así, con un patrón y una familia que saben que necesitan el trabajo y que el trabajo les da un sentido de pertenencia, además de hacerlos sentir necesarios y valiosos. El trato que se les da a los sirvientes me hace recordar a un señor feudal que da la vida por aquellos que lo sirven. Ellos trabajan para él, pero a su vez  Lord Grantham, el dueño de casa, está siempre al tanto de las necesidades de los sirvientes, desde el más humilde, hasta el mayordomo. Memorable es el baile de los empleados, cuando ellos tienen la posibilidad de bailar con los aristócratas dueños y compartir con ellos. Downtown Abbey da una lección al otorgarle a sus empleados, por ejemplo, libres la noche de navidad y la de año nuevo.  La cocinera, los lacayos y las empleadas les dejan la cena preparada, y los mismos dueños de casa son los encargados de servirse. No hay que perder de vista lo que significaba en esa época algo como aquello para la familia de un duque. Nosotros en Chile tuvimos que legalizar el asunto para que la gente del comercio pudiera irse temprano a sus hogares la víspera de Navidad y de Año Nuevo. Esta actitud hacia los empleados contrasta con la actitud del caído prometido de Lady Mary,  Richard Carlisle, un trepador que ha llegado a ser Sir, pero que trata con desprecio a sus sirvientes y que encuentra el colmo darle libre estas noches.  El que tiene clase y educación, no va a tratar así a sus trabajadores. En fin, definitivamente me encanta Downtown Abbey y a partir del jueves pasado comenzamos a disfrutar de su tercera temporada. Lamentablemente algunos personajes ya no van a seguir en la cuarta temporada, como Matthew y Lady Sybill, y veremos si será tan buena como lo es hasta ahora.

jueves, 7 de marzo de 2013

La amistad de Cristo, p.2


      
  Así se inició la amistad. Ahora comienza el proceso.
        La clave de una perfecta amistad consiste en que los amigos se den a conocer mutuamente, dejando a un lado las reservas y mostrándose tal y como cada uno es.
        La primera etapa, pues, de la amistad divina es la revelación del mismo Jesucristo. En nuestra vida espiritual, haya sido tibia o fervorosa, se ha dado un elemento predominante de inconsistencia. Es cierto que hemos sido dóciles, que nos hemos esforzado por evitar el pecado, que hemos recibido la gracia, la hemos perdido y la hemos recuperado, que hemos adquirido méritos o los hemos desperdiciado, que hemos intentado cumplir con nuestros deberes y procurado mejorar y amar. Todo ello es cierto delante de Dios, pero no ha calado en nuestro propio ser. ¿Hemos rezado? Sí, aunque escasamente. Hemos hecho meditación: nos planteamos un tema, reflexionamos sobre él, hacemos un propósito y terminamos, siempre con el reloj a la vista para no alargarla demasiado.
        Pero después de aquella nueva y maravillosa experiencia todo cambia. Jesús empieza a mostrarnos no sólo las maravillas de su pasado, sino la gloria de su presencia. Comienza a vivir con nosotros, rompe el molde en el que le había metido nuestra imaginación: vive, se mueve, habla, actúa, toma un camino u otro, y todo ante nuestra mirada. Comienza a revelarnos los secretos que se ocultan en Su humanidad. Hemos oído hablar de sus obras desde que éramos niños, rezamos el Credo, conocemos el Evangelio…Y sin embargo, ahora pasamos del conocimiento de sus hechos al conocimiento de Él. Empezamos a comprender que la Vida Eterna comienza en el momento presente, porque consiste en “conocerte a Ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo Tu enviado”. Nuestro Dios se ha convertido en nuestro Amigo.
         Jesús, por su parte, nos pide lo mismo que nos ofrece. Se nos manifiesta abiertamente y exige que hagamos lo mismo. Como nuestro Dios, conoce cada fibra de los seres que ha creado, y como nuestro Salvador, cada circunstancia pasada en la que fuimos infieles a sus mandatos; pero como nuestro Amigo, espera que se lo contemos.
          Podríamos decir que la diferencia entre el trato con un conocido y el que establecemos con un amigo radica en que, en el primer caso, tratamos de disimular para presentar una imagen agradable y atractiva; empleamos el lenguaje como un disfraz y la conversación como un camuflaje. En el segundo caso, dejamos a un lado los convencionalismos y las “presentaciones” e intentamos mostrarnos tal y como somos, abriéndole nuestro corazón.
          Esto es, pues, lo que la amistad divina requiere de nosotros. Hasta ahora el Señor se ha contentado con muy poco. Ha aceptado el diezmo de nuestro dinero, una hora de nuestro tiempo, unos cuantos pensamientos y algunos sentimientos demostrados en ceremonias religiosas y de culto. Él ha aceptado todo lo que le hemos dado, en lugar de darnos nosotros mismos. A partir de ahora nos pide que acabemos con todo eso, que nos abramos a Él completa y rendidamente, que nos mostremos tal y como somos; en una palabra, que dejemos a un lado esos ingenuos cumplidos y seamos profundamente auténticos.
        Cuando un alma cree sentirse desilusionada o defraudada de la amistad divina no suele ser porque haya traicionado u ofendido a su Señor, o porque no haya estado a la altura de las circunstancias en otros aspectos, sino porque nunca le ha tratado como a un amigo, ni ha sido lo bastante valiente como para cumplir la condición imprescindible en una auténtica amistad: la total sinceridad con Él. Es menos ofensivo decir rotundamente “No puedo hacer lo que me pides porque soy cobarde”, que esgrimir unas razones excelentes para no hacerlo.
        (…) Hay momentos de fascinante felicidad – en la comunión o en la oración -, momentos que se nos antojan experiencias imborrables en la vida, y ciertamente lo son; momentos en los que todo el ser se siente invadido e inundado por el amor: cuando el Sagrado Corazón no es ya un mero objeto de adoración sino algo vibrante que late en nosotros; cuando nos rodean los brazos del esposo y nos besa en los labios…
        Hay también momentos de tranquilidad y placidez, de un cariño sereno y profundo al mismo tiempo, de un afecto y un entendimiento mutuo que satisfacen todos los anhelos de nuestra mente y de nuestro corazón.
        Pero hay también períodos – meses o años – de miseria y aridez, en los que nos parece necesario tener paciencia con nuestro divino Amigo; ocasiones en las que creemos sentir su desdén o frialdad. Y habrá realmente momentos en los que tendremos que recurrir a toda nuestra lealtad para no abandonarle decepcionados. Habrá incomprensión, sombras, tinieblas…
        Después, con el transcurso del tiempo y según vayamos superando la crisis, volveremos a confirmar la convicción que nos unió a nuestro Amigo. Porque realmente la suya es la única amistad en la que no cabe decepción posible, y Él, el único amigo que no puede fallar. Es la única amistad en la que nuestra humildad y nuestra entrega nunca serán suficientes, nuestras confidencias nunca demasiado íntimas, ni nuestros sacrificios lo bastante grandes. Este Amigo y su amistad justifican plenamente las palabras de uno de sus íntimos: “…porque todo lo considero basura ante el sublime conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien he sacrificado todas las cosas por ganar a Cristo”.

miércoles, 6 de marzo de 2013

La amistad de Cristo

Mgr. Benson predicando

La amistad humana se inicia generalmente por algún detalle externo. Captamos una frase, percibimos una inflexión de voz, advertimos una forma de mirar o un modo de caminar. Y estas leves impresiones nos parecen el comienzo de un mundo nuevo. Consideramos estos detalles como la señal de todo un universo que se oculta tras ellos; creemos haber descubierto al alma que coincide exactamente con la nuestra, al temperamento que, por su semejanza o por su armoniosa diferencia, es perfectamente adecuado para ser el compañero del nuestro. Así comienza el proceso de la amistad: nos damos a conocer y conocemos al otro; encontramos, paso a paso, lo que habíamos  esperado, y comprobamos lo que imaginábamos. Y el amigo, por su parte, sigue el mismo itinerario, hasta que llega el momento en que, por una crisis o tras un periodo de prueba, podemos descubrir que nos hemos equivocado, que hemos defraudado al otro o que el proceso ha seguido un curso diferente. Y como ocurre con el paso de las estaciones, ya no hay más frutos que esperar de ninguna de las dos partes.
        Pues bien, la amistad divina suele comenzar del mismo modo. Puede surgir en el momento de recibir algún sacramento - un hecho repetido miles de veces-, al arrodillarnos delante del nacimiento en Navidad o acompañando  al Señor en un Via Crucis. Hemos hecho esos gestos o hemos participado en esas ceremonias frecuentemente, unas veces con indiferencia y otras con fervor. De repente, un día surge en nosotros un sentimiento nuevo. Por primera vez comprendemos que el Divino Niño que abre sus brazos en el pesebre, no sólo desea abrazar al mundo ( ¡tendría que ser tan pequeño!), sino a nuestra propia alma en particular. Contemplamos a Jesús, ensangrentado y exhausto, alzándose tras su tercera caída, y sentimos que nos pide ayuda para soportar su carga. La mirada de sus divinos ojos se cruza con  la nuestra transmitiéndonos un sentimiento o un mensaje que nunca habíamos asociado a nuestras relaciones con Él. Y fueron sólo unos detalles en apariencia insignificante. Golpeó en nuestra puerta y la abrimos; nos llamó y le contestamos. De ahora en adelante, pensamos, Él es nuestro y nosotros somos suyos; por fin hemos encontrado al amigo que buscábamos hace tanto tiempo; aquí está el alma que se compenetra perfectamente con la nuestra; la única personalidad que puede dominarnos. Jesucristo ha dado un salto de dos mil años y está a nuestro lado: se ha salido del fresco; se ha levantado del pesebre..."Mi Amado es para mí y yo soy para mi Amado".

       Robert Hugh Benson, La amistad de Cristo, Rialp, 4ta. Edición, 2002.
                                                                                                  continuará.....
        

martes, 5 de marzo de 2013

R.H. Benson en Las Grandes Herejías, de H. Belloc

King's Land, Sussex, hogar de H. Belloc
  
 En el último capítulo de la magnífica obra de Hilaire Belloc, Las Grandes Herejías, se hace referencia a dos obras de Benson, las cuales son:  El Señor del Mundo y Alba triunfante. Este capítulo titulado La Fase Final es profético sobre la situación  que les espera a los católicos en el mundo moderno. Es un anticipo clarificador de lo que actualmente estamos viviendo.
A esta altura de la vida he llegado a concluir que modernismo-liberalismo y mundo son la misma expresión. El mundo contemporáneo llega a identificarse plenamente con el liberalismo y son casi sinónimos, pues el liberalismo ha sido adoptado como doctrina infalible y casi como  una religión por él. Es su razón de ser y guía, y por ello, el mundo, se siente incómodo con el catolicismo. La Doctrina Católica  es como una espina dolorosa en el pie del mundo y de su liberalismo. Le recuerda que no puede haber verdadera libertad sino desde la Ley de Dios, y como ya no quiere nada con Dios se lanza en contra de la Iglesia con todas sus fuerzas.  Si quiere triunfar  definitivamente tiene que atacarla para destruirla, y la mejor manera es hacerlo desde dentro. Atacarla desde fuera, violentamente es hacer mártires, y los mártires que son semillas de cristianos, obstaculizan más la tarea. Si se ataca a la Iglesia infiltrando su Doctrina, el obstáculo se habrá removido ( puede ser uno de los katejones, no tengo la última palabra)  y el Anticristo podrá hacer de las suyas. Golpe maestro del liberalismo-modernista, atacar la Fe desde dentro, moviendo las columnas de la Doctrina. Han querido atacar la Doctrina, para generar dudas y desconfianzas, para crear una Iglesia privada de su ser sobrenatural y lo peor de todo es que esto ha venido desde los mismos clérigos que le han hecho el juego al modernismo-mundo, si no vean el caso del  lamentable padre George Tyrrell, ( sí, sí, ya conozco su historia con Benson,  para otro post) o de Chardin, o de Küng. Obispos contra obispos... 
         Belloc en este último capítulo refuerza mucho la tesis siguiente, la Iglesia está destinada a: 1.-quedar reducida a su más mínima expresión ; o, 2.-  a salir triunfante tras haber dado un golpe de timón, haciéndola reaccionar a tiempo.  Según mi parecer y lo que se me hace más claro visto el caos y la crisis en la cual se encuentra la Iglesia, creo que vamos por la primera solución, es decir, que la Iglesia está quedando reducida a unos pocos fieles y sacerdotes que mantendrán la Doctrina hasta el final. Hago mía esta tesis y bueno, insisto en que quizás esté demasiado ansiosa con la Parusía... y que me disculpen los que aún tienen fe en una posible restauración. Las dos tesis Benson las desarrolló en estos dos libros citados.  Paso a transcribir para ustedes algunos párrafos de este libro, que editó una vez más nuestra querida editorial Vórtice el año 2011. Lectura absolutamente recomendable y si fuera por mí, la incluiría dentro de los planes de lectura de la enseñanza media y en las universidades...claro que proponer una cosa así en nuestros tiempos actuales es casi una locura.
 
"Algunos de los observadores modernos más agudos de la última generación y de ésta han usado su inteligencia para descubrir cuál sería el destino que nos espera. Uno de los más inteligentes entre los católicos franceses, judío convertido, ha escrito una obra para probar (o afirmar) que la primera de estas dos soluciones posibles será nuestro destino. Considera los últimos años de la Iglesia en la tierra como vividos aparte. Ve una Iglesia del futuro muy reducida en número y dejada de lado en la corriente general del nuevo paganismo. Ve una Iglesia del futuro en la cual habrá intensidad de devoción, por cierto, pero que esa devoción será practicada por un pequeño grupo, aislado y olvidado en medio de todos.
Robert Hugh Benson, ya fallecido, escribió dos libros, ambos notables, y en cada uno de ellos encara una de ambas posibilidades opuestas. En el primero, The Lord of the World, presenta el cuadro de la Iglesia reducida a un pequeño grupo errante, como volviendo a sus orígenes, el Papa a la cabeza de los Doce, y una conclusión sobre el Día del Juicio. En el segundo presenta la plena restauración de lo católico: nuestra civilización restablecida, revigorizada, una vez más en su trono y con sus vestiduras y en su espíritu verdadero, porque en esa nueva cultura, aunque llena de imperfección humana, la Iglesia habrá recobrado su autoridad sobre los hombres e infundirá una vez más, al espíritu de la sociedad, proporción y belleza ( Nota del editor:   Se trata de The Dawn of all, El alba de todas las cosas, novela escrita posteriormente, en 1911. En la introducción a este nuevo libro, Benson señala: "no quiero con esto retractar ni una palabra de cuanto escribí en El Señor del Mundo". Justamente a esta última obra, The Lord of the World, se refiere Belloc en primer lugar. Es la más difundida en lengua catellana y ha sido traducida, entre nosotros, por Leonardo Castellani)
Hilaire Belloc, Las grandes herejías, Vórtice, Buenos Aires, 2011, pág. 223 -224.


domingo, 3 de marzo de 2013

Música




          Debo contarles antes de continuar con el post,  que la mayoría de las anécdotas y hechos de la vida de Benson  las estoy tomando de varios libros biográficos, principalmente de la obra del padre C.C. Martindale,s.j  quien fue su biógrafo oficial. El libro en cuestión se compone de dos tomos y se llama The life on Monsignor Robert Hugh Benson. Puede ser bajado íntegramente en pdf, aunque esta servidora tiene los dos tomos como libros y datan del año 1917. El otro libro es del padre Reginald J.J Watt (este padre también tiene su buena historia, pues de capellán militar durante la I Guerra Mundial, lo llamaron para trabajar como agente diplomático del gobierno de Su Majestad) que vivió con monseñor dos años en Hare Street House. Más que una biografía es el relato de su experiencia viviendo con Benson y como él mismo dice, son los recuerdos de un amigo.  El libro se llama Robert Hugh Benson captain in God’s Army. También se puede encontrar en internet y bajarlo en pdf.
        La música en la vida de Mgr. Benson fue  fundamental. Tocaba el piano y lo hacía muy bien,  dicen que mejor que un aficionado, incluso  tocando con su infaltable cigarro en los labios.  (Fumaba como chimenea el pobre cura)  Amaba la música de Bach, Chopin le gustaba, pero no mucho. Gustaba de las sinfonías de Beethoven. Le desagradaba Mendelssohn. Adoraba la música en la liturgia. Gustaba de organizar algunas obras musicales con los niños del Coro de la Catedral de Westminster para navidad, e incluso pidió que en su funeral ellos cantaran el Requiem aunque para esa ocasión sólo pudieron ir seis niños de dicho coro. Para él la música es entre todas las expresiones artísticas, el arte más creativo.  En un artículo que escribió para el Dublin Review  el año 1907 dice: “La música y su relación con la naturaleza interior del hombre no ha sido adecuadamente considerada. Todas los demás artes son imitativos o descriptivos: la música es creativa. La pintura imita los colores, la música no imita tanto el canto de un pájaro, o un trueno. La música más bien brota desde un manantial  que es el hombre mismo, y si imita, es imitación de algo que está más allá de los sentidos.” El artículo concluye, dice Martindale, con una paradoja: no es un cumplido para un compositor decirle que su obertura es como un trueno, sin embargo es un gran cumplido para un trueno decirle que suena como un órgano de tubos.  El Arte es la corrección de la naturaleza. ( Art is the correction of Nature).
        El tema de la música en Benson, da para muchos post que posteriormente iremos desenredando porque de lo contrario esto nos va a salir demasiado largo y no quiero quemar todos los cartuchos en unos pocos artículos. Nada más queda  compartir mi experiencia.  No sé qué sería de mi vida sin poder escuchar música, creo que sería terriblemente miserable. La música  nos acompaña y nos delita el alma. Y si esta música además es interpretada por nuestros propios hijos, más satisfacción nos produce. Tengo a unos de ellos que tocan el piano y  a otros dos que tocan el violoncello y aunque  son niños y recién están iniciándose en este arte, lo hacen relativamente bien. No como yo quisiera obviamente, porque claro, nadie nace tocando y si uno no es Mozart o algún otro  músico precoz, esta es una labor dura. Porque lo normal no es que un niño toque a los cinco años una partita de Bach para piano o un estudio para viloncello de Dotzauer así como así sin mayor esfuerzo con un talento prematuro que es la dicha de los padres. Los verdaderos talentos llevan años para llegar a madurar y encontrar la perfección.  Hay un librito muy bueno de Fray Petit de Murat que trata en uno de sus capítulos acerca de la precocidad.  La precocidad no es normal y la mayor parte del tiempo es fomentada por los adultos para “lucirse” con sus hijos. Dice Fray Mario José: “No se refugien en casos excepcionales, como Mozart. Pero miren que Mozart murió a los treinta y siete años; y después dicen “lo que hubiera sido la música de Mozart si hubiera vivido”, y tal vez no, porque ya se gastó, ¿no es cierto? Así que, no al contrario. El talento necesita desarrollo.” El Amanecer de los niños, Vórtice, 2011. Revisen ustedes en Youtube los videos de niños que tocan instrumentos clásicos y verán que parecen unos viejos chicos y son en la mayoría orientales.  Demasiado serios, demasiadas poses, no parecen estar disfrutando lo que hacen.
        Así que cuidado con apurar el desarrollo de los talentos. Hay que formarlos de a poco y con paciencia. La música es un arte difícil que además requiere disciplina, constancia y por supuesto del gusto por lo que uno hace. Difícilmente se logrará interpretar bien algún instrumento si no nos gusta y si no se logra una compenetración con lo que se está tocando. Si esto no ocurre, se nota, y se nota en la manera de tocar: como verdaderos robots no con pasión. El amor por lo que se hace es primordial sobre todo cuando se trata de tocar un instrumento. Lo he comprobado con mi hijo mayor que toca el violoncello: cuando el chiquillo empezó literalmente a amar a su cellito, comenzó a tocar mucho mejor.
          Esta compenetración con la música se va dando con el tiempo. Vean a esos mismos niños que les cité arriba. La mayoría toca como robot, como si tuvieran un chip que los hace tocar y no con la fruición que causa el producir uno mismo aquellos envolventes sonidos. El disfrute por lo que hago, en este caso, por lo que toco, viene después que he comprendido, que he aprehendido  lo que esa pieza quiere decirme. Repaso cada nota en mi mente y las admiro - en el sentido aristotélico de palabra - en su conjunto; repaso con mi mente lo que cada instrumento toca y quiere decirme cuando escucho un concierto de cámara o una sinfonía, o simplemente un dúo para piano y cello. Por eso el niño toca como robot porque todavía no ha entendido la razón de lo que toca. Y nuevamente cito a Fray Mario: “¿Cuándo va crecer mi arte? ¿Cuándo esté todo el día tocando acordes? No, cuando yo piense un  poquito por qué son así esos acordes”.
         Mientras más “inteligente” sea la música, más fruición y elevación de espíritu voy a encontrar. Por eso me resulta chocante la música actual, el reggeton, las cumbias, metálica, rap, electrónica, etc, etc.  La simplicidad de sus melodías, el alto valor que se le da al ritmo por sobre la melodía y la armonía (ver el  libro del padre Bertrand Labouche, fsspx,  Bach y Pink Floyd) la convierte en música desechable, es música fácil para inteligencias atrofiadas que prefieren  lo inmediato. Estas cabezas locas modernas encuentran una lata la música clásica, el canto llano, el canto polifónico. No han querido tal vez sentarse con seriedad y sin prejuicios a escuchar música clásica. No se han dado la oportunidad, como tampoco se han dado la oportunidad a sí mismos de leer buena literatura.  Están acostumbrados a la bulla, el ruido que no les permite escucharse a sí mismos. Tienen miedo, miedo a escucharse, miedo a encontrase a sí mismos y ver sus miserias y sus vacíos existenciales.  Es mejor ignorar todo aquello. Ya tenemos suficiente con  nuestras vidas agobiantes, competitivas y rápidas.  El hombre moderno no puede estar en silencio, necesita el ruido y de ahí lo estridente de su música. Lejos de traer paz y tranquilidad al alma, los deja trastornados, alterados, gritando y saltando como simios al ritmo de una batería que golpea una y otra vez sus oídos.
       Por último comparto con ustedes este video de unos muchachos croatas medios locos , pero muy talentosos que tocan el violoncello. Me gusta cuando tocan cosas más clásicas, cuando se ponen rockeros como que la cosa se pone demasiado modernita. Pero como siempre digo: rescato lo bueno y desecho lo malo. Que Dios les guarde, Beatrice


 

viernes, 1 de marzo de 2013

Apocalípticos...y a mucha honra


  "Sí, hijo mío. ¿Y qué piensa usted que hemos de hacer?
Percy abrió ambas manos.
- Santo Padre...La misa, la oración, el rosario. Eso por encima de todo. El mundo insiste en negarles sus poderes, y es en esos poderes en donde los cristianos han de hacer todo hincapié. Restaurar todas las cosas en Jesucristo, en primer y último lugar. Ninguna otra medida servirá de nada. Es él quien ha de hacerlo, ya que nosotros no podemos
         La blanca cabeza se inclinó y se irguió de nuevo con gran efecto.
- Sí, hijo mío...Pero mientras Jesucristo se digne a contemplarnos, es preciso que seamos útiles en sus manos. Él es el Profeta y el Rey, amén de Sacerdote. También nosotros hemos de ser el profeta y el rey, amén de ser sacerdotes. ¿Qué hay de la profecía, qué hay de la realeza?
         La voz traspasó a Percy como si fuera un clarín.
- Sí, Santidad...En cuanto a la profecía, prediquemos la caridad; en cuanto a la realeza, reinemos sobre las cruces. Hemos de amar y padecer...- exhaló un suspiro rayano en un sollozo-. Su Santidad siempre ha predicado la caridad. Que la caridad, así pues, se traduzca en buenas obras. Destaquemos en las buenas obras; comprometámonos con honestidad en el comercio, en la vida de familia con castidad, en el gobierno con derechura. En cuanto a los padecimientos...¡Ay, Santidad!"
                                                                                         Robert Hugh Benson, Lord of the World.
 
          Tendrán que disculpar el epígrafe tan largo, pero la verdad es que me hubiera gustado colocar incluso  muchos párrafos más. En estas semanas raras, se me han venido a la cabeza muchas líneas del Señor del Mundo. Vistos los acontecimientos actuales pareciera que estuviéramos contemplando sucesos apocalípticos. Han habido hechos a lo largo de la historia que también han movido a algunos a pensar que estaban llegando a la Parusía. Y erraron. Sin embargo, no hay que despreciar los signos, tal como lo dice Newman y siempre hago referencia a esta cita: " es preferible pensar mil veces en que Él viene cuando no viene, que pensar una sola vez en que no viene cuando está viniendo realmente" (...) "Mejor es equivocarnos en nuestra vigilia que no vigilar en absoluto" (Esperando a Cristo)
        Todas las señales que estamos viendo me animan a pensar que estamos en el principio del fin.  No veo como normal que el papa renuncie, no veo como normal la reacción festiva de la gente ante este hecho, no me parece que el vulgo neopagano siga diciendo que la Iglesia debe seguir abriéndose más al mundo...obviamente para que el mundo finalmente se la trague. Quiero pensar que todo lo que ha ocurrido en estos días corresponde a un plan divino que sigue escribiendo derecho en líneas torcidas. No me hago ninguna esperanza de restauración en la Iglesia con la elección de un nuevo papa, es más, todo lo contrario. La Iglesia desde dentro, huele a corrupción, a pérdida de fe. Y creo que mi querido Mgr. Benson, erró al pasar por alto y no incluir la figura del Pseudoprofeta en el Señor del Mundo, aquel que viene desde el poder religioso a colaborar con el Anticristo.
         Con todo, yo no me preocupo. Creerán que no amo a la Iglesia, que no me preocupa la salvación de las almas que andan desorientadas, y que siguen caminando hacia la perdición muchas veces sin saberlo por tener la conciencia absolutamente suprimida a causa de la negación de la naturaleza pecadora del hombre. No, nos es eso. Claro que amo a la Iglesia y sufro al verla en crisis, perdida en cuanto a su misión. También me preocupan las almas. No me complazco en la desgracia de nadie. Pero como católica estas señales hacen que desee que la cosa reviente de una vez para que El arregle todo. Tenía la duda con respecto que podía estar faltando a la caridad al "desear" que el mal mostrara la cara y se hiciera más patente, porque se podría creer que, claro, yo estoy muy bien con mi familia, con mi misa y lo demás y que el resto se pudra. Pero no es así. Ya Nuestro Buen Dios nos lo dijo: " Cuando estas cosas comenzaren a suceder, cobrad ánimo y levantad vuestras cabezas, porque se acerca vuestra redención" (Lucas, 21, 28). Cobrad el ánimo porque falta poco y es necesario que primero pasemos por la persecución física y moral. Estar en contra de la "moral" del mundo actual ya nos está trayendo el rechazo de éste. Luego vendrá la persecución cuando se nos señale como enemigos del género humano por no querer aceptar sus nuevas leyes, como la del matrimonio gay. 
         Pensé que era la única que veía en las cosas malas y terribles del mundo, una señal de esperanza. No soy la única. Mi buen amigo argentino de siempre, me envió de regalo el libro de don Federico Mihura, El Anticristo. Allí encontré precisamente lo que pensaba: "La atención preferencial a los aspectos negativos del mundo actual se justifica, a mi entender, por el hecho de que ellos son, precisamente, el preanuncio y antesala de la Gloria a la que aspiramos. Su extrema negatividad realza la extrema positividad de Aquello que esperamos. Aviva, en nosotros, la conciencia del Triunfo venidero, por oposición. Por contraste. (...) si esto es como Nuestro Señor nos lo anuncia, si el Mal llegado a su plenitud en el Anticristo, anuncia el triunfo definitivo de Cristo y nuestra redención, entonces - como decía en De Prophetia -, casi, debiéramos querer que el Mal se intensificara. Politique du pire: cuanto peor, tanto mejor. Y decía, lo vuelvo a decir ahora, que a esto, que lo sabemos por fe, debemos desearlo con la esperanza fundada en la fe. Porque Cristo nos lo ha ordenado, imperativamente: "Cuando veáis que todo esto sucede, levantad vuestras cabezas". Debemos desearlo, en el supuesto - que creo que es vigente-, de que nada nos quede humanamente por hacer, porque de lo contrario, es claro, deberíamos intentar corregir el Mal."
          Entonces, no temo, espero. Espero haciendo lo que debo, en el lugar donde Dios me tiene. Trato de ser luz en medio de las tinieblas, destacando por mis buenas obras como dice Benson. Si el mundo no quiere escuchar la voz de Dios, si el mundo no quiere salvarse entonces el mal seguirá su curso. La humanidad va a tener que tocar fondo y deberá ser purificada por el mismo Cristo.  Si no puedo corregir el mal en el pequeño mundo en el cual estoy, en el mundo inmediato que me rodea, entonces al menos intentaré salvar mi alma y la de mis seres queridos.
          Por ahora nos queda esperar. Orad y velad dice Cristo, serle fiel hasta el final aunque el mundo se esté cayendo a pedazos y pareciera que todo está perdido.