Esquemas de
Sermones I
Los Sermones
Anglicanos
II.-NAVIDAD
Sermón I
Lucas 2, 8: “Y he aquí que en el mismo lugar habían
pastores”
I. (1) Exteriormente: Vamos a echar una mirada a los hechos
externos - la niebla – La víspera de
Navidad no es tan diferente de la nuestra – una gran reunión – todos subían
para ser censados – los vehículos arribando de todas partes – los vecinos en las
puertas guiándolos – Fulanito ha hecho una fortuna – o se ha arruinado – los anfitriones van dando la bienvenida a la posada – los caballos relinchando – los
perros ladrando. Entonces, un viejo y su
joven esposa – cansados: “Sí, todas las habitaciones están ocupadas”; no es el
tipo de gente a la que se le da crédito – una habitación en el establo – vuelta
a la entrada externa – la noche está cerrada – las ventanas están iluminadas –
lágrimas y risas – En la cueva, nada extraordinario – una lámpara brillando en
el grupo – una harapiento anciano, José – una joven niña – la naturaleza estaba
como de costumbre – en el Calvario, un terremoto y oscuridad – en Belén, nada.
La historia al día siguiente es la de un sueño que han tenido algunos pastores
– el inteligente Saduceo dijo que hay tal cosa como ángeles – al día siguiente
un niño pobre es registrado – “podrá ser de cuna real, pero es gente pobre”.
(2) Interiormente.- El lugar de la partida – la emoción que
deben haber pasado – “Abraham se regocijó al ver mi día” (Juan 8, 56) – “En tu
simiente…”(Génesis 22, 18) – David, quien había mirado hacia lo venidero por el
Espíritu, “El Señor dijo a mi Señor” (Salmo 110, 1) (Mateo 22, 44) – “El rocío
de tu nacimiento es el seno de la Aurora” (Salmo 110, 3) Isaías, quien ha
clamado por el Espíritu: “He aquí que una virgen concebirá y dará a luz a un
hijo (Isaías 7, 14) (Mateo 1, 20) – Entonces, ¡en el mundo de los ángeles! A
quien habían adorado en la majestad de Dios – ha nacido a semejanza del hombre
pecador. Cómo aquellos ojos claros deben haber mirado y maravillado. Los hijos
de Dios, que clamaron con alegría a la estrella de la mañana cuando la tierra fue hecha, nuevamente
clamaron: “Gloria a Dios en las alturas”, cuando comenzó la redención del
mundo. ¿Osamos ver más allá? El mismo Padre Eterno inclinándose para ver la
maravilla. “Observó Dios todo lo que había hecho, y vio que todo era bueno”
(Génesis 1, 31). Nuevamente Él miró – y la Redención ha comenzado y ha
terminado con una exclamación. “Todo está terminado” (Juan 19, 30)
III. Esto se refleja en todo.- El contraste entre lo
exterior y lo interior – el ojo de la carne y el ojo de la fe.
(i) El mundo. –Tan
insignificante – un pequeño planeta – más pequeño que muchos, lleno de gente,
creaturas que se arrastran para morir – con unas pocas perturbaciones que
llamamos ahora guerra – unos pequeños inventos usando el poder de Dios, e.g, el
vapor, la electricidad. Todo es insignificante. Pero internamente – es el
centro del universo, porque Dios se encarnó ahí. No conocemos a las otras
estrellas –pero sentimos que este evento es único – que Cristo ha nacido. Esta
vida de hombre tan insignificante, sin embargo afecta a la eternidad – aquellos
eventos son registrados y permanecen para siempre – “los cabellos de tu cabeza
están todos contados” (Mateo 10, 30)
(ii) La Iglesia.-
Externamente una sociedad imperfecta – rasgada y reñida, dividida, desgarrada –
incluso, una no bien administrada organización humana – llena de traiciones e
infidelidades – las listas de bajas son terribles en el Cielo – secciones
completas, cortadas – hombres que podían haber hecho mucho, están caídos. Sin
embargo, internamente la Esposa de Cristo – Única a pesar de las divisiones;
Santa, a pesar de los pecados de sus hijos; Católica, a pesar de sus enemigos;
Apostólica, a pesar de las diecinueve centurias – hermosa a los ojos de Jesús.
A pesar del demonio – inconquistable, a pesar de las puertas del infierno.
(iii) La Adoración.- Unos pocos en un edificio
– sentados – arrodillados – cantando – escuchando – una pérdida de tiempo, de
dinero. Interiormente está plena de Divina Presencia – abierta hacia el Cielo
–no, más aún, en el Cielo; “donde dos o tres” (Mateo 28, 20) – aquellas
palabras murmuradas suben y se mezclan con el humo del incienso hacia la tierra
de los ángeles – en el Altar Celestial del Sacerdote Celestial.
(iv) La Biblia.-
Un libro – una selección de historias – poemas, cartas, leyes – internamente,
la semilla de la Revelación de Dios.
(v) Los Sacramentos.- El
Bautismo – internamente un alma nueva nacida para Dios; La Absolución –
internamente, la Preciosa Sangre vertida desde la Cruz; El Sacramento del Altar
– internamente, un acto que conmueve a Dios como ningún otro lo hace. Cada
altar es el centro del mundo.
Y así,
sucesivamente por siempre. Conocemos estas cosas intelectualmente, pero no con
nuestros corazones – e.g. Ella da a luz a su primer hijo, que es Dios
Todopoderoso, y Él yace en un pesebre ¡Qué intolerable! ¡Cuán sorprendentemente
diferente sería nuestra vida si realmente lo comprendiéramos!
III. La verdad interna de todas las cosas es que tenemos
apuntar a – La Iglesia – La Biblia – La Adoración, y por sobre todo, a nosotros
mismos.
Nosotros
despreciamos nuestras vidas – nuestras circunstancias – el desgaste de las
pequeñas circunstancias – pero miren a Belén – y a los pastores. No tiene nada
de romántico cuidar ovejas, si tenemos que hacerlo para nuestra subsistencia –
sin embargo, fue en medio de esta faena que el mensaje divino vino a cambiar el
mundo.
Toma estas
pequeñas obligaciones y hazlas
sacramento, conságrate para convertirlas en cosas santas. El pan y el
vino no son nada hasta que son consagrados por el sacerdote; las circunstancias
no son nada hasta consagrarlas por una voluntad convertida.
Aprende de tu propia dignidad.- Algunas
veces somos conscientes del valor del tiempo y de los días, porque nos
encontramos a nosotros mismos tan inadecuados para cumplirlos. Aprende de tu
propia dignidad – de una Palabra con el Hijo de Dios.
Al nacer
llegamos a ser individuos de naturaleza humana; por el bautismo y los
sacramentos, individuos de naturaleza divina.
¡Qué Dios es este! Santificando al mundo Él mismo. Cristo
habita contigo y está en ti.
¡Feliz Navidad!
ResponderEliminarQuerido Sergio:
ResponderEliminarIgualmente para ti y familia, una feliz navidad.
Un abrazo,
Beatrice