domingo, 18 de octubre de 2020

Las Cartas de Roma, por Monseñor R. H. Benson (2)

 Nota de la Traducción: al cumplirse un nuevo aniversario del fallecimiento de Monseñor Benson este 19 de octubre publico la segunda parte y final de las cartas de Roma. No tiene desperdicio que las lean, añorarán sin duda haber estado en la Roma de San Pío X.

                                                                        Las Cartas de Roma (2)

Sobre el día de Navidad:

(viii) “La Misa de medianoche aquí en San Silvestro in Capite fue hermosa la noche pasada. Detrás del altar mayor hay una puerta, de alrededor de cuatro pies de alto, abierta hacia una pieza pequeña donde las monjas suelen oír la misa. Esta habitación estaba convertida en un establo, con una escenografía de un cielo azul, con nubes y árboles detrás, y un techo de madera encima con enredaderas y un pequeño pilar como muro sujetándolo. Al frente un gran fardo de paja con el Niño santo recostado sobre él con los brazos extendidos, y todo envuelto con una luz brillante. Estaba realmente hermoso, y había una orquesta con un arpa en el lado oeste de la galería. Esta mañana, después de la Misa cantada, el sol súbitamente hizo brillar el oro del altar y al Niño que yacía en el portal. Repentinamente todas las velas se volvieron amarillo ahumado.”

Uno ha visto este efecto una docena de veces, pero es necesario que Monseñor Benson lo exprese:

“Ayer después de mediodía fui a Santa María la Mayor, y escuché una parte de las Vísperas y vi la Cuna expuesta en su relicario de cristal y plata. Y luego ¡fui a la Iglesia Armenia Unida a la Misa de las 4 de la tarde! Fue todo muy raro, con música y matracas bárbaras; con las palabras de la Consagración cantadas en voz alta y un velo blanco que súbitamente corrió por el altar después de la Elevación, mostrando al celebrante detrás de una especie de neblina, y luego una vez retirada el sacerdote ¡estaba usando una corona con joyas! Sin embargo, esto da un gran sentido de catolicidad y está completamente en contra de la idea de que Roma tuerce todo a su propio estándar.

Santa María Mggiore
Santa Maria Maggiore

“Esta es la mejor Fiesta de todas, ¿no estás de acuerdo? Dios viene a nuestro nivel, mientras que nosotros tenemos que aspirar a Él. Supongo que es por esto por lo que es más popular. Aquí la Iglesia aún es un hormigueo de gente, con un tintineo continuo de las campanas hasta mediodía desde no sé qué hora desde esta mañana. Por supuesto que todos los sacerdotes están diciendo sus tres Misas hoy, y la devoción de la gente va más allá de toda descripción, y creo, en realidad, que especialmente es la de los hombres, quienes forman la mitad, si no más, de toda la feligresía del mediodía. Cada uno trae su propia silla y reclinatorio, y se plantan donde les place, en cualquier ángulo, apuntando en dirección a cualquiera de las misas que les guste. De pronto uno se encuentra con gente arrodillada en línea recta frente a uno y comenzando a escuchar esta misa. Casi todos los fieles escuchan las tres Misas de ese día. Yo estuve observando a un hombre muy bien vestido esta mañana, cuyos labios se movían incesantemente; y a otro, un niño campesino de pelo ondulado absolutamente extasiado e inmóvil arrodillado sobre las piedras, con su cara oculta, creo, durante una hora y media. ¡El sentido de reverencia está más allá de cualquier cosa que yo jamás haya soñado fuera del cielo!

Esta mañana un niño me siguió desde fuera de la iglesia y de pronto tomó mi mano y la besó,  tal como aquí hacen ellos a los sacerdotes. Me temo que esperaba un regalo de Navidad, ¡pero fue una conmovedora manera de solicitarlo!”

El padre Benson fue a Nápoles para la época de Navidad. A los que les gustan las imágenes de las palabras recordarán una o dos frases de uno de sus libros, describiendo las flautas de los pastores delante de una imagen de marfil de la Madre de Dios mientras atravesaba la bahía temprano en la mañana. El Vesubio yace “enorme y violeta” frente al rosado amanecer. Continuando con la carta dice abajo:

“La religión napolitana es maravillosa, una devoción muy intensa, combinada con muy extraña manera de comportamiento. Fui a Misa y a comulgar esta mañana y la gente estaba rezando en voz baja durante la comunión y cuando entraban. Y ahí estaba la más notable imagen que yo nunca había visto: ¡Nuestra Señora vestida en seda azul con un pañuelo de encaje en la mano!”

El padre Benson evidentemente no había estado aun en Mantua, donde en la gran Iglesia de San Andrés Nuestra Señora de los Siete Dolores todavía tiene un pañuelo de encaje y está vestida con un muy elaborado y ajustado vestido de terciopelo negro, adornado con diamantes y un ¡collar de Medici!

En otra carta de Nápoles donde se deleita con el pensamiento de toda la creación, animada e inanimada,  siendo atrapado y  absorbido por la Iglesia Católica como medio de hacer honor y gloria al Divino Creador en la belleza y en el esplendor, el padre Benson dice:

(viii) “Esta mañana había un gato sentado sobre el riel del comulgatorio al momento en que la Sagrada Comunión estaba siendo dada. A nadie le llamó la atención. No parecía estar fuera de lugar, ¿no parece bastante loco?”

(ix) “ Ahora déjame hablarte un poco más sobre Roma, y todo esto te concierne a ti. Primero que están los servicios de la octava (Epifanía). Estamos aquí teniendo, como creo que ya te conté, la mayoría de los ritos Orientales. Son muy curiosos y algunas veces grotescos. Existe la extraordinaria costumbre de hacer sonar varillas largas sobre el altar, que tienen las cabezas tintineantes, y que tienen como fin mantener a las moscas alejadas del Santísimo Sacramento y del sacerdote. En alguno de estos ritos el sacerdote usa una especie de corona imperial después de la consagración y en muchos de ellos la comunión se da en las dos especies. Todo esto es una sorprendente muestra de la catolicidad de la Iglesia. No existe la opresión del individualismo del cual la Iglesia es a menudo acusada. Hay aquí un maravilloso predicador italiano, con una hermosa articulación, muy agraciados gestos y extraordinaria pasión, y la iglesia está todos los días repleta. Desearía poder seguirle, pero todavía no sé el suficiente italiano."

San Silvestro in Capite

“[San Silvestro in Capite] es una iglesia hermosa. Me gustaría poder describírtela. Primero, tiene la típica arquitectura italiana y está cubierta por todos lados de frescos y unas pequeñas galerías a la izquierda con un enrejado a través del cual uno escucha algunas veces la Misa. A lo largo del final de la galería es para el coro y los músicos. Tiene cuatro capillas a cada lado y un amplio descanso con cuatro o cinco peldaños para subir al altar mayor.

“Temprano en la mañana hay ahí mucho movimiento en la Misa y en la Meditación…Yo siempre me adentro en una de las capillas frente a donde está reservado el Santísimo Sacramento y donde se dicen la mayoría de las Misas. Excepto por las velas es muy oscura. La Misa continua en dos o tres altares a la vez y generalmente presencio el final de tres o cuatro consagraciones y cerca de dos Misas completas, y así continúa  desde las cinco y media hasta las ocho. Luego el amanecer comienza a entrar sigilosamente, y más y más gente llega y uno los ve arrodillarse por todos los ángulos. Algunos están sentados, otros de pie atendiendo a los distintos altares. Tienen el extraordinario poder de seguirlas perfectamente aún sin un misal, según parece, en profunda oración. Uno no esperaría esto salvo de los religiosos o de la gente que tiene un entrenamiento especial, pero supongo que eso es la más elevada forma de oración para aquellos que pueden hacerlo. Parecen haber avanzado bajo la superficie hasta el silencio de la Gracia, y la Misa Rezada es exactamente el culto que lo ajusta y lo hace fructificar. Uno siente que el mundo en su totalidad está en una especie de intranquila e inútil actividad cuando se capta donde está el alma de estas personas. Todos los gritos de la calle y hasta la expectación de escuchar que la guerra se declara [Enero de 1904] y el correo inglés, todo esto parece tan externo y superficial. Porque justo aquí abajo, si se pudiera llegar ahí y detenerse, está la realidad.

Sin embargo, me parece que este es el lugar donde quienes somos católicos realmente nos conocemos el uno al otro, a los que ya partieron y a Nuestro Señor; y que Roma, Woodchester, nuestros propios hogares y el mundo entero están justo aquí. Si pudiéramos hacer un solo esfuerzo más y llegar ahí, y que la Misa que un sacerdote dice no es otra Misa, sino la misma como la que el Padre ________ dice en Inglaterra y la que un desconocido sacerdote dice en Australia.

Bueno me temo que esta es una carta triste, pero mi única excusa es que justo ahora no estoy bien del todo…Sabes que no es por la falta de una felicidad y gratitud intensa en mi corazón que no puedo poner todo por escrito. Debo dar lo mejor de mí para compensar, agradeciendo a Dios más y más por todas las grandes gracias que Él te ha dado.”

(x) “Para nosotros esto es tan inexplicable, cuando hemos tenido la gran gracia de entrar en la Iglesia y cómo los demás no lo ven también…esto es inexplicable, eso es el final de todo. Pero justamente porque estamos en la certeza total del catolicismo, podemos morar en la vida común en Cristo que nosotros, los del Cuerpo de Cristo, compartimos con aquellos que son de su Alma.

A mí me parece cada vez más que pronto habremos convencido a nuestros amigos que tenemos el corazón entero y fiel en nuestro catolicismo, y que podemos, después de todo, fijarnos más en lo que tenemos en común con ellos que aquello con lo que diferimos. Es realmente horrible escuchar a veces a los viejos católicos hablando de todos los que están fuera de la Iglesia como Anti-Cristo, y a mí me parece que quizás uno de los más grandes trabajos que nosotros los conversos podemos hacer es mostrarles a los viejos católicos que nuestra vida fuera de la Iglesia era real y cristiana, aunque equivocada e imperfecta.”

(xi) “Esta mañana recé por ti bajo excepcionales circunstancias, justo después de recibir la comunión de manos del Papa. Alrededor de unas cincuenta personas asistimos a la misa en su capilla privada en una pequeña habitación abierta donde nos arrodillamos con el altar a la vista. Dijo la misa con tal simplicidad y humildad como lo haría un cura rural. No necesito decirte lo conmovedor que fue y todo lo que significó para mí. ¡Hace un año en un domingo como éste yo comenzaba mi misión en Cambridge! No hay mucho que describir en cuanto a la Misa. Imagina una inmensamente alta habitación tapizada con gobelinos rojos adamascados; una puerta de doble hoja y un gran altar de oro justo delante de la barra para comulgar y un santo, simple y viejo sacerdote con un rostro cobrizo cubierto por una casulla con joyas y una capa blanca y tres acólitos de blanco y escarlata sirviéndole, con un silencio de ultratumba, roto por el suave rumor de una voz algo patética. Él nos dio a todos la comunión personalmente.

(xii) “Te estoy enviando dos hojas, realmente Valentinas, porque ellas provienen de la capilla-catacumba de San Valentín en su día. (Por favor dale una al Padre__________.) Fuimos a escuchar la Misa ahí, cantada y ejecutada por los Padres Palotinos y sus estudiantes. La capilla-catacumba se abre a través de una puerta en la ladera de una colina, y las mismas catacumbas se abren en pasadizos en el mismo nivel hacia la izquierda, pero se han echado a perder porquelos Agustinos, quienes las convirtieron en celdas aparentemente, no terminaron lo que estaban haciendo…”

“Pienso que los [nacidos católicos] tienen la idea de que la mayoría de los clérigos anglicanos predican una especie de calvinismo en traje negro, y que precisamente unos pocos tontitos jóvenes  se colocan estas vestiduras algunas veces como una especie de “broma” detrás de puertas cerradas. Me parece que cada vez más que el primer paso para convertir es borrar este tipo de malentendido. La conversión de Inglaterra no podrá tener lugar hasta que Inglaterra sea comprendida. Toda la posición de los hombres de la High Church se asemeja a la de los viejos católicos: completamente insincera, y no puede ser considerada de buena fe, se hace más posible comprender su error al ver por sí mismo qué extraña posición es. ¡Ayer de nuevo leí los Treinta y nueve Artículos! Y me parece tan raro cómo los pude haber firmado (tal como lo hice y como miles lo están haciendo hoy) con una absoluta buena fe y sinceridad…”

“…El Miércoles de Ceniza estuvo muy conmovedor en San Juan de Letrán, donde fui por puro aprecio a John Inglesant, quien recibió las sagradas cenizas ahí. Qué maravilloso libro, es respecto a la vida interior.”

En Pascua el padre Benson escribe:

(xiii) “Aquí hay tanto por decir que uno no sabe por donde empezar, pero supongo que lo más importante es la Misa del Papa en San Pedro.”

San Pío X

“¡Fue sobrecogedor! La iglesia entera estaba empedrada con cabezas y sobre este enorme pavimento llegó el enorme dosel con la gran figura con joyas bajo él y los solemnes seguidores saludándolo detrás. Fue uno de los más vivos momentos. Al frente venía una interminable hilera de mitras avanzando a lo largo. Entonces el canto llano fue como una enorme intencionada voz hablante que de vez en cuando, gritaba en ese imponente lugar. Y desde luego, el gran momento final fue en la elevación, con un silencio de ultratumba, roto solo por las trompetas de plata exultantes en el domo. Esto da la sensación de una extraordinaria consumación: el Vicario de Cristo ofreciendo a Cristo, en el centro del mundo, con los representantes de todo el mundo cristiano ahí, y los ángeles resoplando las trompetas en lo alto. Uno siente como si todo lo que era importante o real estuviera enfocado ahí. Y luego, la procesión saliendo nuevamente en silencio y de vez en cuando, las trompetas resoplando por todas partes. Nosotros también fuimos hacia fuera y toda la piazza era una multitud negra…Justo en ese momento tuvimos el scirocco, y densas nubes y truenos y un blanco resplandor sobre todas las cosas. Lo más cansador y para poner a prueba al temperamento. Los ingleses pululaban por todas partes con rojas guías Baedekers bajo el brazo.”.                    .                .                   .                    .

“Han comenzado a llegar de nuevo las pruebas del libro de las Devociones de la Pre-Reforma y es simplemente una alegría corregirlas. Sin embargo, estoy tremendamente apenado de que a los católicos no les importe este libro. Es demasiado Sajón y precisamente palabras como “amistoso” por el momento no están permitidas. Pero estoy seguro de que a ti te gustará. Las devociones son una extraordinaria mixtura de pasión y moderación, de fuerza y delicadeza…Esta es una carta melancólica, estoy atemorizado por la tormenta y el leve estado febril son responsables. Tiemblo al pensar en los calurosos meses que vienen.”

Desearía que fuera posible reproducir, en el texto de la siguiente carta, la delicada esquelita de un hermano lego Benedictino con una larga escoba ilustrada en el original. Tiene cerca de una pulgada y un cuarto de alto, y es absolutamente fiel a la realidad, a pesar de la propia crítica del artista. La carta fue escrita desde San Anselmo.

(xiv) “________ _______ y yo hemos pasado un encantador tiempo en este monasterio Benedictino, en un retiro. Por lejos este el  mejor retiro que he tenido desde un punto de vista subjetivo. No hay reglas, ni direcciones y hacemos exactamente lo que queremos. Nos levantamos cuando queremos, rezamos mucho tiempo, cuando y donde queremos y, en consecuencia, es una especie de anticipo del Paraíso. Los benedictinos irradian tranquilidad y amor a Dios, y tienen sentido del humor y nos proveen de baños fríos. En realidad, no se me ocurre qué más esperar. Es un monasterio nuevo, muy grande, con una Iglesia-Abadía muy alta, con una avenida de encinas y lagartijas; con una colina azul a la distancia y viñedos por todos lados; con grandes habitaciones, frío mármol y escaleras. Cantan como los ángeles y su ceremonial es ideal. Esta tarde tuvimos vísperas pontificiales y ellos las hicieron como si (y es verdaderamente así) lo más importante del mundo fuera orar bien a Dios. Sentí que ahí estaba la plenitud del tiempo y del espacio. Tengo una galería en el techo toda para mí.”

“Hay unos encantadores hermanos legos que parecen gnomos (he dibujado mal el hábito, pero por supuesto te dará una impresión general) que le hacen a uno la habitación, barren el lugar y uno de ellos me subió tu carta esta tarde.”

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“Siento que podría retirarme aquí para siempre. Propiamente hablando cada uno es de diez días, pero espero que acorten los otros; ya que treinta días de retiro en seis semanas es bastante largo. Pero no me importa si por último ellos no lo hicieran…No he visto nada como Mirfield desde que me fui y eso era el Cielo…”

“Mi primera Misa ciertamente va a ser sobre el cuerpo de San Pedro. Pero las fechas son absolutamente inciertas hasta el momento. Te lo haré saber lo más pronto posible, cuando yo lo sepa…La manera italiana es así:  aspirar un poco de tabaco cuando se les pregunta por alguna cosa y decir: “¡Fa´niente, el tiempo fue hecho para los esclavos!”

“Tu relato sobre el religioso francés y la Salve Regina es de lo más conmovedor. Pero qué espléndido es que Inglaterra le diera refugio. Es una especie de acto de reparación para Tyburn, y puede brindar inmensas bendiciones…”

“Me temo que a los viejos católicos no les gustará mi “Libro del Amor de Jesús”. Su gusto por el inglés está completamente corrompido por las modernas oraciones latinizadas, llena de palabras como “amigable” “condescendencia” “fervor” y así. Se necesita ser educado en el Book of Common Prayer para saber lo que la lengua inglesa puede significar en la oración. Sin embargo, espero que los conversos y los anglicanos comprarán el libro….”

“…Esta es una carta muy inapropiada para estar escrita en un retiro, y temo que las personas piadosas la llamarían “des-edificante”. Pero no puedo hacer nada y no tengo tiempo para escribir otra.”

Cualquier comentario acerca de estas maravillosas cartas ciertamente sería muy “des-edificante”, aunque hay mucho acerca de lo cual el corazón arde por decir. Sin embargo, Monseñor Benson siempre y en cualquier momento escribió la más conmovedora descripción de la Misa del Papa en San Pedro por Pascua que yo, por mi parte, nunca he visto.

La carta de San Anselmo fue escrita en mayo de 1904. El padre Benson fue ordenado sacerdote en la Fiesta de San Antonio de Padua el 13 de junio. Después dijo su primera Misa, no sobre el cuerpo de San Pedro, sino sobre el altar de San Gregorio en la Colina Celia y regresó a Inglaterra.


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