"Jesús Christ is tempted in the Church today by the same arguments as in the wilderness, and for the same reasons".
"Better the Rejection and the Cross a thousand times repeated; better the loss of every earthly aid and hope; better the loss of all things, than the destruction of one jot or tittle of the Law of God"
R.H. Benson.
He terminado por fin la traducción de un capítulo de este hermoso libro de Monseñor Benson, titulado Cristo en la Iglesia. Digo por fin porque mis ojos andan mal por esto de las alergias primaverales y me he demorado más de lo que quería. Es un libro de ensayos apologéticos que recorre la vida de Nuestro Señor y la pone en paralelo a la vida de la Iglesia. He elegido el capítulo referido a las Tentaciones de nuestro Señor ya que Benson explica admirablemente que son los mismas tres tentaciones que viene sufriendo la Iglesia desde sus inicios. Hoy más que nunca hay un ataque manifiesto del Demonio contra ella, pues ve que se le está acabando el tiempo. Tiemblo al pensar que la Iglesia ceda ante ellas, especialmente a la hora de sintonizar con el mundo para ganarse adeptos o simplemente para verse libre de la persecución. Veo con horror la seducción del maligno para que la Iglesia vaya relajándose moral y doctrinalmente para quedar bien con el mundo. Un ejemplo lo tenemos en la famosa encuesta. Quizás sea un volador más de luces como todo lo que el Obispo de Roma hizo cuando era Arzobispo en Buenos Aires. Algunos piensan que no va a ser tan osado al permitir la comunión a los divorciados y vueltos a casar solamente por la ley civil. Cristo es sumamente claro al condenar el adulterio. Otros piensan que lo hace para justificar una posible apertura. Pero la Iglesia no es una democracia y lo que ya quedó sellado lo es para siempre. No quiero ni pensar en las consecuencias que una cosa así traería para la Iglesia. Bueno, al menos nos mostraría una vez por todas las caras. Nosotros nos abrazamos a la Tradición y a los Evangelios, tal como nos lo enseña el Commonitorio de San Vicente de Lérins.
Pero no diré más...Benson lo dice todo por mí.
p.s: A pedido de algunos lectores, he vuelto a recibir comentarios, pero esta vez con el moderador. Nada más les solicito que cuiden el lenguaje.
Cristo en la Iglesia
Mgn. Robert
Hugh Benson
Parte II
Vida y
Ministerio
III
La
Tentación
Existen, tal vez, una docena de
problemas constantemente recurrentes a causa de los cuales la Iglesia es
continuamente enfrentada – preguntas tales como el uso y el hecho de deseo de
su riqueza; de su relación con la política y el gobierno civil; del derecho a
su dominio sobre los individuos que no pertenecen formalmente a ella. Los
problemas en cuestión casi siempre surgen por el hecho que ella dice ser a la
vez espiritual y temporal; sobrenatural y natural; un Reino Celestial, aunque
viviendo en el mismo suelo que los reinos terrestres. Divina y humana. A
ambos lados suyos profesan cuerpos espirituales que han resuelto su maraña
cortándola. Los Quietistas y los místicos no católicos a un lado, escapan de
los problemas evitándolos, permaneciendo por completo al margen del mundo. Los
Erastianos han evitado las dificultades al ser abiertamente humanos y civiles.
Si la Iglesia fuera únicamente espiritual, o únicamente terrenal, su tarea
sería relativamente fácil. Pero porque Ella es ambos al mismo tiempo, está
continuamente en problemas.
Rigurosamente hablando sus
dificultades pueden resumirse bajo estos tres encabezados:
1.-
El primero es más o menos especulativo. ¿Cómo es que – se alega – la Iglesia si
es realmente la Amada de Dios, Él no protege lo Suyo con un simple y terrenal
sentido? Un terremoto derriba una catedral católica, un convento, un burdel, un
templo protestante, todo en una sola ruina. La revolución de los infieles barre
con miles de Tabernáculos de una sola vez. Los estipendios de los sacerdotes
que sirven para ellos, y los hijos de Dios se ven privados del pan de los
hijos. Y Dios no hace ningún signo desde el Cielo para protegerla incluso en
sus abundantes necesidades materiales.
Si el problema del dolor y del fracaso en general es insoluble, ¡cuánto más
incomprensible es la permanente y recurrente miseria de Ella que pretende
ser de Su propiedad!
Fuera de esta dificultad especulativa
– dificultad que seguramente ha sido la responsable en el pasado, de la enorme
cantidad de desconfianza e incluso de la pérdida de la fe entre algunos
ardientes católicos – surgen una serie de cuestiones prácticas. ¿Hasta qué
punto puede valerse o recurrir a las fuerzas terrestres para su propia
preservación y prosperidad? ¿Pueden o no pueden sus misioneros recurrir a las
cañoneras para su protección, y a grandes batallones para sus guerras? Si ella
fuese puramente espiritual, la respuesta a su vez sería: No – “Mi Reino no es
de este mundo”. Si Ella fuese puramente terrenal y humana, la respuesta sería:
Sí – “El que no tiene espada, venda su capa y compre una”. Pero ella es en
parte espiritual y en parte terrenal, o en todo caso reclama serlo. No existe
una respuesta corta a su alcance. De alguna u otra manera ella ha
reconciliado la paradoja justamente pronunciada desde el principio por su
Fundador.
2.-
El segundo problema es también en parte, especulativo, y concierne a la
cuestión acerca de porqué Dios no interviene más frecuentemente con algún
milagro en favor de su vida, puramente espiritual. Si es realmente cierto que
la Religión Católica es Revelación Divina, ¡cuán fácil sería para Él probarlo
con un signo indiscutible! Si Él realmente desea la conversión de todos los
hombres a la Iglesia Católica, ¿por qué razón permite que sus milagros y los
signos sean reproducidos por otros organismos, los cuales no poseen la suprema
verdad? ¿Por qué Lourdes puede estar, aparentemente, en paralelo con los
laboratorios psicológicos, y la moral de los católicos rivalizar con la
moralidad de los budistas? ¿No debiera pues, el profeso Fundador de la Iglesia
vindicarla en su superioridad y unicidad más convincentemente?
Nuevamente a partir de esto, surgen los
problemas prácticos. ¿En qué medida debiera, en todo caso, la Iglesia Católica
confiar en los milagros como medio para convertir al mundo? ¿En qué medida
debiera ella solicitar la investigación científica a sus fenómenos? ¿En qué
medida debiera exigir de Dios pruebas visibles, sobrenaturales de su misión? Y
¿en qué medida debiera Él apoyarlas si ella lo hace?
¿Cómo puede ella conciliar dos expresiones
de su Señor?: “Estas señales seguirán a los que creyesen” y “Tampoco se dejarán
persuadir aunque resucite
uno de entre los muertos” Si ella fuese puramente sobrenatural, o
puramente civil, la respuesta sería fácil. Si ella fuese puramente civil y
humana ella podría descartar los milagros por completo y depender meramente de
aquellas cualidades y actividades que llevan a cabo otras sociedades humanas al
éxito. Si ella fuese puramente sobrenatural, podría quedarse de brazos cruzados
y dejar el resto a Dios. Difícilmente podría confiar mucho en su intervención
milagrosa. Mas, su dificultad surge por el hecho de que ella demanda ser ambas
cosas.
3.- Ella encuentra un tercer problema en un
millar de diferentes variables, en casi todos los planos de su vida. Y éstos
pueden ser expresados en una frase: ¿en qué momento un bien menor se convierte
en un mal? ¿En qué momento un mal positivo pasó a convertirse en un bien menor?
Vamos a
colocarlo en forma concreta:
a)
Es reconocido por todos los moralistas que un “mal material” temporal, puede
ocasionalmente estar permitido, ya que es bien sabido que cualquier intento de
removerlo, resultará en un mal mayor. Si yo observo a un hombre obstinado, de
buena fe, haciendo algo que no debiera, no siempre estoy obligado a informarle,
incluso en el confesionario, si en particular sé que mi información no lo
detendrá, y este caso, mi información simplemente incrementará su culpa.
b)
Sin embargo, hay muchas excepciones a esta teoría que hacen parecer los
problemas prácticos como algo casi insoluble. Por ejemplo, yo no puedo permitir
a un padre cruel golpear a su hijo hasta matarlo, no obstante al padre le pueda
parecer invenciblemente ignorante su crueldad. Y es perfectamente normal que no
pueda, a forteriori, permitir un pecado grave deliberado, incluso para la
obtención de un bien último mayor. No se puede dejar ir donde el Sumo Pontífice
a Judas sin reprensión, a pesar de que su ida es un pago necesario para la
redención del mundo.
Ahora
bien, la Iglesia Católica se enfrenta continuamente a problemas concretos de
este tipo. “Mira – reclama el mundo – la enorme multitud de pecados y miserias
causadas por la indisolubilidad del vínculo matrimonial. Observa a un hombre
con una mujer incurablemente insana en un asilo de lunáticos. ¿No están los
católicos simplemente colocando un premio al pecado, atrayendo directamente a
un hombre de sangre caliente a contraer una unión ilícita de mala fe, a causa
de esta noción idealista del matrimonio? ¿Por qué, una vez más, debiera la vida
de una chica inocente arruinarse porque en un momento de debilidad, ella
consintió en casarse con un tirano lujurioso?
Otro
ejemplo más: A los misioneros católicos en Japón se les presionó fuertemente
para que se relajaran temporalmente del rigor del sexto mandamiento. Les
dijeron – con perfecta razón – que si ellos lo hacían, sus conversos llegarían
a miles. ¿Acaso por la conversión completa de Japón no valen la pena unos actos
pecaminosos cometidos por ignorancia comparativa?
Y
una vez más: ¡Qué amargamente fue culpado el Papa por permitir la ruina y el
hundimiento que cayó sobre la Iglesia de Francia! ¡Simplemente por el mero
hecho de la jurisdicción papal! Seguramente – se dijo – la tesis debe ser
suspendida por unos pocos años hasta que pase la crisis, y entonces la paz se
hará con honor y prosperidad para ambas partes.
Incluso
algunas veces los teólogos pueden diferir respecto a grandes problemas, como se
muestra en las opiniones divididas que se alzaron en un tiempo respecto a que si a
los prosélitos chinos les estaba permitido el culto a los antepasados hasta que
aprendieran a comprender, por este medio, la doctrina de la comunión de los
santos.
Ahora
bien, este tipo de problemas, como los otros dos, surgen a causa de la doble
naturaleza de la Iglesia; y porque ella reclama ser ambas, divina y humana, es
que ella tiene que arbitrar frecuentemente entre el aparente conflicto entre
los Derechos de Dios, y los derechos y necesidades humanas. De un modo u otro,
porque ella reside en ambos lados, ella tiene que reconciliarlos.
Solamente parece posible aquí indicar los problemas y las causas de los mismos. La respuesta a ellos daría para escribir un
libro de teología moral. Las soluciones a cada uno de ellos dependen de
innumerables circunstancias y peculiares
consideraciones. Sin embargo, es importante dar cuenta que estos tres
encabezamientos principales que yo he descrito, corresponden precisamente a aquellas
tres dificultades descritas en las Tentaciones de Cristo en el desierto, y
surgen precisamente en paralelo, e incluso en idénticas razones. Solamente bajo
la hipótesis de que Cristo era ambos, Dios y hombre que podía ser tentado. Es
únicamente porque la Iglesia reclama ser divina y humana que ella es tentada
como Él. En una palabra, tenemos aquí una ilustración más sobre el tema de
estos ensayos – esto es: que Jesucristo es tentado en la Iglesia de hoy con los
mismos argumentos que lo fue en el desierto, y por las mismas razones.
1.-
“Si tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en pan”. “Si
tú has venido al mundo a redimirlo, es obvio que no debes morir en el comienzo
de tu misión. Usa, entonces, tus fuerzas para preservar tu vida humana…vida
humana la cual debe ser medio de Redención. Si tú no la usas, morirás, y habrás
mostrado que no eras el Hijo de Dios”.
Entonces,
el Tentador urge a la Iglesia y le sugiere que si ella no cumple, o si Dios no
interfiere, ella no es lo que reclama ser.
“Si
eres realmente divina, no debes permitir que tu lado humano sea derrotado por
la violencia de los hombres y las circunstancias terrenas. Usa todo el poder
del que dispongas, porque aunque puedas ser divina, no puedes ser efectiva en
el mundo excepto a través de tu eficacia humana. Ordena que esas piedras se
conviertan en pan. Usa cañoneras como armas espirituales, siempre que sea
posible”. Continúa entonces la sutil insinuación en presencia de la catástrofe:
“Seguramente no puedes ser divina, o Dios no te trataría así. Si realmente
fueras divina, las piedras podrían volverse pan casi por sí mismas. A fin de
cuentas, ellas podrían clamar en tu defensa. Pero los cielos son como sonidos
huecos sobre ti. No hay ninguna voz ni ninguna respuesta”...Y nuevamente
continua el hábil exasperante argumento.
“Estate contento, entonces, por ser humano, y por tomar tu lugar con las otras
sociedades humanas. Baja de la cruz y creeremos”. Y ¿cuál es la respuesta? Es
una confirmación de la divinidad, y simultáneamente un rechazo a utilizarlas. “El hombre no vive
solo de pan” “Es verdad que vivo por el pan – porque soy humana; pero soy más
que humana, y yo no dependo de él. Es verdad que soy una sociedad terrena,
dependiente de las condiciones terrenales para mi efectividad, pero también soy
divina, y en consecuencia no dependo de ellas para mi sobrevivencia”.
2.-
“Si tú eres el Hijo de Dios, lánzate tú mismo desde el pináculo del templo”.
“Si tú has venido a convertir a los hombres para que crean en tu divinidad,
conviértelos. Muéstrales una señal del cielo, un milagro inconfundible y único,
y ellos creerán.” “Si tú eres verdaderamente una Sociedad Divina, arrójale la
responsabilidad de Dios. Espera su intervención confiadamente. Hace un simple
acto de fe, y seguramente Él responderá con fuego del cielo… ¡Ah! ¡Temes a que
no lo haga!. De hecho, sabes que no lo hará.
Después de todo entonces, no estás realmente confiando en tu propia
divinidad. ¡Ah! ¡Tómale la palabra! ¡Seguramente sus ángeles te escucharán
arriba! O ¿acaso Él no lo dijo?" Y la respuesta es una aserción de verdadera
humanidad: “No tentarás al Señor tu Dios. Estoy aquí para trabajar al modo
humano, no para hacer explotar fuegos artificiales desde el Cielo. Para ganar a
los hombres por medio de sus corazones y de sus entendimientos, de su voluntad,
no para eliminar su humanidad por una aplastante exhibición de poder. Les di el
libre albedrío; no lo quitaré a menos que me lo den libremente. Ningún signo le
será dado a esta generación, sino que el signo del profeta Jonás – un divino
levantamiento desde abajo, no un torbellino que descienda desde arriba". Es
Lucifer el que cae como fuego desde el cielo. Es Dios quien ha nacido como un
niñito desde abajo, para persuadir, no para aturdir en la sumisión.
3.-“Yo
te daré todo esto si Tú te postras y me adoras”. “He aquí delante de ti tu obra
– a cambio, estos reinos del mundo por el Reino del Señor y su Cristo. También
aquí es un lugar tranquilo donde, si existe algo malo en lo que pido, lo será
de manera transitoria y desconocida. Entonces, ejecuta esta pequeña acción
material de adoración, y cumple de un solo golpe lo que debe ocupar centurias y
lo que supone un enorme, pesado e innecesario derramamiento de sangre y
lágrimas”.
Esto
mismo también para la Iglesia Católica.
“Esta
es la conversión del mundo que ha de llevarse a cabo aquí. Arroja estos granos
de incienso en el altar de Diana. Una acción meramente material sin una
intención real y ganarás tolerancia y un lugar en el Imperio Romano. Mantén en
silencio por unos años, aquellos aspectos
más rigurosos de tu regla, y te ganarás
a Japón. Suprime unos pocos principios concernientes a la constitución
de tu jerarquía y podrás conservar las catedrales francesas y tus riquezas.
Nadie lo sabrá, serán solamente arreglos temporales. En unos pocos años, cuando
todo esté tranquilo podrás resarcirte todo lo que tú quieras. La crisis
pasará.” Y la respuesta: “Aléjate de mí, Satanás…adorarás al Señor tu Dios, y
sólo a Él servirás” “Cualquiera sea el caso, una vez que lo contemplo
claramente, si el bien actual y el mal están implicados, no habrá ninguna
consideración en esta tierra que me haga desviarme. Mil veces mejor es el
rechazo y la cruz, mejor la pérdida de toda ayuda y esperanza terrenal, mejor
la pérdida de todas las cosas que la
destrucción de una jota o de una tilde de la ley de Dios. Son los reinos del
mundo los que han de elevarse hacia el Reino de Dios, y no el Reino de Dios
degradado al nivel de los reinos de este mundo. Si yo sacrifico el perfecto
plan divino por un detalle, yo no salvaré al mundo y me perderé a mí mismo”
Finalmente,
nótese que estas tres grandes tentaciones son tentaciones de fuerza, no de
debilidad. Es la fuerza de Cristo a la que se apeló “Que se salve a sí mismo.
Sálvate a ti mismo. Usad vuestro poder”. Es a la fuerza de la Iglesia a la que
se apeló. “Usa los enormes poderes de los que dispones, naturales y
sobrenaturales. Eres tan fuerte que puedes ser débil por un instante”. La
respuesta a ambas por igual, es la respuesta de San Pablo: “Cuando soy débil,
entonces soy fuerte” “Decaigo en el desierto con frecuencia, pero
no muero. Me ha sido dado todo el poder sobre el cielo y la tierra, sin embargo
yo elegí trabajar con métodos humanos y hasta vivir entre la humanidad. Estoy
dispuesto a someterme a la suprema vergüenza y al fracaso de la muerte y al
rechazo. Conquisto a través de los mismos elementos que me conquistan.”
La
respuesta está justificada. Frente a cada hipótesis terrena, la Iglesia debiera
haber muerto hace mucho tiempo en el desierto. Sin embargo, ella no lo ha hecho,
ya que ella no vive sólo de pan. Por cada refutación que reclama por la
supremacía espiritual de la Iglesia, debiera desde hace mucho haber renunciado,
sin embargo día tras días concurren nuevos adeptos. Hace mucho tiempo que ella
debió haber perecido a causa de negativa a aceptar un acuerdo con el mundo.
Ella perdió Inglaterra hace 300 años, Roma hace 40, y ayer a Francia, por su
incorregible obstinación y con su tonta fidelidad a las Leyes de Dios. Sin
embargo, Christus vivit, Christus regnat,
Christus imperat. Los ángeles la han administrado desconocida e
imperceptiblemente; aunque hasta ahora no la han llevado en brazos, ya que ella
no se haya hecho añicos sus pies con cada piedra. Los ángeles la han servido
porque ella ha rechazado servir a Lucifer. Benditos son entonces, los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.