Vertere, ter quaterque legere...Traduciendo un libro, mucho más que leyéndolo, uno entra en el arte y la inteligencia del autor; y también en sus limitaciones
R.P. Leonardo Castellani C.
Hace unos días atrás, justamente antes de mi desaparición hospitalaria, recibí un e-mail de parte de un amigo bloggero. (http://engloriaymajestad.blogspot.com/ )Me hizo una pregunta "bensoniana" acerca de la traducción del P. Castellani del Señor del mundo. Quería salir de la duda ante la afirmación hecha por un conocido suyo que le preguntó lo siguiente: ¿Existe en el texto original de Benson la mención a la diócesis de San Luis, Argentina? Le pareció curioso que Benson la hubiera señalado, puesto que esta diócesis no existía en la época en que se escribió el Señor del Mundo.
Mi primera respuesta fue indicarle que yo no recordaba que Benson hubiera escrito tal cosa y que probablemente la persona que le había dicho eso quizás estaba confundiendo el libro con Su Majestad Dulcinea...¿Benson nombrando una diócesis en Argentina? Me pareció muy raro. La respuesta de mi amigo no se hizo esperar. Había vuelto a consultar a su conocido y éste le volvió a insistir que estaba la mención en la tercera parte del Señor del Mundo. Esto no puede ser - me dije a mí misma - ¿cómo se me iba a ir un detalle así después de haber leído y releído y hojeado y vuelto a hojear el mentado libro? Agarré la traducción de Castellani y revisé el libro tercero y en el capítulo II, n°2 ¡eureka! ¡lo encontré!, mi amigo blogero tenía toda la razón:
El texto original de R.H. Benson dice así:
"The Bishops of Bukarest, the Marquesas Islands and Newfoundland. The Franciscans in Japan, the Crutched Friars in Morocco, the Archbishops of Manitoba and Portland, and the Cardinal-Archbisbop of Pekin. I have despatched two members of Christ Crucified to England."
La traducción de Castellani dice así:
"Los Obispos de Budapest, las Islas Marquesas, y de Newfoundland. Los franciscanos de Japón, los hermanos debuinos de Marruecos, los Arzobispos de Manitoba y Portland, de San Luis en la Argentina, y el Cardenal Arzobispo de Pekín. Ha despachado dos miembros de Cristo Crucificado a Londres para averiguaciones".
La traducción de Homo Legens dice:
"Los Obispos de Bucarest, las islas Marquesas y Terranova. Los franciscanos de Japón, los frailes cruzados en Marruecos, los arzobispos de Manitoba y Portland, y el cardenal arzobispo de Pekín. Ha despachado a dos miembros de Cristo Crucificado a Inglaterra".
Nunca hizo R.H. Benson mención a la diócesis de San Luis, pero sin embargo, el padre Castellani la pone en medio de las que efectivamente el autor del Señor del Mundo colocó. Si hay alguien que sepa la razón le agradecería de todo corazón que me develara el misterio. ¿Por qué San Luis y no Buenos Aires, o San Rafael, o qué se yo? No lo sé y menos la razón que tuvo para incluirla. Cosas del padre Castellani, no me queda la menor duda.
Hay cosas en esta traducción que hace Castellani que no comparto. Es muy meritorio el trabajo realizado por el querido padre Castellani, pero creo que también hay cosas con las cuales no estoy de acuerdo. Un ejemplo: al padre Castellani le molesta que en la traducción de la Editorial Gustavo Gili se haya incluido aquel párrafo de Benson que dice: "Quien no guste de los prólogos fatigosos no tiene por qué leer éste. Es esencial sólo para la situación, no para la trama". Creo que es una jugarreta de Benson para incitar nuestra curiosidad. También Castellani reconoce esto, pero lo quita de su traducción lo mismo que advertencia que hace Benson al inicio del libro. La nueva traducción hecha por la editorial Homo Legens incluye ambos textos.
Cuando me siento a traducir a veces me doy contra un muro gigante intentando darle el sentido exacto de lo que el autor quiere decir, pero en mi propio idioma, con nuestros propios modismos. Es muy difícil traducir bien sin traicionar al autor, y creo que la única manera de hacerlo es conociendo bien el pensamiento de aquel a quien uno se encuentra llevando a su propia lengua, pues de alguna manera quien traduce se mete en la mente del autor y es capaz de adelantarse a lo que va a decir. Agregar o quitar cosas para que se entienda mejor a veces es bueno, especialmente cuando se puede guiar mejor al lector a la comprensión; y en otras simplemente termina por traicionar al autor y se transforma en otro libro. No es el caso de la traducción del padre Castellani...no se me vaya a entender así, simplemente creo que algunas veces se sobrepasa un poco al colocar datos que no son del autor. Pero Castellani es Castellani, y yo su gran admiradora y agradecida lectora le perdono estos detalles, pues tal como él lo dice: "Nosotros hemos añadido a veces; pero para reforzar, no para diluir. Hemos añadido graduación, no agua. Reparar algún olvido del autor, es lícito; y también sacar en limpio, por medio de una palabra más, una conclusión que el autor sabe que sus lectores ingleses sacarán por sí mismos; pero yo sé que mis lectores no."