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domingo, 3 de marzo de 2013

Música




          Debo contarles antes de continuar con el post,  que la mayoría de las anécdotas y hechos de la vida de Benson  las estoy tomando de varios libros biográficos, principalmente de la obra del padre C.C. Martindale,s.j  quien fue su biógrafo oficial. El libro en cuestión se compone de dos tomos y se llama The life on Monsignor Robert Hugh Benson. Puede ser bajado íntegramente en pdf, aunque esta servidora tiene los dos tomos como libros y datan del año 1917. El otro libro es del padre Reginald J.J Watt (este padre también tiene su buena historia, pues de capellán militar durante la I Guerra Mundial, lo llamaron para trabajar como agente diplomático del gobierno de Su Majestad) que vivió con monseñor dos años en Hare Street House. Más que una biografía es el relato de su experiencia viviendo con Benson y como él mismo dice, son los recuerdos de un amigo.  El libro se llama Robert Hugh Benson captain in God’s Army. También se puede encontrar en internet y bajarlo en pdf.
        La música en la vida de Mgr. Benson fue  fundamental. Tocaba el piano y lo hacía muy bien,  dicen que mejor que un aficionado, incluso  tocando con su infaltable cigarro en los labios.  (Fumaba como chimenea el pobre cura)  Amaba la música de Bach, Chopin le gustaba, pero no mucho. Gustaba de las sinfonías de Beethoven. Le desagradaba Mendelssohn. Adoraba la música en la liturgia. Gustaba de organizar algunas obras musicales con los niños del Coro de la Catedral de Westminster para navidad, e incluso pidió que en su funeral ellos cantaran el Requiem aunque para esa ocasión sólo pudieron ir seis niños de dicho coro. Para él la música es entre todas las expresiones artísticas, el arte más creativo.  En un artículo que escribió para el Dublin Review  el año 1907 dice: “La música y su relación con la naturaleza interior del hombre no ha sido adecuadamente considerada. Todas los demás artes son imitativos o descriptivos: la música es creativa. La pintura imita los colores, la música no imita tanto el canto de un pájaro, o un trueno. La música más bien brota desde un manantial  que es el hombre mismo, y si imita, es imitación de algo que está más allá de los sentidos.” El artículo concluye, dice Martindale, con una paradoja: no es un cumplido para un compositor decirle que su obertura es como un trueno, sin embargo es un gran cumplido para un trueno decirle que suena como un órgano de tubos.  El Arte es la corrección de la naturaleza. ( Art is the correction of Nature).
        El tema de la música en Benson, da para muchos post que posteriormente iremos desenredando porque de lo contrario esto nos va a salir demasiado largo y no quiero quemar todos los cartuchos en unos pocos artículos. Nada más queda  compartir mi experiencia.  No sé qué sería de mi vida sin poder escuchar música, creo que sería terriblemente miserable. La música  nos acompaña y nos delita el alma. Y si esta música además es interpretada por nuestros propios hijos, más satisfacción nos produce. Tengo a unos de ellos que tocan el piano y  a otros dos que tocan el violoncello y aunque  son niños y recién están iniciándose en este arte, lo hacen relativamente bien. No como yo quisiera obviamente, porque claro, nadie nace tocando y si uno no es Mozart o algún otro  músico precoz, esta es una labor dura. Porque lo normal no es que un niño toque a los cinco años una partita de Bach para piano o un estudio para viloncello de Dotzauer así como así sin mayor esfuerzo con un talento prematuro que es la dicha de los padres. Los verdaderos talentos llevan años para llegar a madurar y encontrar la perfección.  Hay un librito muy bueno de Fray Petit de Murat que trata en uno de sus capítulos acerca de la precocidad.  La precocidad no es normal y la mayor parte del tiempo es fomentada por los adultos para “lucirse” con sus hijos. Dice Fray Mario José: “No se refugien en casos excepcionales, como Mozart. Pero miren que Mozart murió a los treinta y siete años; y después dicen “lo que hubiera sido la música de Mozart si hubiera vivido”, y tal vez no, porque ya se gastó, ¿no es cierto? Así que, no al contrario. El talento necesita desarrollo.” El Amanecer de los niños, Vórtice, 2011. Revisen ustedes en Youtube los videos de niños que tocan instrumentos clásicos y verán que parecen unos viejos chicos y son en la mayoría orientales.  Demasiado serios, demasiadas poses, no parecen estar disfrutando lo que hacen.
        Así que cuidado con apurar el desarrollo de los talentos. Hay que formarlos de a poco y con paciencia. La música es un arte difícil que además requiere disciplina, constancia y por supuesto del gusto por lo que uno hace. Difícilmente se logrará interpretar bien algún instrumento si no nos gusta y si no se logra una compenetración con lo que se está tocando. Si esto no ocurre, se nota, y se nota en la manera de tocar: como verdaderos robots no con pasión. El amor por lo que se hace es primordial sobre todo cuando se trata de tocar un instrumento. Lo he comprobado con mi hijo mayor que toca el violoncello: cuando el chiquillo empezó literalmente a amar a su cellito, comenzó a tocar mucho mejor.
          Esta compenetración con la música se va dando con el tiempo. Vean a esos mismos niños que les cité arriba. La mayoría toca como robot, como si tuvieran un chip que los hace tocar y no con la fruición que causa el producir uno mismo aquellos envolventes sonidos. El disfrute por lo que hago, en este caso, por lo que toco, viene después que he comprendido, que he aprehendido  lo que esa pieza quiere decirme. Repaso cada nota en mi mente y las admiro - en el sentido aristotélico de palabra - en su conjunto; repaso con mi mente lo que cada instrumento toca y quiere decirme cuando escucho un concierto de cámara o una sinfonía, o simplemente un dúo para piano y cello. Por eso el niño toca como robot porque todavía no ha entendido la razón de lo que toca. Y nuevamente cito a Fray Mario: “¿Cuándo va crecer mi arte? ¿Cuándo esté todo el día tocando acordes? No, cuando yo piense un  poquito por qué son así esos acordes”.
         Mientras más “inteligente” sea la música, más fruición y elevación de espíritu voy a encontrar. Por eso me resulta chocante la música actual, el reggeton, las cumbias, metálica, rap, electrónica, etc, etc.  La simplicidad de sus melodías, el alto valor que se le da al ritmo por sobre la melodía y la armonía (ver el  libro del padre Bertrand Labouche, fsspx,  Bach y Pink Floyd) la convierte en música desechable, es música fácil para inteligencias atrofiadas que prefieren  lo inmediato. Estas cabezas locas modernas encuentran una lata la música clásica, el canto llano, el canto polifónico. No han querido tal vez sentarse con seriedad y sin prejuicios a escuchar música clásica. No se han dado la oportunidad, como tampoco se han dado la oportunidad a sí mismos de leer buena literatura.  Están acostumbrados a la bulla, el ruido que no les permite escucharse a sí mismos. Tienen miedo, miedo a escucharse, miedo a encontrase a sí mismos y ver sus miserias y sus vacíos existenciales.  Es mejor ignorar todo aquello. Ya tenemos suficiente con  nuestras vidas agobiantes, competitivas y rápidas.  El hombre moderno no puede estar en silencio, necesita el ruido y de ahí lo estridente de su música. Lejos de traer paz y tranquilidad al alma, los deja trastornados, alterados, gritando y saltando como simios al ritmo de una batería que golpea una y otra vez sus oídos.
       Por último comparto con ustedes este video de unos muchachos croatas medios locos , pero muy talentosos que tocan el violoncello. Me gusta cuando tocan cosas más clásicas, cuando se ponen rockeros como que la cosa se pone demasiado modernita. Pero como siempre digo: rescato lo bueno y desecho lo malo. Que Dios les guarde, Beatrice


 

3 comentarios:

  1. Hablando de musik a ver si usted ubica cual es la canción de fondo del audio publicado en página católica con este título:

    lunes, 18 de febrero de 2013
    Recemos por los dos Papas


    Treintena en honor a San José

    Gracias.

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  2. Anónimo de las 8:30:
    Muchas gracias por ver mi blog. Me fui a la página que sugiere y traté de escuchar el audio. Podría decirle que es un Agnus Dei no sé si de Palestrina o Tallis, Byrd et alium, lamentablemente la oración que es rezada me tapa un poco el audio y no logro distinguir bien quien es el compositor. Saludos y gracias a usted.

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  3. Estimada Beatrice:
    Es muy hermoso lo que puso sobre la música. debo agregarle que la música eleva la materia hacia el espíritu, eleva el alma hacia Dios. Esta mezcla extraña que somos entre animales y ángeles nos hace ver con reflexión cómo algunos dotados de ese sentido divino pueden imitar el canto de los ángeles.
    La belleza de la música nos ayuda olvidarnos por unos instantes que habitamos un valle de lágrimas. Me imagino cómo pudo haber sido ese ambiente de amigos que veían a este cura converso tocar el piano como si fuera el mejor de los concertistas.

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