Esquemas de Sermones II
Los Sermones
Católicos
Domingo de Ramos
Verdaderamente este hombre era el hijo de Dios
Marcos, 15, 39
Introducción
También
entonces con nuestro Señor en la tierra: vino a los suyos… (Juan 1, 11).
Especialmente tipificado en la última semana de Su vida.
I.
Dos Posiciones:
1.-
Dos grandes eventos: uno fue la procesión del Domingo de Ramos. Concibamos la
emoción de los apóstoles. Por fin su Maestro reivindicado. La gente rendida.
Comenzó temprano por la tarde. Una extraña intoxicación en el aire. La gente
salía afuera a observar, entusiasmadas, reunidas. El rumor corre por todas
partes. Las rutas están llenas, las ruedas, los giros. Niños, perros. Hombres
serios están llorando y riendo. Incluso
grandes eclesiásticos sollozan a un lado. El cielo glorioso, la Ciudad de
David. Al menos un control: “Deténgalos, esto no es bueno. Escuchen lo que
están diciendo: Hosanna”. Por un instante los discípulos vacilan. “Os lo dije”
suena una voz grave exultante, “que si ellos callasen, hasta las piedras
gritarían”. No hay duda. Él se ha rendido. He aquí que está llegando el reino
con poder. El cetro y la corona. Por fin el triunfo de Jesús. “¡Gracias a Dios,
gracias a Dios!”
2.-
Cinco días después: otra procesión. Las calles atestadas. Las cabezas
sobresalen de las ventanas y techos. Se les escucha: “Este es el Rey de los
Judíos” – dicen burlándose. Primero vienen los niños marchando y cantando; el
populacho, punta de lanza de la escolta. Entonces, en el centro una escena
piadosa. Una figura tambaleándose, vestida con una túnica manchada de sangre,
¡coronado!, de hecho, y ¡llevando un gran cetro! Delante suyo un heraldo con la
placa I.N.R.I. La calle repleta de bullicio y de risas. Los perros ladran, por
otra parte los soldados, luego la turba, de a cuatro vociferando
canciones…sobre…sobre la entronización del Rey.
Y cuando se han apagado los últimos
gritos, y todos se han ido, un amigo de Jesús se sumerge en el llanto: ¡fracasó
después de todo! Y en todo este día hay un vacío miserable. Todo es burla y
llanto. Todos excepto uno al pie de la Cruz, y de él una confesión extraña.
Otros el Domingo de Ramos lo han llamado
el Hijo de David, entusiasmados por el esplendor. Ahora incluso se le da un
título más alto.
(Texto)
II.-
Hoy en día la misma equivocación.
Ahora, al mirar hacia atrás, conocemos
la verdad. “Por esto” – dice nuestro Señor – “he venido yo al mundo. He venido
a salvar a los pecadores…tengo que recibir un bautismo” (Juan 28, 37 ; Mateo
9,13 ; Lucas 12, 50) Sabemos que el triunfo fue el Viernes Santo, y no el
Domingo de Ramos. En la Corona de Espinas, los látigos, los clavos; no en el
esparcimiento de sus vestiduras, sino en su propia desnudez. No el pollino,
sino que fue la Cruz su propio Trono. Sobre el pollino el reinó para unos pocos
cientos, en la Cruz Él es el Rey del Mundo.
Aunque nosotros continuamos cometiendo
el mismo error.
¿Qué es después de todo la gloria de
la Iglesia? ¡Ah! Veámosla de cerca y probémosla por la Cruz.
(1)
¿El esplendor de la dominación en la Edad Media? ¿O en las catacumbas?; la
quema de los mártires; el potro; las bestias. Ambos tuvieron su lugar. Nuestro
Señor autorizó la gloria externa el Domingo de Ramos, pero Él hizo algo más al
permitir el sufrimiento.
No dijo, “Si algún hombre quiere ser mi
discípulo, que me siga con ramos y cantos”, sino que “Tome su Cruz y que me
siga”.
(2)
La Corte de Francia. ¿Cuándo la Iglesia fue honrada? O ahora, cuando entre el
odio aplastante ella está siendo desnudada y azotada.
(3)
Observemos a los católicos que están cómodos en el mundo, de los cuales se
comenta; y a la pobre Clara… ¿quién es más glorioso? Ambos son permitidos.
(4)
¿El tranquilo lecho de muerte de un hombre bueno, que no ha pecado gravemente,
ni ha sufrido mucho? ¿O la muerte de un gran pecador indescriptible, que se
convierte y solloza por piedad?
Observen sus propias vidas también.
¿No han creído que están teniendo éxito, y que Dios estaba con ustedes cuando
todo iba bien? Esto fue su Domingo de Ramos – perfecto. La gente los alababa,
de regocijaban con ustedes. Pero la prueba real viene con el dolor. Fue
entonces cuando el Señor Crucificado estaba cerca de ustedes…cuando la
oscuridad era espesa: la renta de cuatro meses al mismo tiempo, y tomamos
conciencia de que ningún amigo se ha contactado. Entonces Él se manifestó en
ti. Sus manos sobre las tuyas; su boca sobre tus labios; Su corazón latiendo en
tu roto corazón.
Bienaventurados son los hambrientos y
los que lloran, porque ellos serán saciados y confortados.
Conclusión
Hoy estamos alegres, dando un regalo
más a la Gloria de Dios, y el honor también a los santos que han ganado su
corona por el sufrimiento. Todo es en recuerdo de un evento feliz. Las cosas
resultan bien, vuestros sacerdotes están felices, ustedes están felices. Hay
una gran feligresía. Este es vuestro Domingo de Ramos – la cristiandad no
excluye a la alegría. Nuestro Señor la ha autorizado. Pero es importante
recordar que los días de regocijo son solamente la mitad de la vida. El hombre
espiritual está absorbido no por la alegría ni por el dolor, ni exultado, ni
deprimido.
La prueba real a la solidez de nuestra
alegría se encuentra en nuestro comportamiento durante el dolor y el conflicto.
Nosotros tenemos muchas necesidades. La advertencia de San Pedro es a no estar
desconcertados cuando venga el conflicto, como si una “cosa extraña” nos
sucediera (1 Pedro 4, 12)
Dios sabe que irán llegando
suficientes conflictos. Por todo el mundo el viejo drama de la Pasión está
siendo recreado: en América del Sur, en España, en Francia, y no menos en
Inglaterra. Evidencia la antigua enemistad del mundo contra Dios, el cual
crucificó a nuestro Señor. Enfrenten esto valientemente. Estén preparados para
sufrir. ¡Oh hermanos! Es en esto que la gloria se manifiesta a sí misma.
Ustedes tienen una iglesia magnífica aquí, evidencia de un antiguo esplendor.
Pero ustedes produjeron cosas aún más finas que ésta. Ustedes han contribuido
con santos para el Cielo, como Richard Langley, definitivamente un grande (Mr.
Richard Langley fue un caballero de Yorkshire, ejecutado el 1 de Diciembre de
1586 por encubrir a sacerdotes).
Observen como continúan. Es un don
aceptable el que hoy dan, pero existen incluso mejores: crucificar y mortificar
las almas. En la profundidad de la oscuridad, la claridad es Su Cruz. La más
extasiada de las arpas del Cielo, la más radiante sonrisa sobre el rostro de
Dios.
Impecable. Gracias, estimada Beatrice por compartir este texto que me ha llenado el alma en esta mañana. Evidentemente, debo leer más a Benson.
ResponderEliminarSaludos desde Mendoza.
Estimado Anónimo: No hay de qué. A pesar de ser simples esquemas y que cuesta traducir ideas sueltas de Benson, se entiende perfectamente bien el mensaje.
ResponderEliminarUn abrazo...desde estas tierras aconcagüinas cercanas a la bella Mendoza,
Beatrice