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martes, 3 de septiembre de 2013
Dame Señor
A veces me la paso refunfuñando ante la impotencia que me da no poder abarcarlo todo; a veces el genio me juega una mala pasada y de un pequeño detalle se hace un océano. ¿Falta de fe, falta de confianza en Dios? Sí, todo aquello y más. Somos débiles, se nos olvida que estamos de paso, que la vida es corta y llena de imprevistos que nos terminan dando una insoportable sensación de vértigo angustioso frente al futuro. Pues bien, cuando andamos así miramos a aquellos que a pesar de todo siguieron adelante confiados y de ellos tomamos su ejemplo. ¿Podrá uno imaginar la pena y el sufrimiento que significó para Santo Tomás Moro estar en la torre? Y a pesar de todo escribió esta oración que sirve también para nuestro consuelo.
Dame Señor
Dame Señor, un poco de sol,
algo de trabajo y un poco de alegría
Dame el pan de cada día, un poco de mantequilla,
una buena digestión y algo para digerir.
Dame una manera de ser que ignore el aburrimiento,
los lamentos y los suspiros.
No permitas que me preocupe demasiado
por esta cosa embarazosa que soy yo.
Dame Señor, la dosis de humor suficiente
como para encontrar la felicidad en esta vida
y ser provechoso para los demás.
Que siempre haya en mis labios una canción,
una poesía o una historia para distraerme.
Enséñame a comprender los sufrimientos
y a no ver en ellos una maldición.
Concédeme tener buen sentido,
pues tengo mucha necesidad de él.
Señor, concédeme la gracia,
en este momento supremo de miedo y angustia,
de recurrir al gran miedo
y a la asombrosa angustia
que Tú experimentaste en el Monte de los Olivos
antes de tu pasión.
Haz que a fuerza de meditar tu agonía
reciba el consuelo espiritual necesario
para provecho de mi alma.
Concédeme Señor, un espíritu abandonado, sosegado,
apacible, caritativo, benévolo, dulce y compasivo.
Que en todas mis acciones, palabras y pensamientos
experimente el gusto de tu Espíritu Santo y Bendito.
Dame, Señor, una fe plena,
una esperanza firme y una ardiente caridad.
Que yo no ame a nadie contra tu voluntad,
sino a todas las cosas en función de tu querer.
Rodéame de tu amor y de tu favor,
Amén.
Santo Tomás Moro es un buen santo para recordar estos días...un poco de eutrapelia y buen humor sin sarcasmo, mientras vemos todo desmoronarse.
ResponderEliminarEn fin...
Es bueno que usted haya regresado.
J
Estimado J: Es bueno reírse de uno mismo especialmente cuando vemos lo miserables que somos. Con respecto al todo, efectivamente cuando todo parece desmoronarse se me vienen a la mente las palabras de Cristo: "Cuando estas cosas comenzaren a suceder, cobrad ánimo y levantad vuestras cabezas, porque se acerca vuestra redención" (Lc. 21, 28)
ResponderEliminarGracias por sus palabras,
Beatrice
Me encanto es oracion!
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