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viernes, 23 de agosto de 2013

At home again

            Hace exactamente dos semanas a esta misma ahora me encontraba esperando una atención de urgencia en una clínica de Viña del Mar. Nunca imaginé que tras hacerme unos exámenes, me iban a derivar de urgencia a la UCI, porque estaba mal...realmente mal. En fin, hace un par de días por fin me trajeron a mi casa, tras estar dos días en la UCI, otros diez en una cama de hospital con una cirugía a cuestas... Las vi feas...muy feas y sigo pagando las consecuencias de dejarme estar por porfiada, esperando hasta el último momento para hacerme ver por un galeno. 
     Debo agradecer a todos aquellos que rezaron por mí. Gracias a mi esposo por preocuparse de llevarme a dos curas, me confesé y recibí en dos ocasiones a Nuestro Señor Sacramentado. Estuve sobrada de cariño divino. Esta fue una enorme gracia que me permitió recuperarme y además mantener el temple. Y digo esto último porque el dolor que sentía era terrible. El dolor le arrebata una parte a nuestro ser, lo aplasta, le quita la racionalidad al alma y nos vuelve locos. Si bien es una oportunidad para redimirnos y unirnos a la Cruz de Cristo, no siempre se tiene el temple para hacerlo y la mayoría termina desesperando. Mi mayor temor era caer en el abismo de la depresión, en el torbellino de malos pensamientos, de negatividad, pero no fue la ocasión. Mientras menos pensaba en el dolor y me reía de mí misma y de mis achaques, más rápido pasaba el tiempo. A veces eso sí, me venía el bajón y lo único que quería era morirme, pero pensaba en mis hijos y en lo difícil que sería para mi esposo criar solo a estos seis monstruos salvajes. Entonces racionalizaba mis temores y le decía a Dios que finalmente se hiciera Su voluntad, su sabia voluntad, y ahí me quedaba tranquila, completamente entregada: que se haga conmigo lo que Dios quiera, lo demás es paja molida a la que el viento se lleva, conjeturas inútiles, deducciones equivocadas.
       Durante esas largas jornadas diarias no leí nada, ni escribí nada, lo cual parece haber atrofiado un poco mi cerebro, sumado al stress post traumático. Debo decir que me costará retomar mis lecturas, mis post, mis traducciones y un largo etc., sin contar con que además ahora en casa sigo en reposo, de modo que trabajos hogareños no he hecho y no podré hacer en no sé cuánto tiempo. Pido entonces que me tengan paciencia por mi demora en mis entregas. Retomar la actividad "intelectual" me costará un poco.
      Mientras estaba en mi pieza en la clínica pensé mucho en Benson y le pedía siempre que me acompañara y estoy segura que estaba ahí. Nunca me sentí sola, siempre le pedía a los santos que me acompañaran.  Me recordaba mucho su terror al dolor físico. Tal es así que hasta cortarse el pelo era para él una verdadera tortura. Le temía al dolor, pero si tenía que padecerlo - y no le faltó ocasión - seguía adelante. En La Amistad de Cristo, dedica precisamente un capítulo al misterio del dolor. No lo copiaré completamente, sino que les dejaré con los últimos párrafos. Y antes de despedirme, nuevamente agradezco en primer lugar a Dios por permitir que siga viviendo, por haberme concedido la gracia de la ayuda espiritual en dos buenos sacerdotes, al padre Jaime,que me confesó en la UCI y al padre  Nibaldo, de San Juan de Dios, que me llevó la comunión; a mi familia, especialmente a mi esposo que ha tenido que sobrellevar la carga de la casa y de los hijos completamente solo; a todos los que habiéndose enterado de mi estado, rezaron por mí.  A los doctores, enfermeras, auxiliares paramédicos de las dos clínicas donde estuve, por su dedicada y amable atención. A los apoderados y profesores del colegio de mis hijos...en fin, que Dios les pague mi deuda.

                      "Los que sufren, pues, son una continuación del Crucificado, lo mismo que los sacerdotes son sus representantes. Lo que realizó en el Calvario - ese misterioso sacrificio en el cual la humanidad de Cristo unida a la persona del Verbo fue la víctima - se representa, se vuelve a hacer presente, en el sacrificio de la Misa. Ahora lo vemos de nuevo - aunque de modo distinto - a través de la sangre y las lágrimas de los que están unidos a Él. "Completo en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo". El que sufre puede decir: "Yo expío en mi cuerpo la expiación que Él ofreció en el suyo. En cierto modo soy un ministro de Cristo, como el santo o como el conjunto de la Iglesia". El hecho de que el que sufre no sea plenamente consciente de esto no altera la situación, puesto que lo meritorio de su dolor es la unión de su sufrimiento con el de Cristo.
                 ¿Cuál es, pues, el valor del sacrificio voluntario? Supone la aceptación de la "lógica de Dios", de la valoración que Él hace del dolor humano, más allá de lo que la razón humana alcanza a comprender.
                  Quien acepta el sufrimiento por amor ha resuelto prácticamente - no en abstracto - el problema del dolor.
Profunda y grandiosa, por lo tanto, llega a ser la dignidad del alma que sufre; que, sabiendo a Cristo dentro de sí, desea unir su dolor al del Señor, pues solamente Él puede cargar con los pecados del mundo. Esos crucificados vivientes destacan en medio del contradictorio mundo en el que nos movemos. Y al contemplarlos, no como a meros dolientes, sino como a almas en las que se hace presente Cristo crucificado, aprendemos una lección más sobre la amistad de Cristo, la última quizá que lleguemos a aprender; que el que nos pide obediencia a su Cuerpo místico y glorioso, adoración a su Cuerpo sacramentado, reverencia hacia su sacerdote, admiración ante sus santos y el perdón para sus queridos pecadores, nos pide también, para los que sufren, nuestra ternura y nuestra ternura y nuestra compasión, manifestada en obras de servicio.
                    "Completo en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo".
                 Apresurémonos a proporcionar agua fresca, en lugar de vinagre, al amigo sediento que nos la pide suplicante".

                            Robert Hugh Benson, La Amistad de Cristo.
     

16 comentarios:

  1. Gracias a Dios todo salió bien! Qué alegría... nos tenías preocupados!

    Ahora a seguir!

    In Xto.

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    1. Querido amigo:
      Muchas gracias por tus oraciones. Estoy en deuda contigo con respecto al post sobre la traducción de Castellani del Señor del Mundo...espero poder recuperar pronto la rutina.
      Gracias,
      Beatrice

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  2. Lo curioso es que sentí que algo no marchaba del todo bien al ver que no publicabas nada en el blog. Ahora me entero de lo que ha pasado, y lo que has pasado, y me alegro mucho que estés bien, o al menos, mejor que hace dos semanas. La enfermedad y el dolor debe servirnos apara acercarnos más a Él. El amor sin sufrimiento no es amor. Y el sufrimiento sin amor no tiene sentido. Rezo por tu pronta recuperación.
    Dale un abrazo de mi parte a tu marido y a tu familia.

    Alabado sea el Señor!

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    1. Querido Bate:
      Nos separa una cordillera y un gran océano, pero estamos misteriosamente conectados espiritualmente. Yo también me alegro de estar mejor, pero completamente adolorida. Es como si un camión hubiera chocado contra mi dorso.
      Gracias por tus oraciones y por los saludos a la familia,
      Beatrice.

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  3. Estimada Amiga:
    La tenemos devuelta en estas lides. Que alegría.
    Un abrazo.
    Fray Agrícola.

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    1. Querido Fraile:
      Usted me puso en su blog pidiendo oraciones a tal punto que hoy al revisar su blog me enrojecí de vergüenza. Pero bueno, muchas gracias. Creo que no me hubiera recuperado tan rápidamente si no hubiera contado con tanta gente rezando. Jamás lo imaginé,
      Gracias,
      Beatrice

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  4. Estimadisima amiga :me extraño´no leerte por tantos dias,pero pense que estabas con alguna traduccion que te llevaba demasiado tiempo.Desde ya,te incorporo a mis oraciones en la seguridad que DIOS TODOPODEROSO quiere que tu marido y esos 6 "monstruos salvajes" sigan teniendo a esa maravillosa esposa y madre.
    Siempre rezo,sano o enfermo,una oracion que me aprendi hace muchos años :

    "Señor mio, Jesucristo,heme aqui atacado por esta enfermedad que me hace padecer y me resta energias para cumplir mis propositos y obligaciones.Invoco tu infinita bondad para que me alivies en mi dolor y me devuelvas la salud perdida.Postrado ante Ti, te suplico como los enfermos del Evangelio:SEÑOR, si tu quieres puedes curarme.Y me pongo en tus divinas manos ,dispuesto a atacar siempre Tu Santa voluntad. Amen "

    Todos mis mejores deseos para vos y tu familia.

    criollo y andaluz

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    1. Querido Marcos:
      Al parecer la mala hierba nunca muere y aquí sigo al pie del cañón cuidando a los míos con el favor de Dios. Muchas gracias por esta hermosa oración, creo que es una de las más bellas que he conocido. Muchas gracias tus buenos deseos. Con la ayuda de Dios trataré de ponerme al día en este blog,
      Un abrazo,
      Beatrice

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    2. Beatrice : donde dice "...dispuesto a atacar siempre..." ,debe decir "..dispuesto a acatar siempre...."
      Mis disculpas por el error ,y nuevamente mis mejores deseos de pronta mejoria.

      criollo y andaluz

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    3. Querido Marcos: no se preocupe, me lo dice a mi que me equivoco en tipiar a cada rato. Gracias por las oraciones, me comen las ganas por largarme nuevamente, pero tengo que irme con calma.
      Un abrazo
      Beatrice

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  5. Caramba, Beatrice. Acabo de apuntarme a tu blog y me encuentro con esta noticia. ¡Espero que te recuperes pronto! Cuentas con oraciones desde Barcelona, España.
    Sergio

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    1. Querido Sergio: Antes que nada muchas gracias por apuntarme en tu blog. Lo he seguido desde antes de tener el mío y me honra que alguien que sabe bastante más que yo de Monseñor Benson me tenga en consideración. Gracias por tus oraciones, quiero recuperarme pronto para poder seguir con el blog aportando algo que sea a la difusión de la obra de Benson.
      Un abrazo desde Chile,
      Beatrice

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  6. Uf, yo pensaba que el blog estaba en "la semana blanca" (así llaman en algunos países a una semana o 10 días de vacaciones de invierno) y resulta que Beatrice ha estado dos semanas entre "los de las batas blancas".
    Me alegro de que estés en casa con tu familia. Que el Señor te ayude con lo que te falte para la recuperación total.
    Fdo. Anónimo habitual.

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  7. Querido anónimo habitual: tengo un compromiso total con este blog y por eso decidí hacer este post, para que supieran que no andaba de parranda, sino que andaba entre los de la bata blanca. Gracias a Dios mejor, pero muy adolorida.
    Muchas gracias por escribir y por los buenos deseos,
    Un abrazo,
    Beatrice

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  8. En algunas circunstancias, como las hospitalarias, no hay ánimo ni siquiera para leer. Sólo rezar. Y evidentemente será ésa nuestra lucha en esos casos.

    Contento por verla de vuelta en esta trinchera.

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  9. Querido A.C: Muchas gracias por sus palabras. Ningún ánimo para leer y menos para escribir, tan sólo da para pedirle a Dios que si ocurre lo peor, pueda uno salvarse.
    Un abrazo,
    Beatrice

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